por George Sidney Hurd
Este artículo fue extraído de mi libro El Triunfo de la Misericordia. “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.” (Mateo 25:46) “Y estos irán a la disciplina eonian, y los justos a la vida eonian.” (Concordant Literal Translation) El argumento que presentan los tradicionalistas es que, si el castigo no es eterno, entonces tampoco puede ser eterna la vida de los justos, dado que la misma palabra “eterno” es usado para ambos en el mismo versículo. Pero aionios no expresa en sí la “eternidad” en el Nuevo Testamento aún cuando refiere a la vida eterna. Esto es reconocido aún por muchos que sostienen la doctrina del castigo eterno. Ellicott´s Commentary on the Whole Bible dice lo siguiente de Mateo 25:46: “Castigo eterno – vida eterna. Los dos adjetivos representan la misma palabra en el griego, aionios. Tiene que ser concedido que la palabra griega traducida “eterna” en sí, no significa “sin fin” sino duración, durando por una época o épocas, y que es aplicada en el Nuevo Testamento a períodos de tiempo que tienen, tanto comienzo como final (Rom 16:25)." Marvin Vincent, in Vincent’s New Testament Word Studies, dice lo siguiente acerca de la vida eonian y el castigo eonian en este versículo: “Zooee aiónios ‘vida eterna,’ que ocurre 42 veces en el Nuevo Testamento, pero no en el LXX, no es vida sin fin, sino la vida que pertenece a cierta época o eón, o continúa durante ese eón. Repito, puede que la vida sea sin fin. La vida en unión con Cristo es interminable, pero esa realidad no es expresada por aionios. Kolasis aiónios, traducido ‘castigo eterno’ (Mat 25:46), es el castigo perteneciente a una época distinta a la época en que está hablando Jesús.” [1] Además, la duración del adjetivo aiónios en cada instancia depende del sustantivo que lo acompaña y no en su proximidad con otro adjetivo igual. Si fuéramos a decir “el eonian Dios hizo las eonian colinas,” no queremos decir con eso que las colinas tienen la misma duración que Dios, como tampoco entenderíamos con la frase “mis piernas largas se van a incomodar en este largo viaje”, como diciendo que las piernas son del mismo largo que el viaje. Aparte de Mateo 25:46, tenemos otro ejemplo más en las Escrituras donde aionios aparece dos veces en el mismo versículo, y sin embargo la duración en cada instancia es diferente: “en la esperanza de la vida eterna (aionios), la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos (pro chronon aionion – “antes de los tiempos eonian”).” (Tito 1:2) En este caso la Reina Valera ocultó la segunda ocurrencia de aionios, traduciéndola “siglos,” pero es aiónios en ambas instancias. La traducción literal de “Concordant Literal Translation da la traducción correcta: “en esperanza de la vida eonian, que Dios, que no miente, prometió antes de los tiempos eonian.” (Tito 1:2 CLT) En primer lugar, sabemos que “los tiempos” son medidas de tiempo creadas por Dios y no tiene relación con la eternidad. La eternidad no tiene “tiempos,” sino que ellos fueron creados en la eternidad. Antes de la creación de la tierra no había días. Antes de la luna no había meses. Antes del sol y las estrellas no había años. La eternidad no tiene tiempos y épocas. Fueron las épocas que Dios creó: “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo (las épocas “aionos”).” (Heb 1:2) En segundo lugar, no tiene sentido decir que Dios prometió vida eonian antes de la eternidad porque la eternidad no tiene comienzo ni fin. Pero sí tiene sentido decir que Él la prometió antes de las épocas. Entonces, la primera instancia en el versículo, “vida eonian” refiere a la vida de las épocas futuras, mientras que la segunda instancia “antes de los tiempos eonian” refiere a todas las épocas pasadas desde el comienzo del tiempo. Aionios no habla de la misma duración (ni tampoco del mismo período del tiempo) en ambas ocurrencias. Entonces el argumento que castigo eonian tiene que tener la misma duración porque aparece en el mismo versículo no es válido. Aunque sabemos que los justos recibirán inmortalidad en la resurrección, zoe aionios (traducido “vida eterna”) solo significa “vida eonian” o “vida era duradera”. Vida “eterna” es expresada con las palabras “inmortalidad”, “incorruptible” o “por el eón y más allá” como ya vimos en Daniel 12:2,3: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna (olam), y otros para vergüenza y confusión perpetua (olam). 3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad (olam a-ad - “por el eón y más allá”).” Una traducción literal expresa mejor el sentido del texto: “Y la multitud de los durmiendo en el polvo de la tierra se despertarán, algunos a la vida eonian, y algunos a detestación y vergüenza eonian. 3. Y los entendidos resplandecerán como el firmamento, como las estrellas por el eón y más allá.” (PLT) Daniel 12:2,3 nos muestra que los justos gozarán de vida eonian y más allá y no solo eonian, como en el caso de la vergüenza eonian de los injustos. Lo mismo podemos decir de Mateo 25:46. También podemos ver que el castigo no es eterno, tomando en cuenta el significado de la palabra “castigo”. La palabra griega kolasis significa “castigo correctivo” en contraste con timoreo que normalmente expresa “castigo vengativo o tortura.” William Barclay, erudito griego en su comentario Bíblico, El Estudio Diario Bíblico y palabras del Nuevo Testamento, señaló: “La palabra griega para castigo aquí [Mt 25:46] es kolasis, que no fue originalmente una palabra ética en lo absoluto. En un principio significó la poda de los árboles para hacerlos crecer mejor. Creo que sería correcto decir que en toda la literatura griega secular, kolasis nunca se usa para castigo que no sea correctivo.” [2] Thomas Talbott, profesor de filosofía en la Universidad de Willamette en Oregon y autor de “The Inescapable Love of God”, explicó: “Según Aristóteles, hay una diferencia entre venganza y castigo; la segunda (kolasis) se inflige en el interés de la víctima, la primera (timoria) en interés de quien lo inflige, para que pueda obtener satisfacción. Platón también hizo una referencia al sentido establecido de kolasis como apoyo a su teoría de que la virtud puede ser enseñada: “Porque si se considera al castigo (kolasis)...y el control que tiene sobre los malhechores, los hechos le informarán a usted que los hombres están de acuerdo en considerar la virtud como adquirida.” Aun cuando el castigo pueda parecer duro e implacable, más como venganza que castigo paternal, ello no excluye un propósito correctivo. Revise los castigos que establece Pablo en I Corintios 5:5. Uno nunca podría haber imaginado que, en la prescripción de un castigo, - entregar un hombre a Satanás para destrucción de la carne, - Pablo tendría en mente un propósito correctivo, de no haber declarado explícitamente Pablo mismo dicho propósito (“que su espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús”). Así como este texto ilustra, aun un duro castigo de tipo aparentemente retributivo puede, de hecho, servir un propósito redentor.” [3] La mayoría de los fariseos creían en el castigo eterno, igual como la Iglesia tradicional de hoy. Pero ellos no usaban la frase “kolasis aionios” (corrección eonian) que usó Jesús. Para expresar castigo vengativo que dura para siempre ellos usaban las frases “aidíos temoría” (tortura eterna), “eirgmos aidíos” (prisiones eternas) y “timorion adialeipton” (tortura sin fin). El historiador judío Josefo (37-100 d.C.), dice de los fariseos: “Ellos creen que los espíritus malos son guardados en prisiones eternas (eirgmon aidíon). Los fariseos dicen que todas las almas son incorruptibles, pero mientras las almas de los buenos hombres son llevadas a otros cuerpos, las almas de los hombres malos son sujetos al castigo eterno (aidíos temoría).” En otra parte dice que los Esenios “…designan a las almas malas a un lugar oscuro y tempestuoso, lleno de tortura sin fin (timoría adialeipton), donde sufren una tortura inmortal (athanaton timorion).” Josefo siempre utiliza aidíon (eterno) y athonaton (inmortal) y timoría para castigo eterno. En la Biblia nunca usan la palabra “eterna” ni “inmortal” en referencia a la duración del castigo de los impíos. Cuando Jesús habló del castigo de los impíos, decía “corrección eonian” (kolasis aionios) - términos usados por Josefo y los fariseos para referirse a castigos temporales y correccionales, y evitaba los términos que ellos utilizaban para describir su doctrina del castigo eterno. Él siempre hablaba de un castigo correctivo con un fin positivo. [4] El gran erudito arzobispo Trench en Trench's New Testament Synonyms (Sinónimos del Nuevo Testamento) también explica la diferencia entre el castigo vindicativo, timoria, y el castigo correctivo, kolasis: “Castigo: timoria, kolasis Timoria…. El uso clásico de timoria enfatiza el carácter vindicativo del castigo. Era un castigo que satisfacía el sentido de la justicia del que lo inflige en defensa de su propio honor o el honor de la ley que fue violada…. Kolasis refiere a un castigo que tiene como propósito corregir y mejorar al ofensor. Por ese motivo Platón utiliza kolaseis y noutheteseis juntos. Varias veces en un pasaje de las Protágoras, Platón utiliza las dos palabras de una manera que ilustra esta distinción que estamos presentando.” [5] Esto explica porque los padres primitivos de la Iglesia, que hablaban en el griego, entendían la referencia de kolasis aionios de Jesús como si se refiriera al castigo correctivo de una duración limitada y no a un castigo eterno. Clemente de Alejandría 150 d.C. a 215 d.C. dice lo siguiente del castigo de los impíos: “Pero Dios no castiga porque el castigo es retaliación por el mal. Sin embargo, Él disciplina para el bien de los que están corregidos, colectiva e individuamente.” [6] “El castigo es, en su operación, como medicina; ablanda el corazón duro, purga la escoria de la inmundicia, y desinfla el orgullo de los altivos; restaurando así a su sujeto a un estado sano y saludable.” [7] “Los castigos de Dios son salvíficos y disciplinarios, llevando a la conversión… y especialmente dado que las almas, aunque entenebrecidas por pasiones, cuando son una vez sueltas de sus cuerpos, son capaces de percibir más claramente porque ya no están obstruidos por la carne inmunda.” [8] Aun cuando kolasis se encuentra en contextos que aparentan ser puramente vindicativos y penales, uno necesita tener en cuenta que el sentido raíz de la palabra kolasis es corrección. En los juicios de cualquier sociedad justa las penas no son puramente vindicativas, sino también correccionales en naturaleza. Mientras que los condenados a servir una pena en los penitenciarios, instituciones correccionales o reformatorios están siendo castigados por sus crimines, el objetivo principal es reformar al ofensor – a producir penitencia y corrección para poder finalmente restaurar al ofensor a la sociedad. Aunque dictaduras han existido que administran castigos vindicativos sin motivos reformatorios, son correctamente consideradas primitivas, bárbaras e injustas por cualquier sociedad civilizada. ¡Cuánto más podemos decir de los juicios de Dios que son buenos! (Sal 119:39). Aun las mejores instituciones correccionales a menudo no logran reformar a algunos de los individuos más obstinados. Pero, al contrario de la doctrina tradicional de la reprobación eterna para la mayoría, los juicios de Dios a fin de cuentas restaurarán aún los rebeldes más obstinados: “Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos. 4 Toda la tierra te adorará, y cantará a ti; cantarán a tu nombre.” (Sal 66:3-4) Contrario a lo que los tradicionalistas dicen, cada ejemplo bíblico de los juicios de Dios es para corrección y termina en restauración. Fuego, ira y desolaciones perpetuas son declarados contra Israel y Judá, solo para ser seguidos por declaraciones de su restauración final (Jer 25:9, cf. Jer 29:10; Ezeq 22:17-23,31 cf. Ezeq 36:24-26; Jer 30). Esto no solamente es el caso con los elegidos de Dios, sino que vemos el mismo patrón de juicios seguidos por restauración con las naciones de la tierra. De Jeremías 45 hasta 51 vemos destrucción aparentemente irremediable declarada contra naciones como Egipto, Moab, Amón, Edom y Elam, seguida por promesas de restauración (cf. Isa 19:22). Las mismas naciones que se juntan contra Cristo en Su venida andarán a la luz de la Nueva Jerusalén en la nueva tierra después del juicio del Gran Trono Blanco (Apo 21:24-26). Si incluso Sodoma y los que eran desobedientes en los días de Noé serán finalmente restaurados, ¿cómo podemos seguir insistiendo que el juicio de las naciones y el juicio del Gran Trono Blanco no resultarán en la restauración final de todas las cosas? (Ezeq 16:53-54; 1Pedro 3:19-20; 4:6). Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, Y glorificarán tu nombre. (Salmo 86:9) Si el castigo de Dios fuera puramente vengativo, para Su propio beneficio y placer, entonces uno podría argumentar que el castigo podría durar eternamente, aunque venganza eterna sería injusta, excesiva y contraria a la naturaleza del Dios de amor. Pero viendo que la palabra que Jesús utiliza es “corrección” (kolasis), es evidente que no podría durar para siempre. Un castigo con el fin de corregir solo dura hasta que haya cumplido su fin – la corrección del ofensor. Una vez corregida, la corrección eonian termina. Puede durar un tiempo muy largo o un tiempo corto dependiendo del tiempo necesario para lograr su fin (en el caso de Jonás el castigo duró por un eón de solo tres días). La justicia siempre suspende el castigo cuando el propósito de la corrección sea cumplido. De acuerdo con el sentido de la palabra kolasis, vemos que el castigo en las Escrituras siempre es un castigo medido de acuerdo a las obras de cada uno. Aún en el lago de fuego escatológico cada uno recibe su parte: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte (meros) en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apo 21:8) La expresión “su parte” no corresponde con un castigo infinito. Una parte es una medida. El hijo pródigo le dijo a su padre: “Padre, dame la parte (meros) de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes” (Lucas 15:12). Es la misma palabra griega meros en cada instancia y refiere a la porción que le corresponda o lo merecido. Su parte era limitada a lo que le correspondía – nada más y nada menos. Dice del mal siervo: “vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, 51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte (meros) con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 24:50-51). Hay otra frase utilizada en las Escrituras del castigo que también pone límite a la duración del castigo. “De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante” (Mateo 5:26). En el contexto de esta parábola Jesús está hablando del “infierno (Gehena) de fuego” (v.22), y dice que uno no saldrá de allí hasta que. Un castigo no puede ser “para siempre” y a la vez “hasta que”, pero sí puede ser un castigo eonian. Para siempre no tiene límite, pero una época durará “hasta que” el propósito de la época haya sido cumplido – sea por tres días o un milenio. Otro ejemplo encontramos en Mateo 18:34,35: “Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.” Si no perdonamos a los demás sus deudas contra nosotros, entonces nuestro Padre tampoco nos perdonará, pero no “eternamente” sino “hasta que”. Tampoco es casualidad que Jesús aquí refiere a Dios como Padre. También en el Padre Nuestro vemos que el perdón es paternal y no judicial (Mateo 6:14-15). ¿Qué padre entre nosotros seguiría castigando más allá de lo necesario para la corrección de su hijo? ¿No dijo Jesús que somos malos padres a comparación de nuestro Padre en los cielos? La Iglesia tradicional ha llegado a tal punto que presenta a nuestro Dios Padre como infinitamente más cruel que el peor de los padres terrenales. En cambio, Jesús dijo que todo pecado le será perdonado al hombre (Mt 12:31). También vemos en las Escrituras que Su ira no es eterna sino “hasta que”: “No se apartará la ira del SEÑOR hasta que haya realizado y llevado a cabo los propósitos de Su corazón. En los postreros días lo entenderán claramente…” (Jer 23:20 NBLH) En otra ocasión Jesús dejó en claro que la corrección solo dura lo que sea necesario. Se encuentra en Mateo 21:31: “…Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.” Aquí Jesús presenta dos clases de pecadores; 1) los que reconocían que eran pecadores (publicanos y rameras) y 2) pecadores que pensaron que eran santos (religiosos). Muchos dirían que ninguno de las dos categorías de personas entraría en el reino de Cristo, pero Jesús dijo que ambos grupos van; solo que los del primer grupo van delante porque son más propensos a arrepentirse y recibir a Jesús. Sin la santidad nadie verá al Señor (Heb 12:14), pero la corrección solo durará hasta que uno llegue al arrepentimiento, fe y santificación. Volviendo a nuestra consideración de Mateo 25:46 es importante entender que no está refiriéndose al Gran Trono Blanco mencionado en Apocalipsis 20, que sucede al final del milenio, sino que está hablando de una separación de los de las naciones que estarán vivos en el momento de la Segunda Venida de Cristo cuando Él comience a reinar sobre la tierra: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” (Mateo 25:31-34) Aquí vemos que los que tratan bien a los hermanos de Jesús son las ovejas a quienes será concedida la entrada al reino de Cristo, mientras que los que no tratan bien a Sus hermanos son los cabritos que no entrarán vivos en el reino, sino que irán al fuego y corrección eonian. No está hablando de salvación eterna, sino que está hablando de la separación al fin de esta época. La entrada no se basa en fe en Cristo, como es con la salvación eterna, sino que depende de su trato de los hermanos de Jesús. Y, ¿quiénes son los hermanos de Jesús? Muchos piensan que son los judíos. Sin descontar la posibilidad que incluya a los judíos de la gran tribulación, [9] vemos que los que son realmente llamados hermanos de Jesús son los de la Iglesia, hechos a la imagen de Jesús: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” (Rom 8:29, cf. Heb 2:11) Los “hermanos” de Jesús son los de la nueva creación – Cristo siendo el primogénito entre ellos. Llegamos a ser Sus hermanos y entramos al reino de los cielos por medio del nuevo nacimiento, y no por nuestro trato de Sus hermanos. Este pasaje solo está hablando de la separación de las gentes de las naciones que estarán vivos en el tiempo de la Segunda Venida; no son hermanos de Cristo que ya han nacido de nuevo por fe, sino que son las gentes de las naciones a quienes será otorgada la entrada al reino de Cristo o excluidos basado en su trato de los creyentes. Mateo 24 y 25 son una respuesta a la pregunta de los discípulos cuando preguntaron acerca del fin de la época (Mt. 24:3). Jesús está hablando específicamente de una separación de los que están vivos después de la gran tribulación cuando viene Cristo (Mt 24:29, cf. 25:31). Tampoco dice que serán transformados en ese momento con cuerpos inmortales; simplemente dice que entrarán en el reino de Cristo - la vida eonian o “la vida de la época”. Juan 3:36 dice que los que hemos creído en Jesús ya tenemos vida eterna en esta época presente, por haber creído en Él. En 1Juan 5 dice: “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.” (1Juan 5:11-12) Nosotros que hemos creído no tenemos que esperar hasta que Cristo venga para saber si vamos a entrar en vida eonian o no porque ya tenemos vida eonian. Ya no somos de las naciones, sino que somos la Iglesia de los primogénitos, los hermanos de Jesús. [1] Vincent's Word Studies in the New Testament - Additional note on aion and aionios in 2Thessalonians 1:9 [2] William Barclay, The Daily Study Bible and New Testament Words [3] Gerry Beauchemin, Hope Beyond Hell [4] Hanson, J.W. (2014-09-16). Universalism: The Prevailing Doctrine of the Christian Church During Its First 500 Years (Kindle Location 585). . Kindle Edition. [5] Trench's New Testament Synonyms: Punishment [6] Ante-Nicene Fathers, Volume 2, Chapter 16 [7] Clemente de Alejandría, Paedagogus 1.8 as cited in Thayors Léxicon. [8] Clemente de Alejandría, Hanson, John Wesley, Universalism: The Prevailing Doctrine of the Christian Church During Its First Five Hundred Years. p. 117 [9] vea libro del autor “Enfocando en Los Eventos Finales”
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