
por George Sidney Hurd
Para el cristiano promedio este tema puede aparentar ser irrelevante porque aceptan el relato bíblico de Sodoma y Gomorra tal como presentado en las Escrituras. Sin embargo, estamos viviendo en un tiempo cuando la mayoría de las creencias históricas están siendo desmanteladas y reinterpretadas de una manera menos confrontacional y ofensiva a las sensibilidades de nuestra sociedad posmoderna. El Dios de las Escrituras está siendo redefinido de una manera que reafirme e incluso aprueba la manera de vivir inicua del hombre moderno en vez de enfrentarla y juzgarla.
Las Evidencias de la Destrucción de Sodoma
Los Modernistas Liberales del pasado típicamente rechazaban la Biblia, hasta negando que Sodoma y Gomorra existían. Sin embargo, tarde o temprano los descubrimientos arqueológicos usualmente traen a la luz evidencias que respaldan la Biblia, y la existencia de Sodoma y Gomorra no es una excepción. En 1964 un grupo de arqueólogos descubrieron las ruinas de una ciudad muy antigua en el norte de Siria que fue identificada como Elba, la capital de un imperio antiguo contemporáneo con los Patriarcas. En las excavaciones descubrieron más de 2.000 tablas escritas en un texto cuneiforme. Las tablas contenían los nombres de muchas de las ciudades antiguas mencionadas en Génesis, incluyendo todas las cinco ciudades de la llanura que fueron mencionadas como destruidas en Génesis, y fueron designadas como “las ciudades inicuas.” 1 Las tablas son datadas comenzando en 2.300 A.D., unos 450 años antes de la destrucción de las ciudades de la llanura según el capítulo 19 de Génesis.
Hoy en día la mayoría de los Progresivos Posmodernos no niegan abiertamente las Escrituras como hacían los Modernistas Liberales. En lugar de eso, ellos reinterpretan y alteran el sentido obvio del texto para acomodarlo a las normativas y sensibilidades de la sociedad actual. Algunos, sin rechazar de manera directa el relato bíblico, argumentan que la destrucción de Sodoma y Gomorra no era un evento histórico y real, sino simplemente una historia inventada por los hombres para poder controlar a la gente por el miedo. Sin embargo, una vez más, las evidencias arqueológicas no están de su lado. Para mí, hay amplias evidencias como para poder convencer a todos sin prejuicios que los restos de ceniza de cada una de las ciudades permanecen hasta el día de hoy.
El relato en Génesis dice que Sodoma y las ciudades de la llanera fueron completamente destruidos por fuego y azufre que cayó del cielo:
“Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.” (Gen 19:24-25).
Tanto Pedro como Judas se refieren a la destrucción de Sodoma y Gomorra como una señal visible que se podía observar en su día. Pedro dijo de su destrucción:
“y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo (hupodeigma) a los que habían de vivir impíamente…” (2 Pedro 2:6)
Aquí Pedro dice que Dios hizo un ejemplo o “muestra visible” (hupodeigma) de Sodoma y Gomorra para que lo futuras generaciones pudieran observar y no imitar sus prácticas impías. Él indicó que el ejemplo visible son los restos cenicientos de las ciudades. De semejante manera Judas dice:
“como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo (deigma), sufriendo el castigo del fuego eterno (pur aionios ‘fuego época duradera’).” (Judas 7)
Aquí Judas utiliza una forma de la misma palabra griega que usó Pedro, (deigma), que Vine’s Expository Dictionary define como, “espécimen, algo mostrado.” El énfasis de Pedro y Judas, tomados juntos, es que Sodoma y Gomorra eran una señal observable en la forma de restos cenicientos, demostrando que Dios juzgará a aquellos que persistan en las mismas prácticas del sexo ilícito de los sodomitas.
Pedro y Judas no son los únicos de esa época que mencionaban los restos cenicientos de las ciudades de la llanura que Dios había destruido. El historiador judío Josefo, que era contemporáneo con Pedro y Judas, dijo de su destrucción:
“La planicie de Sodoma está adyacente a él (el Mar Muerto). Antiguamente fue una tierra muy hermosa por los frutos que producía y por las riquezas de sus ciudades, aunque ahora está reducida a cenizas. Se dice como, por la impiedad de sus habitantes, fue incendiado y por esa razón todavía existen los restos de ese fuego divino, y los rastros (o sombras) de las cinco ciudades todavía se pueden ver… Y por lo tanto, lo que se relata de esta tierra de Sodoma tiene estas evidencias que nuestros mismos ojos pueden comprobar.” 2
Josefo, casi 2.000 años después de la destrucción de Sodoma dijo que las formaciones o sombras de todas las cinco ciudades todavía eran visibles. No habían sido enterradas y parcialmente preservadas como algunas de las comunidades en el lado oriental del Mar Muerto. Otras ciudades fueron construidas encima de esas ciudades, pero según las Escrituras las ciudades de Sodoma fueron reducidas a cenizas, para jamás ser reconstruidas y permanecen visibles en el superficie, puestas por ejemplo a los que habían de vivir impíamente después (Sof 2:9; Isa 13:19-20; Jer 49:18).
También, Strabo, el geógrafo, filósofo e historiador griego que vivía entre los años 63 B.C. y 23 D.C. dijo: “Antes había ciudades habitadas en esa región del Mar Muerto cerca de Masada bajo la ciudad metrópolis de Sodoma.” 3 Las ruinas de Masada, la fortaleza de Herodes, da una vista panorámica de lo que queda de Gomorra, una de las ciudades bajo la ciudad principal de Sodoma, como ilustrado en las siguientes imágenes:
Para el cristiano promedio este tema puede aparentar ser irrelevante porque aceptan el relato bíblico de Sodoma y Gomorra tal como presentado en las Escrituras. Sin embargo, estamos viviendo en un tiempo cuando la mayoría de las creencias históricas están siendo desmanteladas y reinterpretadas de una manera menos confrontacional y ofensiva a las sensibilidades de nuestra sociedad posmoderna. El Dios de las Escrituras está siendo redefinido de una manera que reafirme e incluso aprueba la manera de vivir inicua del hombre moderno en vez de enfrentarla y juzgarla.
Las Evidencias de la Destrucción de Sodoma
Los Modernistas Liberales del pasado típicamente rechazaban la Biblia, hasta negando que Sodoma y Gomorra existían. Sin embargo, tarde o temprano los descubrimientos arqueológicos usualmente traen a la luz evidencias que respaldan la Biblia, y la existencia de Sodoma y Gomorra no es una excepción. En 1964 un grupo de arqueólogos descubrieron las ruinas de una ciudad muy antigua en el norte de Siria que fue identificada como Elba, la capital de un imperio antiguo contemporáneo con los Patriarcas. En las excavaciones descubrieron más de 2.000 tablas escritas en un texto cuneiforme. Las tablas contenían los nombres de muchas de las ciudades antiguas mencionadas en Génesis, incluyendo todas las cinco ciudades de la llanura que fueron mencionadas como destruidas en Génesis, y fueron designadas como “las ciudades inicuas.” 1 Las tablas son datadas comenzando en 2.300 A.D., unos 450 años antes de la destrucción de las ciudades de la llanura según el capítulo 19 de Génesis.
Hoy en día la mayoría de los Progresivos Posmodernos no niegan abiertamente las Escrituras como hacían los Modernistas Liberales. En lugar de eso, ellos reinterpretan y alteran el sentido obvio del texto para acomodarlo a las normativas y sensibilidades de la sociedad actual. Algunos, sin rechazar de manera directa el relato bíblico, argumentan que la destrucción de Sodoma y Gomorra no era un evento histórico y real, sino simplemente una historia inventada por los hombres para poder controlar a la gente por el miedo. Sin embargo, una vez más, las evidencias arqueológicas no están de su lado. Para mí, hay amplias evidencias como para poder convencer a todos sin prejuicios que los restos de ceniza de cada una de las ciudades permanecen hasta el día de hoy.
El relato en Génesis dice que Sodoma y las ciudades de la llanera fueron completamente destruidos por fuego y azufre que cayó del cielo:
“Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.” (Gen 19:24-25).
Tanto Pedro como Judas se refieren a la destrucción de Sodoma y Gomorra como una señal visible que se podía observar en su día. Pedro dijo de su destrucción:
“y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo (hupodeigma) a los que habían de vivir impíamente…” (2 Pedro 2:6)
Aquí Pedro dice que Dios hizo un ejemplo o “muestra visible” (hupodeigma) de Sodoma y Gomorra para que lo futuras generaciones pudieran observar y no imitar sus prácticas impías. Él indicó que el ejemplo visible son los restos cenicientos de las ciudades. De semejante manera Judas dice:
“como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo (deigma), sufriendo el castigo del fuego eterno (pur aionios ‘fuego época duradera’).” (Judas 7)
Aquí Judas utiliza una forma de la misma palabra griega que usó Pedro, (deigma), que Vine’s Expository Dictionary define como, “espécimen, algo mostrado.” El énfasis de Pedro y Judas, tomados juntos, es que Sodoma y Gomorra eran una señal observable en la forma de restos cenicientos, demostrando que Dios juzgará a aquellos que persistan en las mismas prácticas del sexo ilícito de los sodomitas.
Pedro y Judas no son los únicos de esa época que mencionaban los restos cenicientos de las ciudades de la llanura que Dios había destruido. El historiador judío Josefo, que era contemporáneo con Pedro y Judas, dijo de su destrucción:
“La planicie de Sodoma está adyacente a él (el Mar Muerto). Antiguamente fue una tierra muy hermosa por los frutos que producía y por las riquezas de sus ciudades, aunque ahora está reducida a cenizas. Se dice como, por la impiedad de sus habitantes, fue incendiado y por esa razón todavía existen los restos de ese fuego divino, y los rastros (o sombras) de las cinco ciudades todavía se pueden ver… Y por lo tanto, lo que se relata de esta tierra de Sodoma tiene estas evidencias que nuestros mismos ojos pueden comprobar.” 2
Josefo, casi 2.000 años después de la destrucción de Sodoma dijo que las formaciones o sombras de todas las cinco ciudades todavía eran visibles. No habían sido enterradas y parcialmente preservadas como algunas de las comunidades en el lado oriental del Mar Muerto. Otras ciudades fueron construidas encima de esas ciudades, pero según las Escrituras las ciudades de Sodoma fueron reducidas a cenizas, para jamás ser reconstruidas y permanecen visibles en el superficie, puestas por ejemplo a los que habían de vivir impíamente después (Sof 2:9; Isa 13:19-20; Jer 49:18).
También, Strabo, el geógrafo, filósofo e historiador griego que vivía entre los años 63 B.C. y 23 D.C. dijo: “Antes había ciudades habitadas en esa región del Mar Muerto cerca de Masada bajo la ciudad metrópolis de Sodoma.” 3 Las ruinas de Masada, la fortaleza de Herodes, da una vista panorámica de lo que queda de Gomorra, una de las ciudades bajo la ciudad principal de Sodoma, como ilustrado en las siguientes imágenes:
Ahora, casi 2.000 años después de Josefo, los restos cenicientos permanecen aún como un testimonio visible del juicio contra la inmoralidad desenfrenada y persistente. Más de cerca uno examina los restos, más evidente es que de hecho son un testimonio solemne del juicio de Dios contra las ciudades de Sodoma. Los restos de ceniza no aparecen en toda la llanura, sino que están confinados a las cinco ciudades como está indicado en las siguientes imágenes:
Otros sitios arqueológicos como Tal el-Hammam en el nororiente del Mar Muerto muestran indicios de haber sido destruidos por fuego también, pero no fueron reducidos a ceniza como dice la Biblia acerca de las cinco ciudades de la llanura que fueron totalmente destruidas. Strabo indica que había otras ciudades en la llanura aparte de las de la metrópolis Sodomita. Él dijo: “hubo un tiempo cuando había trece ciudades en esa región de las cuales Sodoma era la metrópolis.” 4
Al examinar los restos cenicientos de las ciudades llega a ser aún más evidente que corresponden con el relato de Génesis acerca de su destrucción. Génesis 19:24 dice que el Señor “hizo llover azufre y fuego” sobre las ciudades. Encastradas en las capas de ceniza hay miles de bolas de azufre de varios tamaños con una cáscara cristalizada formada cuando las bolas de azufre fueron extinguidas en la ceniza antes de poder consumirse completamente. Este es el único lugar en el mundo donde se encuentra azufre en esta forma:
Al examinar los restos cenicientos de las ciudades llega a ser aún más evidente que corresponden con el relato de Génesis acerca de su destrucción. Génesis 19:24 dice que el Señor “hizo llover azufre y fuego” sobre las ciudades. Encastradas en las capas de ceniza hay miles de bolas de azufre de varios tamaños con una cáscara cristalizada formada cuando las bolas de azufre fueron extinguidas en la ceniza antes de poder consumirse completamente. Este es el único lugar en el mundo donde se encuentra azufre en esta forma:
El tipo de azufre encontrado en estos sitios es único y diferente del azufre encontrado en otros partes del mundo. El azufre producido por la actividad geotérmica solamente es alrededor de 40 porciento puro, mientras que numerosas pruebas de laboratorio han determinado que el azufre de estas ciudades es entre 94 y 98 por ciento puro con pequeñas cantidades de magnesio que combinados producen calor suficiente para derretir el acero inoxidable. Adicionalmente, el azufre no se encuentra así en forma de bolas en la naturaleza.
También, en algunos lugares se encuentra carbón o madera parcialmente quemada que fue atrapada en las capas de ceniza y privado del oxígeno antes de poder consumirse completamente.
Los depósitos de ceniza en estas ciudades son sulfato de calcio puro que es producido cuando la caliza, que es carbonato de calcio, es consumida con azufre y calor intenso. La mayoría de las estructuras de esa región fueron hechas de caliza. Las capas delgadas de la ceniza se vuelven polvo muy fácilmente.
En algunos lugares las capas aparecen en formaciones remolineantes, que sería el resultado de una tormenta de fuego o ionización térmica causada por electrones repelándose y atrayéndose bajo un calor extremo, como se ve en las siguientes imágenes:
Este fuego divino es el mismo fuego del Señor que cayó sobre el altar después de que Elías había orado, consumiendo no solamente el sacrificio, sino también la madera y las mismas piedras del altar (1Kings 18:38). Aparte del hecho de que las Escrituras dicen que fue el Señor Mismo que llovió azufre y fuego sobre Sodoma del cielo, los mismos detalles de las evidencias forenses tomados juntos indican que estas ciudades fueron destruidas por medios no naturales de este planeta.
Aunque aquellos que no quieren retener el conocimiento de Dios siempre procurarán desacreditar las evidencias, en mi opinión, como dijeron Pedro y Judas, la destrucción de Sodoma y Gomorra es un ejemplo visible para todas las generaciones, demostrando que Dios juzgará a aquellos que se nieguen a juzgarse a sí mismos (2 Pedro 2:6; Judas 7; Heb 13:4). Creo que la evidencia es tan contundente como para dejar a los hombres sin excusa en el día del juicio. Para una descripción más detallada recomiendo: Sodom & Gomorrah - true location found - Ross Patterson.
¿Quién destruyó a Sodoma?
Algunas personas, aunque reconocen remisamente que eventos cataclísmicos como el diluvio y la destrucción de Sodoma y Gomorra sucedieron, sin embargo intentan argumentar que no fue Dios Mismo que destruyó estas ciudades. Esto a pesar de los términos tan específicos atribuyendo la destrucción a Dios Mismo. Dios le dijo a Abraham que no destruiría Sodoma si fuera a encontrar tan solamente diez justos dentro de la ciudad (Gen 18:32). Claramente, Dios toma responsabilidad por la destrucción de Sodoma.
Progresivos como Gregory Boyd argumentan que Dios es exclusivamente amor cruciforme y no-violento y por lo tanto jamás hubiera destruido a Sodoma (examino sus argumentos en mi libro, “Los Caminos de Dios” Desde la perspectiva de una Restauracionista Conservador Evangélico). Boyd argumenta que Dios simplemente “quitó su mano de protección, permitiendo que fuerzas anti-creacionales que se dedican a destruir” llevaran a cabo la destrucción. 5 Pero, cuando los dos ángeles le contaron a Lot que las ciudades iban a ser destruidas, le dijeron: “vamos a destruir este lugar… Jehová nos ha enviado para destruirlo” (Gen 19:13). ¿Podríamos razonablemente decir que los mismos ángeles de Dios son fuerzas anti-creacionales dedicados a destruir, como dice Boyd? El lenguaje de las Escrituras no nos permite separar a Dios de la destrucción de Sodoma como Boyd intenta hacer. Génesis 19:24 dice de manera enfática, “Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos.” A la luz de esto, ¿cómo podemos atribuir la destrucción de Sodoma a fuerzas malévolas destructoras?
Algunos argumentarían que el autor humano de Génesis equivocadamente presentó a Dios como si Él fuera quién destruyó las ciudades – que Moisés simplemente interpretó la destrucción según su percepción equivocada de Dios. Ellos dirían que, para poder conocer a Dios como realmente es, necesitamos aprender de Jesús. Sin embargo, Jesús siempre autenticaba la totalidad de los escritos de Moisés y los Profetas como inspirados por Dios y por lo tanto infalible (Mt 4:4; Jn 10:35; Marcos 14:49; Mt 5:18; 26:56; Lucas 21:22; 24:44; Jn 13:18; 15:25, etc.). Adicionalmente, en Lucas 17 Jesús no solamente reafirma la historicidad del juicio de Dios sobre Sodoma, sino que Él también advierte que los eventos relacionados con Su retorno serán similares:
“Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; 29 mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.” (Lucas 17:28-30 cf. Apo 6:15-17).
No hay indicación de que Jesús entendió la destrucción de Sodoma como llevado a cabo por fuerzas malévolas en vez de Dios Mismo. De hecho, el Nuevo Testamento utiliza términos muy similares para describir el juicio que el Hijo del Hombre Mismo traerá contra el Anticristo y sus seguidores cuando Él se revela del cielo:
“cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9 los cuales sufrirán pena de eterna (aionios “época duradera”) perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.” (2 Tes 1:7-9)
El Dios del Antiguo Testamento es el mismo Señor Jesucristo que vendrá en llama de fuego, dando retribución a los impíos en Su Segunda Venida (cf. Apo 19:11-15). Es cierto que la perdición es eonian y no eterna. De hecho, incluso Sodoma finalmente será restaurada (Ezeq 16:53-55). Pero eso no cambia el hecho de que es Dios Mismo que juzga a Su pueblo. Como dice el escritor de Hebreos:
“Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Heb 10:30-31)
Aunque es cierto que en las épocas venideras, en los tiempos de la restauración de todos – la dispensación del cumplimiento de los tiempos, todos finalmente habrán sido restaurados, habiendo sido reunidos en Cristo (Hch 3:21; Ef 1:10), las consecuencias de persistir en el pecado sin arrepentirse son muy serias y duraderas. Aunque los habitantes de la ciudades de Sodoma finalmente serán restaurados, al menos algunos de ellos han estado en una condición consciente en el hades por más de 4.000 años esperando su pena en el día del juicio (Mt 10:15). Aunque es tema de otro blog, el hades, o seol en el hebreo, es la habitación invisible de las almas de los muertos y no el sepulcro, como afirman maestros como Don Keathley. 6 Los cuerpos están dormidos en el sepulcro pero las almas están conscientes en el hades. Para los que deseen, demuestro de las Escrituras que nuestras almas permanecen en un estado consciente después de la muerte en mi blog, “¿Es Seol el Sepulcro?” y en mi libro, “¿Exterminación o Restauración?”.
Contrario a la opinión popular moderna, reafirmando a alguien que está viviendo en el pecado en vez de confrontarlo y advertirlo acerca del juicio de Dios sobre los no arrepentidos, no es amor. O es incredulidad acerca de las advertencias de Dios encontradas en las Escrituras (a menudo dadas por Jesús Mismo), o es por falta del amor y preocupación por el bienestar del pecador no arrepentido. Si realmente amamos a alguien y creemos que la Palabra de Dios es verdad, no vamos a reafirmar a uno en sus pecados. Lo advertiremos e intercederemos por él hasta que vuelva en sí y se arrepienta ante Dios.
Reafirmando comportamiento pecaminoso en vez de confrontarlo es lo que caracteriza a los falsos profetas. Ellos son los que dicen “paz y seguridad” en vez de advertir del juicio que viene (1Tes 5:1-3; Ezeq 13:16; Jer 14:14-16). Esto es lo que los falsos profetas hacían en el Antiguo Testamento cuando Dios advertía por Sus profetas de que venían juicios, y Jesús advirtió que habría muchos falsos profetas iguales a aquellos preciso antes de Su retorno:
“Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; 12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” (Mt 24:11-13)
Muchos falsos maestros se han levantado en nuestros días que “desmantelan” las Escrituras y su revelación de la naturaleza de Dios y Sus caminos con el fin de remover todo temor a Dios. Ellos bien dicen que el amor perfecto echa fuera todo temor (1Jn 4:18). Pero, también es importante entender que el temor del Señor es el principio de la sabiduría (Sal 111:10).
Cualquier niño que ame y respete a su padre entiende que el temor y el amor no son incompatibles. Si tuvimos el privilegio de tener un buen padre que nos amaba, comprendemos el amor/temor relación a uno en autoridad. Mientras obedecíamos, la única emoción que sentimos era positiva – la de amor y respeto (temor reverente). Pero, cuando traspasamos sus límites establecidos, aunque sabíamos que él nos amaba y por ese motivo nos corregía, la emoción predominante era la emoción negativa de temor porque sabíamos que nos iba a disciplinar. De hecho, como dice el escritor de Hebreos, Dios nos disciplina y azota precisamente porque nos ama (Heb 12:5-7). Un padre que no establece límites o no los impone es un padre negligente que realmente no ama a su hijo (Pro 13:24).
Estamos viviendo en una sociedad cada vez más hedonista que desprecia toda autoridad y dice, “si se siente bien, hazlo.” Y muchos que no niegan la existencia de Dios abiertamente, en vez de arrepentirse de sus pecados, sometiéndose a Dios, buscan para sí maestros que reconstruyen el Dios de la Biblia, presentándolo como si fuera un padre todo-permisivo que aprueba cualquier cosa que sus hijos deseen hacer (2Tim 4:1-4). El resultado es que “no hay temor de Dios delante de sus ojos.” (Rom 3:18). Jesús dijo que en el tiempo de Su retorno sería como en los días de Lot. Cuando los ángeles entraron en la casa de Lot, todos los hombres de la ciudad se juntaron en la puerta e insistían en que Lot los sacara para violarlos sexualmente. Cuando Lot los reprochó por lo que querían hacer lo condenaron por estar juzgándolos (Gen 19:9). Aún después de haber sido cegados de manera sobrenatural por los ángeles, no temieron a Dios arrepintiéndose, sino que seguían buscando la puerta hasta agotarse (Gen 19:4-11).
Claramente, Dios Mismo toma responsabilidad por la destrucción de Sodoma. Y Jesús, como también Pedro y Judas, advierten que, si seguimos su ejemplo Dios que no hace acepción de personas nos juzgará de igual manera. Muchos que han sido condicionados a ver a Dios como si fuera un padre todo-consentidor sin duda protestaría contra esto. Sin embargo, Pablo les respondería diciendo: “Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.) En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?” (Rom 3:5-6). Igual como Dios juzgó a Sodoma y Gomorra, Dios juzgará al mundo. No creas a los falsos profetas cuando digan paz y seguridad, contrario a las advertencias de Jesús y todas las Escrituras (1Thess 5:3).
¿Por qué fue Destruida Sodoma?
Históricamente ha sido la creencia, tanto de judíos como cristianos que, aunque Sodoma era culpable de muchos pecados, fueron destruidos principalmente por su práctica de la homosexualidad. Esta conclusión se basa principalmente en Génesis 19:4-5 donde dice:
“Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. 5 Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.” (Gen 19:4-5)
Entre los judíos de ese tiempo decir que uno “conozca” a otra persona en estos contextos era una manera discreta de referirse a las relaciones sexuales (Gen 4:1,17,25; 24:16; 38:26; Matt 1:25, etc.). En estos tiempos algunos han intentado argumentar que lo que los hombres de Sodoma exigían no era conocerlos sexualmente sino nada más conocerlos personalmente. Señalan que “conocer” en la mayoría de los casos significa nada más conocerle a uno de una manera no sexual. De esto argumentan que ellos simplemente estaban exigiéndole a Lot que él les permitiera entrevistarlos. Sin embargo, en el contexto es obvio que “conocer” es utilizado en el sentido sexual. Cuando insistían en conocerlos Lot les ofreció a sus dos hijas vírgenes que no habían “conocido” varón (Gen 19:8). Es obvio que no estaba nada más ofreciendo que conversaran con ellas.
En Jueces 19 hay un incidente similar donde un anciano recibió a un hombre con su concubina en su casa para pasar la noche en vez de quedar la noche en la plaza abierta. Lo que sucedió después es difícil leer pero ilustra lo que significa cuando un hombre quiere “conocerle” a otro en este sentido:
“Pero cuando estaban gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la casa, diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos. 23 Y salió a ellos el dueño de la casa y les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal; ya que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad. 24 He aquí mi hija virgen, y la concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y haced con ellas como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame. 25 Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó; y entraron a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba el alba.” (Jueces 19:22-25)
Este incidente paralelo demuestra más allá de duda que la exigencia de sacar a los visitantes (ángeles) de Sodoma para “conocerlos” en este contexto se refiere a las relaciones sexuales y no nada más conversar con ellos. Claramente, en el contexto de Génesis 19 el pecado que finalmente resultó en la destrucción de Sodoma era la actividad homosexual o sodomía. Es por eso que Judas, el medio hermano de Jesús, nombra el pecado de Sodoma como habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza (Judas 7). De semejante manera, Pablo habla de las relaciones homosexuales de mujer con mujer o hombre con hombre como pasiones vergonzosas contra naturaleza (Rom 1:24-28).
Algunos argumentan que el pecado de Sodoma era la inhospitalidad en vez del pecado de la homosexualidad. Citan Ezequiel 16 que dice:
“He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. 50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité.” (Ezeq 16:49,50)
Aquí como en Romanos capítulo 1 vemos un descenso en caracol. En este caso comenzó con orgullo y exceso, y descendieron en ociosidad y finalmente terminaron en cometer la abominación. Cometer la abominación era lo que provocó el juicio severo del Señor – no la falta de hospitalidad. (“ellos hicieron abominación...y las quité.”)
¿Cuál fue la abominación que cometieron delante de Él? Es obvio que no era inhospitalidad. En primer lugar, la inhospitalidad es un pecado de omisión – no de comisión. ¿Cuál pecado es históricamente reconocido como el pecado de Sodoma que es llamado una abominación? Homosexualidad. Es por eso que sodomía es utilizada como un sinónimo para la práctica de homosexualidad.
La falta de hospitalidad jamás es llamada una “abominación” en las Escrituras y jamás sería castigado con la pena de muerte. Dios hubiera actuado fuera de Su propia ley si fuera infligir la pena de muerte por no mostrar la hospitalidad. La ley de Dios no exigía la pena de muerte por no mostrar la hospitalidad, pero sí requería la pena de muerte por la abominación de la actividad homosexual:
“Si un hombre se acuesta con un hombre, como se acuesta con una mujer, los dos cometen una abominación. Ambos morirán irremisiblemente; su sangre será sobre ellos.” (Lev 20:13 RVA)
¿Cuál fue la abominación que cometió Sodoma que justificaba la pena de muerte como un ejemplo? Esta frase “cometer una abominación” como aquí aparece en su forma singular (heb. tow`ebah) es la misma forma que “hicieron abominación” en Ezequiel 16:50. En todas las Escrituras esta forma es utilizada exclusivamente para referirse al acto homosexual. Por esta razón Judas atribuye su destrucción a vicios contra la naturaleza (Judas 7). El pene del hombre fue diseñado para introducirse en la vagina de la mujer, pero el ano fue diseñado para la eliminación – no la penetración. Pablo, de semejante manera se refería a las relaciones sexuales entre los del mismo sexo como “pasiones vergonzosas contra naturaleza” (Rom 1:26). Aparte de que es contra el diseño de Dios y una ofensa contra Él, tales prácticas contra naturaleza son la causa de muchos problemas graves de salud, adicional a lo del SIDA.
Es común oír proponentes de la homosexualidad decir, “Jesús no dijo nada contra la homosexualidad, así que Él ha de haberla aprobado.” Pero, no hubiera habido necesidad que Él hablara del tema, dado que ya estaba entendido como un pecado grave para los judíos. Nadie le presentó a Jesús con un caso de homosexualidad para que Él hablara del tema, como fue el caso con el adulterio. Tampoco mencionaba el incesto, pedofilia o bestialidad porque igualmente eran entendidos como actos abominables entre los judíos de Su tiempo. También estos pecados eran prohibidos de manera explícita en la Ley y Jesús afirmaba la Ley. Sin duda, si alguien le hubiera preguntado acerca de la homosexualidad Él le habría referido a la Ley, igual como Él hizo en más de una ocasión (Mt 19:4; Lucas 18:20). Tenemos que tener presente que Jesús es Dios y por lo tanto el autor divino, tanto del Antiguo como el Nuevo Testamento. También, implícita en Su descripción de la destrucción de Sodoma y su juicio cuando él viene otra vez es Su condenación de toda actividad homosexual no arrepentida (Luke 17:28-30; Matt 10:15).
Dado que yo, igual como con la mayoría de las personas en nuestros días, tenemos relaciones cercanas con personas que amamos que practican la homosexualidad, he procurado entender el tema de cada ángulo, leyendo libros a favor y en contra de la homosexualidad. Quizás el intento más desarrollado de reconciliar el estilo de vida Gay al cristianismo fue “God and the Gay Christian” (Dios y el Cristiano Gay) por el joven Matthew Vines. Él admite que los hombres de Sodoma intentaron violar a los ángeles, pensando que eran hombres. Sin embargo, él y otros promovedores de la homosexualidad dentro de la Iglesia, argumentan que, lo que Dios desaprueba no es el acto homosexual en sí, sino actividad sexual promiscua con múltiples parejas fuera de una relación comprometida de amor entre dos individuos. 7
Sin embargo, la prohibición en Levítico 18 y 20 no es exclusivamente contra el sexo promiscuo. Es contra cualquier hombre teniendo intimidad sexual con varón como con mujer (Lev 18:22). De la misma manera, lo que Pablo denuncia como contra naturaleza es mujer con mujer y hombre con hombre (Rom 1:26-27). Insistir que Pablo solamente estaba refiriéndose a la promiscuidad sexual es leer en el texto lo que no está expresado.
Algunos señalan que ya no estamos bajo la Ley y de eso argumentan que la prohibición en Levítico ya no aplica a nosotros. Mientras es cierto que en Cristo ya no estamos bajo la Ley, la justicia de la Ley es producida en nosotros cuando andamos en el Espíritu, permaneciendo en Cristo (Rom 8:4). Lo que era inmoral bajo la Ley sigue siendo inmoral hoy, y eso incluye relaciones con los del mismo sexo. Pablo en otra parte explica que, aunque los que están en Cristo ya no están bajo la Ley, la Ley sigue en efecto para acusar a los transgresores:
“Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; 9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, 11 según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.” (1Tim 1:8-11).
Aquí vemos que la Ley todavía sirve para convencer al homosexual de su pecado. La palabra traducida aquí como “sodomita” es arsenokoites que es una palabra compuesta de arsen – “varón” y koite – “cama.” De koite derivamos nuestra palabra coitus que significa “relaciones sexuales.” Pablo aquí está haciendo referencia a la prohibición en Levítico contra un hombre acostándose con otro varón como mujer (Lev 18:22).
Los defensores de la vida Gay a menudo intentan desmantelar las sanas doctrinas de las Escrituras, discutiendo sobre definiciones de palabras con el objetivo de hacer que las Escrituras aparenten estar afirmando la vida pecaminosa de uno. Pablo confrontaba este mismo problema y nos dijo que nos apartáramos de los hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad que provocan contención sobre palabras en vez de aferrarse a la sana doctrina que es conforme a la piedad (1Tim 6:3-5).
Que la prohibición contra el homosexualismo es una prohibición sin limitación de tiempo y no algo solamente aplicable a los judíos bajo la Ley es evidente cuando uno revisa todo el capítulo en Levítico 18. Después de prohibir varios pecados sexuales, incluyendo incesto, homosexualidad y la bestialidad, el Señor deja muy en claro que estos pecados no solamente eran actos abominables para Su pueblo Israel bajo la Ley, sino que Él también juzga a las naciones que practican estas abominaciones. Después de nombrar todos los actos sexuales abominables Él dice:
“(porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); 28 no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros. 29 Porque cualquiera que hiciere alguna de todas estas abominaciones, las personas que las hicieren serán cortadas de entre su pueblo.” (Lev 18:27-29)
Entonces vemos que, no solamente Sodoma y Gomorra fueron destruidos por Dios debido a estas abominaciones, sino que estas mismas abominaciones fueron la razón por la que Dios echó a los Cananeos de la tierra. La homosexualidad es un pecado contra el diseño de Dios, sin importar en qué época uno vive. En el principio Dios nos hizo hombre y mujer y nos mandó a fructificar y multiplicarnos (Mt 19:4-5; Gen 1:27-28). La homosexualidad va en contra del diseño e intención original de Dios. Y aunque las Escrituras claramente enseñan que todos finalmente serán restaurados (hasta incluir a Sodoma), es igualmente claro que ninguna persona inmoral heredará al reino de Dios en su condición pecaminosa. Pablo dice:
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1Cor 6:9-11)
Pablo dice, “No dejen que nadie les engañe, haciendo que piensen que pueden heredar el reino de Dios mientras estén viviendo en el pecado.” Si estás practicando cualquier de estas actividades pecaminosas mencionados aquí de manera continua, en vez de justificar continuar en ellas, buscando falsos maestros que te reafirman en los pecados que te excluirán del reino, necesitas arrepentirte de tu pecado ante Dios y pedir que te limpie y te santifique para que seas salvo en el día del Señor Jesucristo, siendo librado del Lago de Fuego y la segunda muerte.
Me han acusado de ser carente de amor porque no reafirmo a las personas que están practicando el homosexualismo. Sin embargo, sabiendo lo que pasó a Sodoma y Gomorra y el por qué, sería una falta de amor guardar silencio. Hay personas muy cerca de mí, a las que amo mucho, que están practicando el homosexualismo. Si pudiera reafirmarlos y amarlos al mismo tiempo lo haría. Pero reafirmarlos en su pecado no es amor – o es ignorancia, indiferencia o cobardía. Jesús dijo: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo” (Apo 3:19). Incluso el juicio de Dios contra Sodoma fue una intervención correctiva motivado por Su amor. Era un juicio necesario para el bien de la humanidad, pero culmina en la restauración de Sodoma (Ezeq 16:53-55). Dios es un Dios de justicia, pero también es un Dios de misericordia y Sus misericordias no tienen fin. Al final Su misericordia triunfa sobre el juicio (Stg 2:13).
Para una consideración más profundo del tema de la homosexualidad recomiendo la serie de cuatro enseñanzas en ingles: https://www.youtube.com/watch?v=l_5WvYcKv18&t=265s
Aunque aquellos que no quieren retener el conocimiento de Dios siempre procurarán desacreditar las evidencias, en mi opinión, como dijeron Pedro y Judas, la destrucción de Sodoma y Gomorra es un ejemplo visible para todas las generaciones, demostrando que Dios juzgará a aquellos que se nieguen a juzgarse a sí mismos (2 Pedro 2:6; Judas 7; Heb 13:4). Creo que la evidencia es tan contundente como para dejar a los hombres sin excusa en el día del juicio. Para una descripción más detallada recomiendo: Sodom & Gomorrah - true location found - Ross Patterson.
¿Quién destruyó a Sodoma?
Algunas personas, aunque reconocen remisamente que eventos cataclísmicos como el diluvio y la destrucción de Sodoma y Gomorra sucedieron, sin embargo intentan argumentar que no fue Dios Mismo que destruyó estas ciudades. Esto a pesar de los términos tan específicos atribuyendo la destrucción a Dios Mismo. Dios le dijo a Abraham que no destruiría Sodoma si fuera a encontrar tan solamente diez justos dentro de la ciudad (Gen 18:32). Claramente, Dios toma responsabilidad por la destrucción de Sodoma.
Progresivos como Gregory Boyd argumentan que Dios es exclusivamente amor cruciforme y no-violento y por lo tanto jamás hubiera destruido a Sodoma (examino sus argumentos en mi libro, “Los Caminos de Dios” Desde la perspectiva de una Restauracionista Conservador Evangélico). Boyd argumenta que Dios simplemente “quitó su mano de protección, permitiendo que fuerzas anti-creacionales que se dedican a destruir” llevaran a cabo la destrucción. 5 Pero, cuando los dos ángeles le contaron a Lot que las ciudades iban a ser destruidas, le dijeron: “vamos a destruir este lugar… Jehová nos ha enviado para destruirlo” (Gen 19:13). ¿Podríamos razonablemente decir que los mismos ángeles de Dios son fuerzas anti-creacionales dedicados a destruir, como dice Boyd? El lenguaje de las Escrituras no nos permite separar a Dios de la destrucción de Sodoma como Boyd intenta hacer. Génesis 19:24 dice de manera enfática, “Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos.” A la luz de esto, ¿cómo podemos atribuir la destrucción de Sodoma a fuerzas malévolas destructoras?
Algunos argumentarían que el autor humano de Génesis equivocadamente presentó a Dios como si Él fuera quién destruyó las ciudades – que Moisés simplemente interpretó la destrucción según su percepción equivocada de Dios. Ellos dirían que, para poder conocer a Dios como realmente es, necesitamos aprender de Jesús. Sin embargo, Jesús siempre autenticaba la totalidad de los escritos de Moisés y los Profetas como inspirados por Dios y por lo tanto infalible (Mt 4:4; Jn 10:35; Marcos 14:49; Mt 5:18; 26:56; Lucas 21:22; 24:44; Jn 13:18; 15:25, etc.). Adicionalmente, en Lucas 17 Jesús no solamente reafirma la historicidad del juicio de Dios sobre Sodoma, sino que Él también advierte que los eventos relacionados con Su retorno serán similares:
“Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; 29 mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.” (Lucas 17:28-30 cf. Apo 6:15-17).
No hay indicación de que Jesús entendió la destrucción de Sodoma como llevado a cabo por fuerzas malévolas en vez de Dios Mismo. De hecho, el Nuevo Testamento utiliza términos muy similares para describir el juicio que el Hijo del Hombre Mismo traerá contra el Anticristo y sus seguidores cuando Él se revela del cielo:
“cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9 los cuales sufrirán pena de eterna (aionios “época duradera”) perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.” (2 Tes 1:7-9)
El Dios del Antiguo Testamento es el mismo Señor Jesucristo que vendrá en llama de fuego, dando retribución a los impíos en Su Segunda Venida (cf. Apo 19:11-15). Es cierto que la perdición es eonian y no eterna. De hecho, incluso Sodoma finalmente será restaurada (Ezeq 16:53-55). Pero eso no cambia el hecho de que es Dios Mismo que juzga a Su pueblo. Como dice el escritor de Hebreos:
“Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Heb 10:30-31)
Aunque es cierto que en las épocas venideras, en los tiempos de la restauración de todos – la dispensación del cumplimiento de los tiempos, todos finalmente habrán sido restaurados, habiendo sido reunidos en Cristo (Hch 3:21; Ef 1:10), las consecuencias de persistir en el pecado sin arrepentirse son muy serias y duraderas. Aunque los habitantes de la ciudades de Sodoma finalmente serán restaurados, al menos algunos de ellos han estado en una condición consciente en el hades por más de 4.000 años esperando su pena en el día del juicio (Mt 10:15). Aunque es tema de otro blog, el hades, o seol en el hebreo, es la habitación invisible de las almas de los muertos y no el sepulcro, como afirman maestros como Don Keathley. 6 Los cuerpos están dormidos en el sepulcro pero las almas están conscientes en el hades. Para los que deseen, demuestro de las Escrituras que nuestras almas permanecen en un estado consciente después de la muerte en mi blog, “¿Es Seol el Sepulcro?” y en mi libro, “¿Exterminación o Restauración?”.
Contrario a la opinión popular moderna, reafirmando a alguien que está viviendo en el pecado en vez de confrontarlo y advertirlo acerca del juicio de Dios sobre los no arrepentidos, no es amor. O es incredulidad acerca de las advertencias de Dios encontradas en las Escrituras (a menudo dadas por Jesús Mismo), o es por falta del amor y preocupación por el bienestar del pecador no arrepentido. Si realmente amamos a alguien y creemos que la Palabra de Dios es verdad, no vamos a reafirmar a uno en sus pecados. Lo advertiremos e intercederemos por él hasta que vuelva en sí y se arrepienta ante Dios.
Reafirmando comportamiento pecaminoso en vez de confrontarlo es lo que caracteriza a los falsos profetas. Ellos son los que dicen “paz y seguridad” en vez de advertir del juicio que viene (1Tes 5:1-3; Ezeq 13:16; Jer 14:14-16). Esto es lo que los falsos profetas hacían en el Antiguo Testamento cuando Dios advertía por Sus profetas de que venían juicios, y Jesús advirtió que habría muchos falsos profetas iguales a aquellos preciso antes de Su retorno:
“Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; 12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” (Mt 24:11-13)
Muchos falsos maestros se han levantado en nuestros días que “desmantelan” las Escrituras y su revelación de la naturaleza de Dios y Sus caminos con el fin de remover todo temor a Dios. Ellos bien dicen que el amor perfecto echa fuera todo temor (1Jn 4:18). Pero, también es importante entender que el temor del Señor es el principio de la sabiduría (Sal 111:10).
Cualquier niño que ame y respete a su padre entiende que el temor y el amor no son incompatibles. Si tuvimos el privilegio de tener un buen padre que nos amaba, comprendemos el amor/temor relación a uno en autoridad. Mientras obedecíamos, la única emoción que sentimos era positiva – la de amor y respeto (temor reverente). Pero, cuando traspasamos sus límites establecidos, aunque sabíamos que él nos amaba y por ese motivo nos corregía, la emoción predominante era la emoción negativa de temor porque sabíamos que nos iba a disciplinar. De hecho, como dice el escritor de Hebreos, Dios nos disciplina y azota precisamente porque nos ama (Heb 12:5-7). Un padre que no establece límites o no los impone es un padre negligente que realmente no ama a su hijo (Pro 13:24).
Estamos viviendo en una sociedad cada vez más hedonista que desprecia toda autoridad y dice, “si se siente bien, hazlo.” Y muchos que no niegan la existencia de Dios abiertamente, en vez de arrepentirse de sus pecados, sometiéndose a Dios, buscan para sí maestros que reconstruyen el Dios de la Biblia, presentándolo como si fuera un padre todo-permisivo que aprueba cualquier cosa que sus hijos deseen hacer (2Tim 4:1-4). El resultado es que “no hay temor de Dios delante de sus ojos.” (Rom 3:18). Jesús dijo que en el tiempo de Su retorno sería como en los días de Lot. Cuando los ángeles entraron en la casa de Lot, todos los hombres de la ciudad se juntaron en la puerta e insistían en que Lot los sacara para violarlos sexualmente. Cuando Lot los reprochó por lo que querían hacer lo condenaron por estar juzgándolos (Gen 19:9). Aún después de haber sido cegados de manera sobrenatural por los ángeles, no temieron a Dios arrepintiéndose, sino que seguían buscando la puerta hasta agotarse (Gen 19:4-11).
Claramente, Dios Mismo toma responsabilidad por la destrucción de Sodoma. Y Jesús, como también Pedro y Judas, advierten que, si seguimos su ejemplo Dios que no hace acepción de personas nos juzgará de igual manera. Muchos que han sido condicionados a ver a Dios como si fuera un padre todo-consentidor sin duda protestaría contra esto. Sin embargo, Pablo les respondería diciendo: “Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.) En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?” (Rom 3:5-6). Igual como Dios juzgó a Sodoma y Gomorra, Dios juzgará al mundo. No creas a los falsos profetas cuando digan paz y seguridad, contrario a las advertencias de Jesús y todas las Escrituras (1Thess 5:3).
¿Por qué fue Destruida Sodoma?
Históricamente ha sido la creencia, tanto de judíos como cristianos que, aunque Sodoma era culpable de muchos pecados, fueron destruidos principalmente por su práctica de la homosexualidad. Esta conclusión se basa principalmente en Génesis 19:4-5 donde dice:
“Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. 5 Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.” (Gen 19:4-5)
Entre los judíos de ese tiempo decir que uno “conozca” a otra persona en estos contextos era una manera discreta de referirse a las relaciones sexuales (Gen 4:1,17,25; 24:16; 38:26; Matt 1:25, etc.). En estos tiempos algunos han intentado argumentar que lo que los hombres de Sodoma exigían no era conocerlos sexualmente sino nada más conocerlos personalmente. Señalan que “conocer” en la mayoría de los casos significa nada más conocerle a uno de una manera no sexual. De esto argumentan que ellos simplemente estaban exigiéndole a Lot que él les permitiera entrevistarlos. Sin embargo, en el contexto es obvio que “conocer” es utilizado en el sentido sexual. Cuando insistían en conocerlos Lot les ofreció a sus dos hijas vírgenes que no habían “conocido” varón (Gen 19:8). Es obvio que no estaba nada más ofreciendo que conversaran con ellas.
En Jueces 19 hay un incidente similar donde un anciano recibió a un hombre con su concubina en su casa para pasar la noche en vez de quedar la noche en la plaza abierta. Lo que sucedió después es difícil leer pero ilustra lo que significa cuando un hombre quiere “conocerle” a otro en este sentido:
“Pero cuando estaban gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la casa, diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos. 23 Y salió a ellos el dueño de la casa y les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal; ya que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad. 24 He aquí mi hija virgen, y la concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y haced con ellas como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame. 25 Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó; y entraron a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba el alba.” (Jueces 19:22-25)
Este incidente paralelo demuestra más allá de duda que la exigencia de sacar a los visitantes (ángeles) de Sodoma para “conocerlos” en este contexto se refiere a las relaciones sexuales y no nada más conversar con ellos. Claramente, en el contexto de Génesis 19 el pecado que finalmente resultó en la destrucción de Sodoma era la actividad homosexual o sodomía. Es por eso que Judas, el medio hermano de Jesús, nombra el pecado de Sodoma como habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza (Judas 7). De semejante manera, Pablo habla de las relaciones homosexuales de mujer con mujer o hombre con hombre como pasiones vergonzosas contra naturaleza (Rom 1:24-28).
Algunos argumentan que el pecado de Sodoma era la inhospitalidad en vez del pecado de la homosexualidad. Citan Ezequiel 16 que dice:
“He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. 50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité.” (Ezeq 16:49,50)
Aquí como en Romanos capítulo 1 vemos un descenso en caracol. En este caso comenzó con orgullo y exceso, y descendieron en ociosidad y finalmente terminaron en cometer la abominación. Cometer la abominación era lo que provocó el juicio severo del Señor – no la falta de hospitalidad. (“ellos hicieron abominación...y las quité.”)
¿Cuál fue la abominación que cometieron delante de Él? Es obvio que no era inhospitalidad. En primer lugar, la inhospitalidad es un pecado de omisión – no de comisión. ¿Cuál pecado es históricamente reconocido como el pecado de Sodoma que es llamado una abominación? Homosexualidad. Es por eso que sodomía es utilizada como un sinónimo para la práctica de homosexualidad.
La falta de hospitalidad jamás es llamada una “abominación” en las Escrituras y jamás sería castigado con la pena de muerte. Dios hubiera actuado fuera de Su propia ley si fuera infligir la pena de muerte por no mostrar la hospitalidad. La ley de Dios no exigía la pena de muerte por no mostrar la hospitalidad, pero sí requería la pena de muerte por la abominación de la actividad homosexual:
“Si un hombre se acuesta con un hombre, como se acuesta con una mujer, los dos cometen una abominación. Ambos morirán irremisiblemente; su sangre será sobre ellos.” (Lev 20:13 RVA)
¿Cuál fue la abominación que cometió Sodoma que justificaba la pena de muerte como un ejemplo? Esta frase “cometer una abominación” como aquí aparece en su forma singular (heb. tow`ebah) es la misma forma que “hicieron abominación” en Ezequiel 16:50. En todas las Escrituras esta forma es utilizada exclusivamente para referirse al acto homosexual. Por esta razón Judas atribuye su destrucción a vicios contra la naturaleza (Judas 7). El pene del hombre fue diseñado para introducirse en la vagina de la mujer, pero el ano fue diseñado para la eliminación – no la penetración. Pablo, de semejante manera se refería a las relaciones sexuales entre los del mismo sexo como “pasiones vergonzosas contra naturaleza” (Rom 1:26). Aparte de que es contra el diseño de Dios y una ofensa contra Él, tales prácticas contra naturaleza son la causa de muchos problemas graves de salud, adicional a lo del SIDA.
Es común oír proponentes de la homosexualidad decir, “Jesús no dijo nada contra la homosexualidad, así que Él ha de haberla aprobado.” Pero, no hubiera habido necesidad que Él hablara del tema, dado que ya estaba entendido como un pecado grave para los judíos. Nadie le presentó a Jesús con un caso de homosexualidad para que Él hablara del tema, como fue el caso con el adulterio. Tampoco mencionaba el incesto, pedofilia o bestialidad porque igualmente eran entendidos como actos abominables entre los judíos de Su tiempo. También estos pecados eran prohibidos de manera explícita en la Ley y Jesús afirmaba la Ley. Sin duda, si alguien le hubiera preguntado acerca de la homosexualidad Él le habría referido a la Ley, igual como Él hizo en más de una ocasión (Mt 19:4; Lucas 18:20). Tenemos que tener presente que Jesús es Dios y por lo tanto el autor divino, tanto del Antiguo como el Nuevo Testamento. También, implícita en Su descripción de la destrucción de Sodoma y su juicio cuando él viene otra vez es Su condenación de toda actividad homosexual no arrepentida (Luke 17:28-30; Matt 10:15).
Dado que yo, igual como con la mayoría de las personas en nuestros días, tenemos relaciones cercanas con personas que amamos que practican la homosexualidad, he procurado entender el tema de cada ángulo, leyendo libros a favor y en contra de la homosexualidad. Quizás el intento más desarrollado de reconciliar el estilo de vida Gay al cristianismo fue “God and the Gay Christian” (Dios y el Cristiano Gay) por el joven Matthew Vines. Él admite que los hombres de Sodoma intentaron violar a los ángeles, pensando que eran hombres. Sin embargo, él y otros promovedores de la homosexualidad dentro de la Iglesia, argumentan que, lo que Dios desaprueba no es el acto homosexual en sí, sino actividad sexual promiscua con múltiples parejas fuera de una relación comprometida de amor entre dos individuos. 7
Sin embargo, la prohibición en Levítico 18 y 20 no es exclusivamente contra el sexo promiscuo. Es contra cualquier hombre teniendo intimidad sexual con varón como con mujer (Lev 18:22). De la misma manera, lo que Pablo denuncia como contra naturaleza es mujer con mujer y hombre con hombre (Rom 1:26-27). Insistir que Pablo solamente estaba refiriéndose a la promiscuidad sexual es leer en el texto lo que no está expresado.
Algunos señalan que ya no estamos bajo la Ley y de eso argumentan que la prohibición en Levítico ya no aplica a nosotros. Mientras es cierto que en Cristo ya no estamos bajo la Ley, la justicia de la Ley es producida en nosotros cuando andamos en el Espíritu, permaneciendo en Cristo (Rom 8:4). Lo que era inmoral bajo la Ley sigue siendo inmoral hoy, y eso incluye relaciones con los del mismo sexo. Pablo en otra parte explica que, aunque los que están en Cristo ya no están bajo la Ley, la Ley sigue en efecto para acusar a los transgresores:
“Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; 9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, 11 según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.” (1Tim 1:8-11).
Aquí vemos que la Ley todavía sirve para convencer al homosexual de su pecado. La palabra traducida aquí como “sodomita” es arsenokoites que es una palabra compuesta de arsen – “varón” y koite – “cama.” De koite derivamos nuestra palabra coitus que significa “relaciones sexuales.” Pablo aquí está haciendo referencia a la prohibición en Levítico contra un hombre acostándose con otro varón como mujer (Lev 18:22).
Los defensores de la vida Gay a menudo intentan desmantelar las sanas doctrinas de las Escrituras, discutiendo sobre definiciones de palabras con el objetivo de hacer que las Escrituras aparenten estar afirmando la vida pecaminosa de uno. Pablo confrontaba este mismo problema y nos dijo que nos apartáramos de los hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad que provocan contención sobre palabras en vez de aferrarse a la sana doctrina que es conforme a la piedad (1Tim 6:3-5).
Que la prohibición contra el homosexualismo es una prohibición sin limitación de tiempo y no algo solamente aplicable a los judíos bajo la Ley es evidente cuando uno revisa todo el capítulo en Levítico 18. Después de prohibir varios pecados sexuales, incluyendo incesto, homosexualidad y la bestialidad, el Señor deja muy en claro que estos pecados no solamente eran actos abominables para Su pueblo Israel bajo la Ley, sino que Él también juzga a las naciones que practican estas abominaciones. Después de nombrar todos los actos sexuales abominables Él dice:
“(porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); 28 no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros. 29 Porque cualquiera que hiciere alguna de todas estas abominaciones, las personas que las hicieren serán cortadas de entre su pueblo.” (Lev 18:27-29)
Entonces vemos que, no solamente Sodoma y Gomorra fueron destruidos por Dios debido a estas abominaciones, sino que estas mismas abominaciones fueron la razón por la que Dios echó a los Cananeos de la tierra. La homosexualidad es un pecado contra el diseño de Dios, sin importar en qué época uno vive. En el principio Dios nos hizo hombre y mujer y nos mandó a fructificar y multiplicarnos (Mt 19:4-5; Gen 1:27-28). La homosexualidad va en contra del diseño e intención original de Dios. Y aunque las Escrituras claramente enseñan que todos finalmente serán restaurados (hasta incluir a Sodoma), es igualmente claro que ninguna persona inmoral heredará al reino de Dios en su condición pecaminosa. Pablo dice:
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1Cor 6:9-11)
Pablo dice, “No dejen que nadie les engañe, haciendo que piensen que pueden heredar el reino de Dios mientras estén viviendo en el pecado.” Si estás practicando cualquier de estas actividades pecaminosas mencionados aquí de manera continua, en vez de justificar continuar en ellas, buscando falsos maestros que te reafirman en los pecados que te excluirán del reino, necesitas arrepentirte de tu pecado ante Dios y pedir que te limpie y te santifique para que seas salvo en el día del Señor Jesucristo, siendo librado del Lago de Fuego y la segunda muerte.
Me han acusado de ser carente de amor porque no reafirmo a las personas que están practicando el homosexualismo. Sin embargo, sabiendo lo que pasó a Sodoma y Gomorra y el por qué, sería una falta de amor guardar silencio. Hay personas muy cerca de mí, a las que amo mucho, que están practicando el homosexualismo. Si pudiera reafirmarlos y amarlos al mismo tiempo lo haría. Pero reafirmarlos en su pecado no es amor – o es ignorancia, indiferencia o cobardía. Jesús dijo: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo” (Apo 3:19). Incluso el juicio de Dios contra Sodoma fue una intervención correctiva motivado por Su amor. Era un juicio necesario para el bien de la humanidad, pero culmina en la restauración de Sodoma (Ezeq 16:53-55). Dios es un Dios de justicia, pero también es un Dios de misericordia y Sus misericordias no tienen fin. Al final Su misericordia triunfa sobre el juicio (Stg 2:13).
Para una consideración más profundo del tema de la homosexualidad recomiendo la serie de cuatro enseñanzas en ingles: https://www.youtube.com/watch?v=l_5WvYcKv18&t=265s
[1] https://www.adefenceofthebible.com/2019/06/28/ebla-tablets/
2 Josephus: Wars of the Jews, Book IV, Chapter VIII, §54 [4.54]
3 Strabo. Geography. Book XVII
4 Strabo. Geography. Book XVI, Chapter 2:44.
5 Boyd, Gregory A.. The Crucifixion of the Warrior God: Volumes 1 & 2 (p. 1071). Fortress Press. Kindle Edition.
6 Don Keathley, Hell’s Illusion part 2, 17:30 min.
7 Vines, Matthew. God and the Gay Christian: The Biblical Case in Support of Same-Sex Relationships (p. 113). The Crown Publishing Group. Kindle Edition.
2 Josephus: Wars of the Jews, Book IV, Chapter VIII, §54 [4.54]
3 Strabo. Geography. Book XVII
4 Strabo. Geography. Book XVI, Chapter 2:44.
5 Boyd, Gregory A.. The Crucifixion of the Warrior God: Volumes 1 & 2 (p. 1071). Fortress Press. Kindle Edition.
6 Don Keathley, Hell’s Illusion part 2, 17:30 min.
7 Vines, Matthew. God and the Gay Christian: The Biblical Case in Support of Same-Sex Relationships (p. 113). The Crown Publishing Group. Kindle Edition.