por George Sidney Hurd
Habiendo establecido de las Escrituras en el blog anterior que el Hijo de Dios ha existido eternamente, siendo Jehová el Todopoderoso, el YO SOY, sin principio de días, ni fin de vida, ahora podemos dirigir nuestra atención a los textos presentados por aquellos que intentan a negar Su eterna preexistencia. Dado que los Cristadelfianos, que niegan que el Hijo existía antes de la encarnación, interpretan la mayoría de estos textos de manera distinta a los Testigos de Jehová y los seguidores de A. E. Knoch, voy a considerar sus interpretaciones distintas lado a lado. Apocalipsis 3:14 “El principio de la creación de Dios” “Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios (η αρχη της κτισεως του θεου), dice esto.” (Apo 3:14) Todos estos grupos tienen su propia manera de traducir la frase, “el principio de la creación de Dios (η αρχη της κτισεως του θεου).” Los Testigos de Jehová, en su Traducción del Nuevo Mundo, traducen correctamente el primer genitivo en la frase como “de la creación,” solo para después traducir el segundo genitivo “de Dios (του θεου)” como “por Dios,” para hacer que Jesús aparentara estar diciendo que fue creado por Dios. Pero el sustantivo του θεου aparece en la forma genitiva, no en la forma instrumental, y, por lo tanto, la frase debe ser traducida “de la creación de Dios.” A. E. Knoch traduce η αρχη της κτισεως του θεου como “el creativo original de Dios.” Sin querer ser guasón, tengo que decir que es su paráfrasis lo que es un creativo original, en vez de ser una traducción literal. Su traducción es de acuerdo con su creencia de que el Hijo de Dios es nada más una criatura única, siendo el primero y más sublime de todas las criaturas de Dios. Los Cristadelfianos no pueden decir que el Hijo literalmente fue el primer ser creado, dado que creen que ni siquiera existía antes de ser concebido en el vientre de María. Por lo tanto, tienen que ir en contra de todo consenso, diciendo que Cristo es el principio de la nueva creación de Dios, en vez de entender a Jesús como aquí refiriéndose a la creación original. Aquí cito su explicación de este versículo: “Cristo es el comienzo de esta nueva creación de Dios (Apo 3:14), abriendo un camino en el cual sus seguidores también pueden alcanzar, porque lo que él es hoy, ellos pueden llegar a ser.” [1](énfasis mío). Aunque es cierto que Cristo está haciendo nuevas todas las cosas, cuando Él habla de la nueva creación, Él la llama como tal (Apo 21:1,5; 2Cor 5:17; Gal 6:15). Leer “Yo soy el principio de la creación de Dios” como si dijera “Yo soy el principio de la nueva creación de Dios,” es añadir al texto lo que no está diciendo. Sin embargo, si dejamos que las Escrituras interpreten las Escrituras, llega a ser evidente de que, aquí en la Apocalipsis de Juan, Jesús se está refiriéndose a Sí mismo como la fuente de origen no creada de toda la creación, el Todopoderoso (Apo 1:8), el Verbo eterno (Apo 19:13), en vez de decir nada más que Él es el primer ser creado. Vemos en las Escrituras que antes de las épocas (antes de la creación del tiempo/espacio) el Padre hizo las épocas por el Hijo, y que el Hijo sostiene todas las cosas con la palabra de Su poder (Heb 1:1-3; Col 1:17). También vemos en Juan 1:1-3 que en el principio el Verbo ya existía, siendo Él Mismo Dios, y que “todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él nada de lo ha sido hecho, fue hecho.” También vemos en Colosenses 1:16 que todas las cosas fueron creadas en Él, sean visibles o invisibles. Solo del infinitamente inmenso omnipresente Hijo de Dios es posible decir que todas las cosas fueron creadas en Él. Solamente del infinito Dios podría decir Salomon: “He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener” (1 Reyes 8:27). Por lo tanto, ἡ ἀρχή en este contexto no puede significar “el principio” en el sentido del primero creado, dado que Él existía antes de Su creación y Él se extiende infinitamente más allá de sus límites. Aquí ἀρχή expresa que Él es el principio activo de la creación, Él que causó la creación. Habla de Su preeminencia y prioridad sobre la creación de Dios, así como vemos su papel de Creador expresado en los otros pasajes del Nuevo Testamento anteriormente citados. Según The Complete Word Study Dictionary, cuando ἀρχή es utilizada como una metonimia de personas, así como vemos aquí, expresa prioridad y preeminencia. [2] Vimos en el blog anterior que Jesús es el Todopoderoso, el Jehová Elohim del Antiguo Testamento. Para aquellos que argumentan que el Hijo fue creado como un dios después, Jehová es muy enfático, diciéndole a Su pueblo Israel: “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que YO SOY (LXX ἐγώ εἰμι); antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí.” (Isa 43:10) Aunque ha habido algunos hombres y ángeles que han sido designados como dioses por Jehová, en su caso es nada más una posición de autoridad delegada. Jehová, el YO SOY, de manera muy enfática declara que jamás ha sido creado otro dios aparte de Él, ni después de Él. Solo existe un verdadero Dios, y, tanto el Padre como el Hijo forman parte de este único verdadero Dios (Jn 17:3, cf., 1Jn 5:20). Dios es uno, pero esa unidad es una unidad compleja. Como dijo Jesús: “Yo y el Padre uno somos.” (Jn 10:30). Es por eso que Él pudo decir: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14:9). Son distintos, y, sin embargo, uno, en vez de ser dos Dioses separados. Colosenses 1:15-17 “Él es…el primogénito de toda creación” “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 PORQUE en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.” (Col 1:15-17) La palabra “primogénito” es de la palabra compuesta πρωτοτοκος (prototokos), de protos, que significa “primero” and tikto, “producir.” Literalmente significa “el primero producido.” De esa palabra derivamos nuestra palabra “prototipo.” A menudo se usaba en sentido literal para referirse al primero nacido. A. E. Knoch tuvo una manera única de aplicar este término aquí. Mientras que él creía que el Hijo de Dios era el primer ser creado, él no lo entendía como un nacimiento, y eso lo dejó con un dilema. Él intenta resolverlo dividiendo proto de tokos. Lo que sigue es su intento ingenuo de explicar el significado de πρωτοτοκος o primogénito: “No necesariamente significa que Él era el primero en nacer. Había muchos hijos de Dios antes de Su generación como un hombre. Él es el primero en referencia a la creación y unigénito en cuanto a generación.” (énfasis mío) [3] Así que, según Knoch, “primo” tiene referencia a Su creación, y “génito” refiere a Su concepción en el vientre de María muchos siglos después. Pero dividiendo la palabra “primogénito” de esta manera es algo único a él y es un gran estirón de la lógica, por decir lo menos. Mientras el término “primogénito” a menudo fue usado en su sentido literal, al hijo primogénito entre los judíos le pertenecía la primogenitura la cual le dio una posición de privilegio y autoridad legal sobre los otros miembros de la familia. Con el tiempo, la palabra llegó a ser utilizada figurativamente de una posición de autoridad y preeminencia, sin relación al nacimiento de la persona. Por ejemplo, Dios dijo acerca del Mesías venidero, el Hijo de David: “Yo también le pondré por primogénito” (Sal 89:27). Aquí vemos la palabra “unigénito” usado figurativamente de Cristo el Hijo de David cuando es puesto en una posición de preeminencia como Rey de reyes y Señor de señores. No está siendo utilizado con referencia a Su nacimiento, sino a Su exaltación al comienzo del reino Milenial. (Otros ejemplos donde πρωτοτοκος es empleado en este sentido sin referencia a un nacimiento literal son: Rom 8:29; Col 1:18; Heb 1:6, y posiblemente Heb 12:23). Si todavía quedara alguna duda acerca de lo que significa decir que Cristo es el primogénito de toda la creación, Pablo explica lo que quería decir en el versículo 16 y adelante, introducido con un “porque” explicativo: “…el primogénito de toda creación. 16 PORQUE en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.” (Col 1:15b-17) Claramente, en luz de estas palabras explicativas, el término “primogénito” en Colosenses 1:15 tiene que ser entendido únicamente en el sentido de existir anteriormente y de ser preeminente sobre todas las cosas creadas, en vez de que el Hijo Mismo hubiera sido de algún modo creado o haber nacido. Los Cristadelfianos reconocen este significado del término “primogénito,” y lo aplican aquí, dado que creen que Cristo ni siquiera existía antes de Su concepción en el vientre de María. Como no creen que el Hijo existía en el tiempo de la creación, tienen que argumentar que Colosenses 1 no se está refiriendo a la creación original, sino a la nueva creación, así como hacen con Apocalipsis 3:14. Sin embargo, hay varios problemas con intentar hacer que Colosenses 1 se refiera a la nueva creación. En primer lugar, esta creación es descrita en tiempo pasado, refiriendo a una creación que ya había ocurrido, mientras que la nueva creación actualmente está en proceso, y no terminará hasta que se finalice los tiempos de la restauración de todos, cuando todos finalmente habrán sido vivificados y sujetos a Cristo, resultando en que Dios sea todo en todos en la eternidad (Hch 3:21; 1Cor 15:22,28). También en el versículo 17 vemos que, no solamente fueron creadas todas las cosas en, por medio de, y para Él (tiempo pasado), sino que en este tiempo estas mismas “todas las cosas” subsisten o permanecen unidas (συνιστάω). Hebreos elabora más, diciendo que Él “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Heb 1:3). Esto explica el misterio científico del poder inmenso que mantiene unidos todos los átomos del universo. No solamente habla aquí de la creación de todas las cosas en tiempo pasado, sino que vemos que esa misma creación, consistiendo de todas las cosas visibles e invisibles en el cielo y en la tierra, había llegado a estar alejados de Dios y en enemistad con Él, requiriendo reconciliación: “por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Col 1:19-20) Aquí vemos que Dios envió a Su Hijo para reconciliar por Su propia sangre las mismas “todas las cosas” que Cristo originalmente creó en los versículos 15-17, pero habían llegado a estar alienados por la caída. En la dispensación final del cumplimiento de los tiempos, toda la creación, tanto en el cielo, como en la tierra, estarán otra vez reunidos en Cristo, llegando a ser parte de Su nueva creación (Ef 1:10; 2Cor 5:17). Claramente, el término “primogénito” en este texto expresa figurativamente la preeminencia de Cristo sobre la creación, en vez de estar diciendo que Él de alguna manera literalmente nació antes del comienzo de la creación. Colosenses 1 presenta al Hijo como el Creador, Sustentador y Reconciliador de toda la creación, así como lo vemos presentado a través del resto del Nuevo Testamento. Juan 3:16 “Su Hijo unigénito” Tanto los Cristadelfianos como los seguidores de Knoch entienden “Hijo unigénito” como refiriéndose al nacimiento físico del Hijo de Dios por María en Belén. Sin embargo, esto es resultado de una equivocación de los traductores del siglo XVI acerca de la etimología de la palabra μονογενής (monogenes), traducido “unigénito” en la Versión Autorizada. Cuando la Versión Autorizada fue traducida, pensaban que μονογενής era compuesta de μόνος, “único” and γεννάω, “engendrar o procrear.” Pero conforme descubrieron y examinaron más manuscritos griegos extrabíblicos, llegó a ser evidente que μονογενής consiste de μόνος y γένος, que significa “tipo o especie” en vez de γεννάω, “engendrar.” Por lo tanto, una lectura más correcta sería, “Su Hijo único.” Aun la Reina Valera tradujo μονογενής correctamente como “único” en casi toda instancia, excepto cuando estaba refiriendo al Hijo de Dios (“único” Lu 7:12; 8:42; 9:38, cf. “unigénito” Jn 1:14,18; 3:16,18; 1Jn 4:9; Heb 11:17). La única vez que tradujeron μονογενής como “unigénito” refiriendo a alguien aparte de Jesús, es en Hebreos 11:17 donde claramente es una mala traducción, dado que llama a Isaac, hijo de Abraham su hijo unigénito, cuando en realidad Isaac no era su unigénito, dado que también tenía a Ismael. Aquí es obvio que la lectura correcta es “tu hijo único,” i.e., el único hijo de la promesa. La mayoría de las traducciones más recientes han corregido este error, consistentemente traduciendo μονογενής como “único.” Es obvio que, si el Verbo que llegó a ser carne en la encarnación era en el principio con Dios, siendo Él Mismo Dios, sin principio de días, ni fin de vida (Jn 1:1,14; Heb 7:3), Él no literalmente llegó a existir por ser engendrado como el Hijo de Dios en Belén, sino que siempre ha existido como el Hijo único de Dios. Dentro de la Deidad los títulos Padre e Hijo no hablan de generación por reproducción, sino de la relación económica compartido entre ellos. Hebreos 1:5 “Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy” Este versículo es citado del Salmo 2:7, refiriendose a Cristo, y es presentado como evidencia de que Él no era el Hijo de Dios antes de Su nacimiento en Belén. Sin embargo, Lucas, bajo la inspiración del Espíritu Santo, indicó que el Padre había declarado esto acerca de Cristo referente a Su resurrección, siendo de manera figurativa el primero nacido de entre los muertos en la resurrección (Col 1:18). Lucas dice: “la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.” (Hch 13:33) El Salmo 2:7 no puede estar refiriendose a la resurrección de Cristo y a la vez tener referencia a Su nacimiento. Igualmente equivocada es la creencia de que este Salmo habla de un tal “generación eterna” del Hijo de Dios por el decreto eterno de Dios. Génesis 3:15 “la simiente de la mujer” Este argumento final que voy a estar considerando en este blog es presentado por los Cristadelfianos en contra de la existencia de Cristo antes de Su concepción en el vientre de María. Ellos demuestran una falta de entendimiento fundamental de la enseñanza bíblica acerca de la encarnación del Hijo de Dios. Ellos expresan su argumento de la siguiente manera: “Si Cristo preexistía, ¿cómo pudo haber sido descrito como ‘la semilla de la mujer?’” [4] Esto ignora el hecho de que el Verbo eterno, siendo Dios el Hijo, fue hecho carne, siendo nacido de mujer, y habitó entre nosotros (Jn 1:14; Gal 4:4). Él no llegó a existir nueve meses antes de nacer en Belén – Él ya existía antes de tomar carne. Se dice del Hijo antes de Su encarnación que Él fue enviado y que Él vino al mundo. No es posible decir de un ser no existente que él fue enviado, o que él vino. “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.” (Gal 4:4) “Por lo cual, entrando (participio presente) en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. 6 Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. 7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí.” (Heb 10:5-7) No dice que Dios “concibió” a un Hijo, sino que Él lo “envió.” El hecho de que Él aquí está conversando con el Padre antes de Su encarnación cuando Él fue enviado por el Padre, y que Él vino al mundo para hacer la voluntad del Padre por Su propia voluntad, requiere que Él tuviera una existencia consciente antes de haber nacido de mujer. En Mateo 20:28, Jesús dijo que Él vino con un propósito – a servir y a dar Su vida en rescate por muchos. Esto requiere una existencia previa. En Filipenses 2 vemos que, antes de venir a semejanza de hombre, Él existía en la forma de Dios. Pero en vez de aferrarse a Su posición de igualdad con Dios, Él se despojó de Sí Mismo, tomando sobre Sí todas las limitaciones de un cuerpo de carne: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Fil 2:5-8) Aquí lo vemos presentado como existiendo en forma de Dios. Entonces, Él se despojó a Sí Mismo al tomar forma de siervo, en semejanza a los hombres y en condición de hombre. Él vino a servir y dar Su vida en rescate por los hombres. Para poder hacer eso, le fue necesario encarnarse en forma de hombre como nuestro Pariente Redentor. Nada de lo expresado en Filipenses 2:5-8 tiene sentido si Él no había existido como Dios antes de tomar para Sí Mismo un cuerpo de carne. Así que, en respuesta a su pregunta: “Si Cristo preexistía, ¿cómo pudo haber sido descrito como ‘la semilla de la mujer?’” les preguntaría: “¿De qué otra forma podría Él haber llegado a ser nuestro Salvador y Pariente Redentor? Para que el Hijo de Dios sea nuestro Salvador, Él tuvo que ser plenamente Dios, y a la vez plenamente humano. Él era plenamente divino como el Hijo de Dios y a la vez plenamente humano como la simiente de la mujer, nacido de la simiente de David según la carne (Rom 1:3-4). Aunque Él existía en forma de Dios, el Padre envió a Su Hijo único a nacer de una mujer según la carne. Sin embargo, Él nunca dejó de ser Dios – Él simplemente tomó sobre Sí la semejanza de carne de pecado, pero sin pecar: “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne.” (Rom 8:3) Dios el Hijo tuvo que tomar sobre Sí carne a causa del pecado – no Su propio pecado, sino a causa de los pecados del mundo de la humanidad. Quizás el niño Jesús que nació en un pesebre pudo haberse parecido cualquier bebé recién nacido. Sin embargo, al profeta Isaías le fue revelado que Él era en realidad Emanuel o “Dios con nosotros” (Isa 7:14; Mt 1:23). Él también dijo de Él: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Isa 9:6) Conclusión Habiendo examinado cinco de los textos principales utilizados para negar que el Hijo de Dios es coeterno con el Padre, llega a ser evidente que, cuando son bien entendidos, ellos de ninguna manera contradicen la revelación universal de las Escrituras acerca de la preexistencia eterna del Hijo. Sin embargo, los Cristadelfianos hasta enseñan que, para tener la vida eterna, es necesario negar que Cristo el Hijo de Dios es coigual y coeterno con el Padre, dado que, para ellos, solamente el Padre es el verdadero Dios. En el próximo blog voy a considerar los textos que usan para sustentar esta afirmación. [1] christadelphia.org “Jesus Did Not Pre-Exist” [2] The Complete Word Study Dictionary: New Testament, ἀρχή, NT:746: (VII) Spoken by metonymy of persons indicating not time but priority and preeminence (Col 1:18, "who is the beginning," meaning the ruler). See prœtótokos (4416), firstborn; Sept.: Gen 49:3; Deut 21:17. In Rev 1:8; 21:6; 22:13, "the beginning and the end" means the first and the last indicating the One who created the beginning and the One who will bring about the end of what He originally created, not through elimination but change. In Rev 3:14, "the beginning of the creation" means the active beginning of the creation, the One who caused the creation, referring to Jesus Christ not as a created being, but the One who created all things (John 1:3). The Complete Word Study Dictionary: New Testament © 1992 by AMG International, Inc. Revised Edition, 1993) [3] A. E. Knoch, Sons of God [4] christadelphia.org “Jesus Did Not Pre-Exist”
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