por George Sidney Hurd ¿Qué es la Gehena? Muchos cristianos ni siquiera están familiarizados con el término, ya que la mayoría de las traducciones simplemente lo traducen como "infierno", junto con las otras palabras griegas Hades y Tártaro, también traducidas como “infierno”, a pesar de que cada uno de estos términos tiene un significado distinto. Está más allá del alcance de este artículo profundizar en el significado real de Hades y Tártaro dentro de sus contextos bíblicos. Aquí nos limitaremos a considerar lo que Jesús quiso decir cuando se refirió a los fuegos del Gehena. ¿Se estaba refiriendo Jesús a un juicio post-mortem escatológico, o simplemente estaba advirtiendo a los judíos que vivían en esa generación que estaban en peligro de ser matados y sus cadáveres arrojados al valle de Hinón al oeste de Jerusalén, que se llamaba Gehena en griego? Los Preteristas argumentarían que cuando Jesús habló de la Gehena de fuego, simplemente se refería a aquellos judíos que serían asesinados y arrojados al valle de Hinón en el año 70 d.C. Sin embargo, lo que a menudo pasan por alto o omiten intencionalmente es el significado escatológico que el término Gehena y había adquirido para los judíos en la época de Cristo. Había dos escuelas rabínicas principales en Jerusalén durante el ministerio de Cristo, la del rabino Hilel (70 a. C. – 10 d. C.) y la escuela de Shamai (50 a. C. – 30 d. C.). [1] Ambas usaban el término Gehena (heb. Gai Ben Hinnom, גיהנום, valle de Hinón) para referirse a un lugar de purificación post mortem. Ambas escuelas enseñaban que los justos entraban directamente en la “era venidera” (Olam Ha-Ba), mientras que los demás iban a la Gehena, donde son sometidos a una purificación durante un año. [2] El rabino más radical y farisaico, Shamai, enseñó que los réprobos irredimibles continuarían en un estado eterno de vergüenza y desprecio. [3] A finales del siglo II, el judaísmo tradicional generalmente sostenía que sólo los peores malvados permanecerían en la Gehena más allá de 12 meses. El Sabbat Talmud dice: “El juicio de los impíos en el Gehena dura doce meses. Seguramente su pecado fue expiado en ese tiempo”. [4] La palabra Gehena (gr. Γέεννα) es utilizada por Jesús 11 veces, pero sólo en tres ocasiones diferentes, la primera en el Discurso del Monte de los Olivos hablando a las multitudes (Mt 5:22,29,30). Posteriormente, mencionó una vez el Gehena cuando hablaba con sus propios discípulos (Mt 10:28), una vez cuando advirtió contra hacer tropezar a uno de Sus pequeños (Mt 18:9) y una vez como advertencia a los escribas y fariseos (Mt 23:15,33). Hay al menos 5 consideraciones que hacen evidente que Jesús se refería al entendimiento común de los judíos de esa época, refiriéndose a Gehena como un lugar de purificación post-mortem en lugar de hablar del Valle literal de Hinón: 1) Jesús llamó Gehena “ fuego eonio”, 2) la Gehena es presentada como un lugar de retención temporal, 3) Los pecados dignos de la Gehena no corresponden al pecado que condujo a la desolación de Israel, 4) Dios, no el hombre, es presentado como quien arroja a la Gehena, y 5) La alternativa a la Gehena no es permanecer con vida, sino “entrar en la vida” o “entrar en el reino”. 1) Jesús llamó a la Gehena “Fuego Eonio” “Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno (τὸ πῦρ τὸ αἰώνιον, “fuego eonio””). 9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado en la Gehena del fuego (ὴν γέενναν τοῦ πυρός). (Mt 18:8-9) El hecho de que Jesús también se refiriera a la Gehena del fuego como “el fuego eonio” (τὸ πῦρ τὸ αἰώνιον), deja claro que no se refería simplemente a que sus cadáveres fueran arrojados al valle de Hinón en las afueras de Jerusalén. Esto se vuelve aún más evidente considerando cómo Él emplea exactamente el mismo término en referencia a la separación de las ovejas gentiles de los cabritos gentiles en Su Segunda Venida: "Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno (τὸ πῦρ τὸ αἰώνιον, “fuego eonio”) preparado para el diablo y sus ángeles.” (Mt 25:41) Aquí Jesús no lo llama Gehena de fuego porque se dirige a los cabritos de las naciones gentiles en Su venida que no estarían familiarizados con ese hebraísmo. Que Él no se esté refiriendo al Valle literal de Hinón es aún más evidente, considerando que el fuego eonio está “preparado para el diablo y sus ángeles”, algo que no se puede decir del Valle de Hinón. En el mismo pasaje, Jesús también llamó al fuego eonio “corrección eonia” (κόλασιν αἰώνιον, kolasin aionion), que sería incompatible con los cadáveres arrojados al valle de Hinón (Mt 25:46). No hay razón para concluir que la Gehena de fuego o el fuego eonio sea distinto del Lago de Fuego al que la Bestia y el Falso Profeta serán arrojados vivos en la Segunda Venida de Cristo (Apo 19:20), y también donde aquellos que no se encuentran escritos en el libro de la vida serán arrojados después de ser resucitados para el Juicio del Trono Blanco al final del reinado milenial de Cristo para que puedan sufrir la Muerte Segunda (Apo 20:11-15). Los Primeros Padres de la Iglesia también entendían que el fuego de la Gehena o fuego eonio era equivalente al Lago de Fuego. Esto se puede ver en la siguiente cita de Ireneo (130 – 202 d.C.). En Contra las Herejías él dijo: “…la muerte y el infierno fueron enviados al lago de fuego, la muerte segunda”. Ahora bien, esto es lo que se llama Gehena, a la que el Señor llamó fuego eterno. [5] Cipriano (210 a 258 d.C.) también equiparó la Gehena con el Lago de Fuego o la muerte segunda. Dijo: “Seguramente puede temer morir quien, no siendo regenerado por el agua y el Espíritu, es entregado a los fuegos de la Gehena; puede temer morir quien no está inscrito en la cruz y pasión de Cristo; puede temer morir el que de esta muerte pase a una muerte segunda…” [6] Orígenes (185 a 253 d.C.) escribió: “Gehena… para la purificación de las almas que deben ser purificadas mediante tormentos, de acuerdo con el dicho: ‘El Señor viene como fuego purificador y como jabón de lavadores; y se sentará como afinador y purificador de plata y de oro’”. [7] Vale notar que ninguno de los Primeros Padres entendió que el fuego de la Gehena se refería al juicio del año 70 d.C. Demuestro la naturaleza purificadora temporal del fuego eonio o Lago de Fuego en mi artículo: Azufre, Sal y el Fuego del Fundidor. 2) La Gehena es presentada como un lugar de retención temporal “…cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto a la Gehena de fuego (τὴν γέενναν τοῦ πυρός)… 26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.” (Mt 5:22,26) Aquí Jesús comparó a alguien siendo arrojado a la Gehena de fuego con ser arrojado a prisión hasta que haya pagado la totalidad. Se ve que el Lago de Fuego o fuego eonio tiene una duración limitada. Los que son arrojados al Lago de Fuego son juzgados según sus obras, recibiendo “su parte” (μερος meros, “porción merecida”) en el Lago de Fuego. Una parte o porción habla de una sentencia medida no perpetua. Jesús también dijo que algunos recibirían pocos azotes, mientras que otros recibirían muchos (Lucas 12:47-48). Tales referencias a una duración limitada y una severidad medida son tan incompatibles con los cadáveres arrojados al valle de Hinón en el año 70 d.C., como lo son con la doctrina del tormento eterno o el aniquilacionismo. 3) Los pecados dignos de la Gehena no corresponden al pecado que llevó a la desolación de Israel Los pecados que Jesús dijo que resultarían en que uno fuera arrojado a la Gehena de fuego incluían pecados de los que todos hemos sido culpables, como llamar tonto a alguien, no buscar la reconciliación con uno a quien has ofendido, hacer tropezar a uno de Sus pequeños, o mirar a una mujer para codiciarla (Mt 5:22-23,28; 18:6-9). Sin embargo, la nación de Israel no fue juzgada por estos pecados en el año 70 d.C., sino por el pecado de rechazar y crucificar a Jesús, su Mesías y Rey (Lucas 10:11-12; Mt 21:43; 23:37-39). De hecho, si todos los judíos de esa generación viviendo en Judea culpables de estos pecados tan comunes hubieran sido asesinados y arrojados al valle de Hinón por sus pecados, el valle se habría convertido literalmente en una montaña de cadáveres. 4) Dios, no el hombre, es presentado como quien arroja a la Gehena “Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. 5 Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en la Gehena (εἰς τὴν γέενναν); sí, os digo, a éste temed.” (Lucas12:4-5) Aparte del hecho de que Jesús aquí está hablando a sus propios discípulos en lugar de a los líderes judíos que fueron los culpables de rechazarlo, vemos que el hombre no tiene el poder para arrojar a nadie a la Gehena, sólo Dios lo tiene. Muchos de los que murieron de hambre, de los ataques de los romanos o de las facciones dentro de Jerusalén fueron arrojados por los hombres por el muro al valle de Hinón. Sin embargo, Jesús dice aquí que el hombre no puede arrojar a nadie en la Gehena. Ésa es la prerrogativa exclusiva de Dios, el justo Juez de todos. Algunos argumentan que no puede ser Dios a quien Jesús se refería cuando dijo que debemos temer a Aquel que tiene poder para arrojar al Gehena, ya que, inmediatamente después de decir esto, les dijo que no tuvieran miedo (Lucas 12:7). Sin embargo, aunque parezca paradójico, quien camina en el temor del Señor no teme nada. Como dijo Moisés a los hijos de Israel: “No temáis; porque Dios ha venido para probaros, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis” (Éxodo 20:20). El temor del Señor nos libera de todo temor. Considero este tema más a fondo en mi artículo: Temed a Aquel que Puede Destruir el Alma y el Cuerpo. 5) La alternativa a la Gehena no es quedarse vivo, sino “entrar en la vida” o “entrar en el reino de Dios” “Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en la Gehena, al fuego que no puede ser apagado, 46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado a la Gehena de fuego.” (Marcos 9:45-47) Entonces, vemos que la alternativa que Jesús presenta aquí no es la de evitar la muerte en lugar de ser asesinado y arrojado al valle de Hinom, sino más bien entre ser arrojado en la Gehena, el fuego eonio, o entrar en la vida, entrar en el reino. Estas son las mismas alternativas presentadas más tarde en la separación de las ovejas de los cabritos en la Segunda Venida de Cristo, donde las ovejas entre los gentiles heredarán el reino, entrando en la vida eonia, mientras que las cabras entrarán en el fuego eonio preparado para el diablo y sus ángeles, también conocida como la corrección eonia (Mt 25:34,41,46). La razón obvia por la que Jesús no se refirió al fuego eonio como la Gehena de fuego en Mateo 25 es porque se dirige a los gentiles que no estarían familiarizados con el término Gehena. Jesús sólo nombra la Gehena en los evangelios sinópticos dirigidos a una audiencia judía. No aparecen referencias a la Gehena en el Evangelio de Juan porque está dirigido a una audiencia gentil. La palabra sólo se usa una vez más en el Nuevo Testamento en la epístola de Santiago, que también fue dirigida a los judíos de la dispersión. (Stg 1:1; 3:6). Conclusión Hemos visto que, durante el ministerio de Cristo, los judíos ya entendían “Gehena de fuego” como refiriendo, no al valle literal de Hinón, sino a un fuego post-mortem en el que se creía que los injustos pasan por un período de purificación de doce meses. Mientras que algunos fariseos creían que los fuegos eran eternos para los peores malvados como Nerón o Hitler, Jesús se refirió al fuego eonio como de duración limitada para todos los que estaban sujetos a él, y que duraba indefinidamente “hasta que”. Desarrollo esto más a fondo en mi artículo: La Duración del Castigo. También vimos que los pecados que se dice que resultan en que uno sea arrojado a la Gehena no corresponden al pecado que resultó en la desolación de Jerusalén, que fue el pecado de rechazar y crucificar a su Mesías. Además, se dice que es solo Dios quien tiene el poder de arrojar fuego a la Gehena, mientras que los cadáveres arrojados al valle de Hinón fueron arrojados allí por los hombres. Finalmente, se dice que aquellos que evitan la Gehena entran en la vida o entran en el reino de Dios, en lugar de simplemente permanecer vivos, como fue el caso de los que sobrevivieron porque obedecieron la orden de Jesús de huir de Jerusalén cuando vieron los ejércitos rodeando la ciudad. Por lo tanto, considerando todo, es evidente que Jesús se refería a la comprensión común de ese entonces acerca de Gehena como un lugar de purificación post mortem y no al Valle literal de Hinón. [1] https://sharperiron.org/article/jesus-and-his-disciples-rabbinic-schools-oral-law-and-distinct-callings-discipleship#:~:text=The%20Two%20Rabbinic%20Schools%20in%20Jesus'%20Day&text=As%20a%20matter%20of%20fact,%E2%80%9D)%20Shammai%20and%20Beit%20Hillel.&text=Modern%20Judaism%20has%20mostly%20descended,Hillel%20faction%20of%20the%20Pharisees. [2] Mishnah Eduyot 2:10 https://www.sefaria.org/Mishnah_Eduyot.2.10?lang=bi [3] Rosh Hashanah 16b https://www.sefaria.org/Rosh_Hashanah.16b.15?lang=bi [4] Shabbat https://www.sefaria.org/Shabbat.33b.8?lang=bi [5] Irenaeus, Against Heresies, book 5, chapter 35 section 2 [6] Cyprian, Treatise 7, paragraph 14 [7] Origen, Contra Celsius. VI. 25
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