El Dónde del Mal
por George Sidney Hurd -- Habiendo ya considerado el qué del mal en el blog anterior, vamos a estar examinando el dónde del mal. ¿De dónde se originó el mal? Ya hemos visto que el mal no existía en el principio. Dios es perfecto y justo, y por lo tanto, todo lo que Él creó era bueno (Gen 1:31; Deut 32:4). Por ello, el mal tuvo que haber entrado en el mundo por un ser creado con libre albedrio independientemente de Dios después de la creación. Como espero demostrar desde Ezequiel 28 y Isaías 14, ese ser era el querubín grande antes de su caída, originalmente llamado Helel, o en latín, Lucifer, que significa “estrella de la mañana.” Ezequiel 28:1-10 comienza hablando directamente al rey terrenal de Tiro que se había envanecido, diciendo que era un dios. Dios le dijo a Ezequiel: “Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro…” Todo lo que Dios dice en estos primeros 10 versículos está dirigido al mismo líder humano. Sin embargo, comenzando en el versículo 11 hasta el versículo 19, Dios no manda a Ezequiel a hablar directamente al rey, sino a cantar una endecha o lamentación sobre él. En esta endecha que es cantado sobre el rey de Tiro mientras aún vive, llega a ser evidente que el Señor ya no está dirigiéndose la palabra al rey de Tiro, sino al príncipe de las tinieblas que estaba detrás de él, incitándolo a tener el mismo orgullo y auto-exaltación que anteriormente había resultado en su propia caída. Lo que muchos ignoran es que los líderes nacionales tienen principados espirituales asignados a ellos. En parte eso es lo que Pablo quería decir cuando él dijo: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef 6:12). Cuando Daniel buscó al Señor con oración y ayuno por su pueblo Israel, fue el príncipe de Persia quién se oponía al ángel enviado a responder a su oración, haciendo necesaria la ayuda de Miguel el arcángel que era el príncipe de Israel, el pueblo de Daniel (Dan 12:12-13, 20-21). Al tomar en cuenta esto, al leer esta endecha, llega a ser obvio que Dios está hablando principalmente a Satanás mismo, quien es el dios de este siglo, y era el principado obrando a través del rey de Tiro: “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 12 Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. 13 En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. 14 Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. 15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. 16 A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. 17 Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.” (Ezeq 28:11-17) Aquí dice varias cosas acerca de este personaje que no se puede decir de un mero rey humano: 1) Él fue creado, en vez de ser procreado. 2) Él era un querubín. Los querubines son seres espirituales creados, no hombres. 3) El era perfecto y sin maldad, algo que Dios jamás diría de un rey pecador. 4) En el principio él estaba en el Edén celestial sobre el santo monte de Dios. Por lo tanto, vemos que incluso Satanás, quien originalmente fue llamado Helel o Lucifer, era perfecto y libre de maldad como Dios lo había creado, hasta que su corazón fue enaltecido a causa de su gran hermosura y sabiduría. Una vez que el orgullo fue plenamente concebido en su corazón, él cometió el primer pecado de la auto-determinación en la forma de cinco auto-proclamaciones que lo llevaron a la rebeldía activa contra Dios, como vemos descrita en Isaías 14. Igual como en Ezequiel 28, el capítulo comienza hablando a un rey humano, y a continuación dirige la palabra a Lucifer quién era el principado detrás del rey. Comenzando en el versículo 12, Dios dice: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero (latín Lucifer), hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.” (Isa 14:12-15) A consecuencia de su rebelión, él fue echado del monte santo de Dios. Aunque Satanás no será privado totalmente de su acceso al trono de Dios hasta que finalmente es confinado a la tierra con un tercio de sus ángeles tres años y medio antes de la Segunda Venida de Cristo (Apo 12:6-9), él ya no es el querubín grande que cubría el trono de Dios. Ahora él es el príncipe de la potestad del aire y el dios de este siglo. Y él solamente tiene esta posición porque Adán entregó su dominio sobre la tierra a Satanás cuando obedeció a la serpiente, en vez de a Dios. Que estos pasajes se están refiriendo principalmente a la caída de Lucifer es confirmado por Pablo cuando él le dijo a Timoteo que no ordenara a un recién convertido como obispo o pastor, “no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo” (1 Tim 3:6-7). Los únicos pasajes que revelan que la caída del diablo fue a causa de su orgullo son Ezequiel 28 y Isaías 14. Numerosas citas de los Padres Primitivos de la Iglesia indican que ellos de igual manera entendieron estos dos pasajes como refiriéndose a la caída de Lucifer. Para ser breve, solo cito a Orígenes. Él dijo: “Pero los ángeles también se asombran contemplando la paz lograda por la obra de Jesús en la tierra, esa arena de conflicto, en que Lucifer, la estrella de la mañana, cayó del cielo, para ser conquistado por Jesús.” [1] Los críticos Liberales del texto sagrado, en sus intentos de desacreditar las Escrituras, señalan que había creencias muy similares en unas culturas, antes de que fuese escrito el Antiguo Testamento. Por ejemplo, los cananeos hablaban de un guerrero poderoso llamado Helal, que intentó ascender por encima de los dioses, pero fue derrotado y echado al abismo. Sin embargo, para mí, el hecho de que existen estas similitudes en otras culturas post diluvianas confirma la veracidad de la historia bíblica, dado que, después del diluvio todos compartían la misma tradición oral. Con el paso del tiempo después de la dispersión de Babel, estas tradiciones orales perdieron su pureza a comparación con la historia bíblica inspirada, pero su similitud solo sirve para demostrar que ellos originalmente venían de la misma fuente. He oído a algunos argumentar que Satanás originalmente fue creado malo, basado en las palabras de Jesús cuando Él dijo que el diablo ha sido homicida desde el principio y que él es el padre de mentira (Jn 8:44). Sin embargo, ya hemos visto que Lucifer fue creado perfecto y permaneció así hasta que el mal fue encontrado en él. Así que, claramente el “principio” al que Jesús hacía referencia no era el momento de la creación de Lucifer. No es posible ser homicida antes de que existiera seres físicos para matar. Es obvio que el principio a que Jesús hacía referencia era el momento de los primeros hechos cometidos por Satanás que vemos relatados en Génesis cuando él mintió a Eva y trajo la muerte a la raza humana. Eso fue el principio de su carrera como homicida y padre de mentira. Así que, en respuesta a la cuestión de dónde se originó el mal, claramente el mal primero fue concebido en el corazón de Lucifer. Para algunos es difícil ver como un ser perfecto en un ambiente perfecto podría ser capaz de concebir el mal. Sin embargo, personalmente, no veo eso como un problema, considerando que Dios creó a los hombres y ángeles como seres racionales con el libre albedrío y capaces de pensar y actuar independientemente de Él. Como yo lo entendiendo, los ángeles estaban tan asombrados por su majestuosa hermosura y sabiduría, que él no pudo evitar darse cuenta. Aparentemente, él llegó al punto de exaltarse, debido a toda la admiración que recibía continuamente, tanto, que comenzó a quitar su mira de Dios y la puso en sí mismo, envaneciéndose. Eso le condujo a la auto-determinación y finalmente a rebelarse contra Dios. La pregunta más importante permanece: ¿Por qué motivo creó Dios seres racionales, sabiendo desde el principio que ellos iban a introducir el mal en su buena creación? Eso es la pregunta que espero responder en el próximo blog. [1] Origen, Commentary on John, book 1, chapter 13
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