por George Sidney Hurd
“Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.” (Apo 22:10-11) Estas palabras, comunicadas a Juan por el ángel al finalizar el libro de Apocalipsis han sido enigmáticas para muchos de todo campo, sean Calvinistas, Arminianos o Universalistas. Por muchos años yo no lograba entender su aplicación hasta hace poco, cuando me desperté en la madrugada y mi entendimiento fue iluminado para entender el significado del pasaje y como aplicarlo. En este breve blog voy a intentar compartir con ustedes lo que creo que está diciendo. Para mí, la clave para entender su aplicación fue verlo en su contexto. Desde niño me enseñaron que tenía aplicación al futuro como si dijera, “el tiempo está cerca (cuando) El que es injusto, (sea) será injusto todavía, etc.” Muchos comentarios que consulté también lo interpretaban como si se tratara de una condición futura e irreversible. De los cuarenta comentarios que tengo, veintiuno lo entendían como diciendo que el estado de uno queda fijo en un tiempo futuro. Trece de ellos lo vieron como teniendo aplicación en el presente, y seis no especificaban. Sin embargo, en el contexto, el ángel estaba hablando con Juan acerca de la manera en que nosotros como creyentes en esta época debemos de relacionarnos con aquellos que obstinadamente resisten la verdad y persisten en la conducta impiadosa. Simplemente está diciendo, “El tiempo es corto. Dejen que sigan su camino.” El ángel le dijo a Juan, “el tiempo está cerca.” Muchos se escandalizan por esto, dado que casi 2,000 años han pasado y el tiempo aún no ha llegado. Sin embargo, por intención divina no nos toca a nosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad, sino que cada generación debe vivir con la expectativa de que podría ser la generación final que verá la venida del Señor. (Hch 1:7-8; Mt 25:8; Apo 3:11; 22:7,12; Lucas 12:42-46; 2Tim 4:8). Así como fue profetizado por Pedro, hoy en día hay muchos que se burlan de creyentes que siguen viviendo con la expectativa del pronto retorno de Cristo (2Pedro 3:3,9). Judas nos advierte que muchos de estos burladores surgirán de las mismas iglesias, causando divisiones (Judas 1:4,16-19). En esencia, el ángel le dijo a Juan: “El tiempo es demasiado corto para dejarse distraer por los pecadores obstinados y detractores que desprecian la preciosa Palabra de Dios con tal de justificar sus vidas impiadosas. En lugar de estar echando las perlas a los cerdos, cuando es evidente que no quieren retener el conocimiento de Dios, déjalos ir por su propio camino. Enfoquen sus energías mejor en vivir una vida pura y justa delante de ellos.” Mientras meditaba sobre este pasaje, vino a mi memoria un hombre llamado Obstinado en el libro clásico El Progreso del Peregrino quien persiguió a Cristiano y su compañero Flexible en el camino para persuadirlo a volver a la ciudad de la Destrucción. Aquí cito la conversación que tuvieron con él en el camino: Obstinado: “¿Qué es lo que están buscando, dado que dejan todo el mundo para encontrarlo?” Cristiano: “Busco una herencia segura, incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos, para ser recibido en el tiempo señalado para aquellos que la busquen con diligencia. Si estás dispuesto, léelo en mi Libro.” Obstinado: “¡Pche! ¡Aléjate con tu Libro! ¿Volverás conmigo o no?” Cristiano: “No, yo no, porque he puesto mi mano en el arado.” Obstinado: “Ven entonces, Flexible. Volvamos atrás y vamos a casa sin él. Hay una compañía de estos ignorantes enloquecidos que piensan que han conocido la verdad y piensan que tienen más sabiduría que siete sabios.” Flexible: “No le vituperes. Si lo que el buen Cristiano dice es cierto, lo que él busca es mejor de lo que tenemos. Mi corazón se inclina a seguir con mi prójimo.” Obstinado: “¡Qué! ¿Sigue necio? Déjate convencer por mí y vuelva atrás. ¿Quién sabe a dónde un enfermo mental como él te llevará? Vuelva conmigo y sé sabio.” Cristiano: “No. Siga conmigo, Flexible. Hay de las cosas de que te he hablado y cosas aún más gloriosas. Si no quieres creerme a mí, lee aquí en el Libro, y busca entender la verdad expresada en él. He aquí todo ha sido asegurado por la sangre de Él que la hizo.” Flexible: “Bueno, Obstinado, he comenzado y pienso seguir con este buen hombre, y echar mis suertes con él. Pero, mi buen Cristiano, ¿Conoce el camino a este lugar deseado?” Cristiano: “Fui dirigido por un hombre llamado Evangelista, para apresurarme a ir a una pequeña Puerta que está Adelante donde recibiremos instrucciones para el Camino.” Flexible: “Ven entonces, buen vecino, sigamos Adelante. Entonces los dos seguían Adelante juntos.” Obstinado: “Y yo volveré a mi lugar. No seré participe con hombres tan ingenuos.” Creo que el ángel estaba diciéndole a Juan el revelador que debemos dejar que los “Obstinados” que encontramos en el camino tomen su propio camino. Una vez llega a ser evidente que no tienen corazón para Dios y que solo desprecian Su Palabra, en vez de seguir insistiendo, debemos de dejar que continúen por su camino. Por nuestra parte debemos de enfocarnos en vivir una vida de pureza y santidad ante Dios y los demás, para que incluso los Obstinados con quienes nos encontramos en el camino glorifiquen a Dios en el día de su visitación (1Pedro 2:12). Bien entendido, se está refiriendo a algo que nosotros debemos de hacer, en vez de algo que Dios hará. Los verbos son en imperativo y por lo tanto es mejor traducido como en la Nueva Versión Internacional: “Deja que el malo siga haciendo el mal y que el vil siga envileciéndose; deja que el justo siga practicando la justicia y que el santo siga santificándose.” No tiene referencia a algún abandono de parte de Dios. Contrario a lo que muchos afirman, Dios no abandona a nadie para siempre. Jeremías dice: “Porque el Señor no desecha para siempre; 32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; 33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.” (Lam 3:31-33) Habiendo dicho esto, sin embargo, Dios Mismo, en ciertas circunstancias, desecha o rechaza al malhechor obstinado por un tiempo en juicio. Pero, el fin del Señor siempre es bueno. Antes de que Jerusalén fuese asediada y sus habitantes llevados cautivos a Babilonia por haber persistido en sus iniquidades, el Señor les dijo: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia… 10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. 11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jer 29:4,10-11) Aquí vemos que, aunque Dios los entregó al enemigo y los envió en cautiverio por 70 años, Él no los desechó para siempre y sus planes para ellos siempre eran para su bien y tenían su plena restauración como resultado final. Si queremos tener el corazón del Señor hacia la humanidad, tenemos que ver más allá de los juicios de Dios y ver que el resultado final es bueno – culmina en restauración y no en ruina eterna. Como dijo Santiago: “habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo” (Stg 5:11). El pasaje complementario que aparece en el libro de Daniel nos dice más acerca de estos individuos y como relacionarnos con ellos. Ellos son descritos como ciegos sin poder ver la verdad porque sus iniquidades les han cegado su entendimiento. En el tiempo de Daniel, a él le fue mandado sellar la visión porque todavía no era el tiempo. En cambio, el ángel le dijo a Juan: “No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.” Ambos textos hablan de los mismos individuos que estarían viviendo en ese tiempo: “Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. 10 Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.” (Dan 12:9-10) Estos dos pasajes se complementan. Daniel dice que los impíos no entenderán la revelación divina aun si intentáramos explicarla a ellos. En Apocalipsis dice de las mismas personas: “Deja que procedan por su camino.” Pablo dijo algo muy similar acerca de los tiempos que estamos viviendo. Él dijo: “que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque VENDRÁ TIEMPO cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 PERO TÚ sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.” (2Tim 4:2-5) Pablo nos explica que en los postreros días Dios soltará una influencia del engaño sobre aquellos que no reciban el amor de la verdad para ser salvos: “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; 9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11 POR ESTO Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.” (2Tes 2:8-12 cf. Rom 1:28) Entonces, vemos que, como no recibieron el amor de la verdad para ser salvos – escogiendo mejor persistir en sus vidas inicuas, Dios en juicio les envía un poder engañoso, resultando en que crean la mentira de Satanás. En Daniel, otra vez habla de los mismos individuos que serán engañados en los últimos tiempos por el Anticristo: “Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora. 32 Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará. 33 Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo.” (Dan 11:31-33) El espíritu del engaño operando en el tiempo del Anticristo seducirá a todos aquellos que no amen las verdades de la Palabra de Dios y se complacen en la injusticia, por medio de lisonjas (argumentos sutiles y convincentes). Jesús dijo que, si fuera posible, aún los escogidos serían engañados en ese tiempo (Mt 24:24). Esto implica que el engaño será tan sutil y persuasivo que por un tiempo confundirá incluso algunos de los escogidos. Sin embargo, los escogidos – los que verdaderamente conocen a su Dios, se esforzarán y actuarán empoderados por el Espíritu Santo. Ellos serán los instrumentos de Dios para dar entendimiento a muchos, resultando en la cosecha de almas más grande de la historia durante la Gran Tribulación (Apo 7:14). Viendo nuestro pasaje en Apocalipsis 22:10-11 a la luz de los pasajes en Daniel, es evidente que ambos se refieren a los mismos individuos que serán entregados a una mente desaprobada y a pasiones vergonzosas. Dios no obliga a los hombres a doblar rodilla a Él en adoración. Él busca a aquellos que le adoren en espíritu y en verdad (Jn 4:23-24). Pablo en Romanos describe como Dios les abandona a sus propios deseos a aquellos que persisten en resistir el conocimiento de Él: “ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. 26 POR ESTO Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, 27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. 28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.” (Rom 1:25-28) Cuando un individuo obstinadamente rechaza el conocimiento de Dios, andando en sus propios deseos, Él los entrega a los deseos de su propio corazón y el poder del enemigo que siempre busca su oportunidad para destruir nuestras vidas (1Cor 5:5; 1Tim 1:20; 1Pedro 5:8). Cuando Pablo dijo que “Dios los entregó a una mente reprobada,” es adókimos, que es el opuesto de dókimos que significa “aprobado.” La palabra dókimos y sus cognados son términos comunes para la refinación de metales preciosos. [1] El deseo del Maestro Refinador es encontrar la pureza en nosotros en vez de escoria. Si un refinador pone a prueba el metal para probar su pureza y lo halla todavía lleno de impurezas, es puesto a un lado como adókimos o “desaprobado.” Sin embargo, el metal desaprobado todavía contiene lo que es precioso para el refinador. Aunque es desaprobado no es descartado como basura. En vez de eso, es apartado para el “lago de fuego” del refinador o el crisol. Considero este tema con más detalle en mi blog: “Azufre, Sal y el Fuego del Refinador.” El pueblo de Israel llegó a estar en la condición de la desaprobación de Dios y, ¿Qué fue lo que hizo Dios? ¿Los abandonó para siempre? ¿Los destruyó por completo? No. Como el Maestro Refinador los echó en un horno de fuego – no para destruirlos ni tampoco para torturarlos, aunque seguramente uno sufre en el horno. Él los echó al horno para purificarlos, como dice en Ezequiel: “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de plata se convirtieron. 19 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto todos vosotros os habéis convertido en escorias, por tanto, he aquí que yo os reuniré en medio de Jerusalén. 20 Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundirlos, así os juntaré en mi furor y en mi ira, y os pondré allí, y os fundiré. 21 Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos. 22 Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi enojo sobre vosotros.” (Ezeq 22:17-22) Esto es lo que el Señor tiene que hacer para purificar a los desaprobados (adókimos). Sin embargo, esto no habla de un rechazo eterno en el sentido de tiempo sin fin. La quinta estrofa del himno Qué Firmes Cimientos, comunica esta verdad de una manera hermosa: “La llama no puede dañaros jamás si en medio del fuego os ordeno pasar. El oro del alma más puro será, pues sólo la escoria, pues sólo la escoria, pues sólo la escoria se habrá de quemar.” El fuego solo continúa hasta que la escoria es consumida y salgamos como oro puro. Por tan severo que fue el horno de fuego para Israel, culmina en su restauración final como vemos unos capítulos más adelante: “Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. 25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.” (Ezeq 36:24-26) Así que, el mensaje de Apocalipsis 22:10-11, “Deja que el malo siga haciendo el mal” no está diciendo que el destino de uno es irreversible en un momento en tiempo como muchos lo han entendido. En sus comentarios concluyentes el ángel nos dice a nosotros que debemos dejar ir a las personas que están determinadas a ir por su propio camino y enfocarnos más bien en una vida de pureza y santidad, para que, aún si no reciben la palabra, puedan ser ganados sin palabra, viendo nuestra conducta santa y respetuosa en el día de su visitación (1Pedro 2:12; 3:1-2). No debemos perder nuestro tiempo y energía intentando cosechar frutas verdes o forzar las verdades preciosas de la Palabra de Dios sobre aquellos que persistentemente las desprecian y profanan (2Tim 3:15-17). Jesús expresó la insensatez de seguir intentando convencer a los que no están receptivos a la verdad con palabras que yo no me atrevería a decir en nuestra cultura políticamente correcta: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.” (Mt 7:6) Pablo tampoco tenía pelos en la lengua, mandándonos a evitar a aquellos que siempre resisten la verdad – especialmente en los últimos días cuando la apostasía de la fe una vez entregada a los santos es tan prevalente: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos (adókimos) en cuanto a la fe. 9 Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.” (2 Tim 3:1-9) Pablo dijo, así como dijo el ángel a Juan en Apocalipsis 22:10-11, que el tiempo está cerca y por lo tanto debemos evitar a aquellos que siempre resisten la verdad y son desaprobados en cuanto a la fe. ¡Si hubo un tiempo cuando debemos estar atentos a estas palabras es ahora! NT:96, adókimos – “no pasando la prueba, no aprobado; propiamente de metales y monedas” Thayer's Greek Lexicon.
3 Comments
Claudia Rodríguez
1/26/2024 03:50:40 pm
Querido hermano, que equivocado estás en tu interpretación!!
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1/26/2024 06:39:24 pm
Si entretas el pasaje según el contexto llega a ser evidente que Jesus estaba dando sus ordenes finales a las 7 iglesias en Asia. Como explico en este artículo, literalmente Jesús les dice en el modo imperativo: “Deja que el malo siga haciendo el mal y que el vil siga envileciéndose; deja que el justo siga practicando la justicia y que el santo siga santificándose.” No estaba hablando de algo en el futuro, sino que estaba dándoles instrucciones en el presente.
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Nataly
8/30/2024 11:58:51 pm
Gracias por la explicación. Me parece que es un blog bien argumentado y por lo mismo, muy interesante.
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