por George Sidney Hurd
Este artículo fue tomado del libro, El Triunfo de la Misericordia. Uno pensaría que cada vez que aparece la frase “por los siglos de los siglos” en la Reina Valera, el texto en el griego sería lo mismo. Pero en Efesios 3:21 el griego es muy distinto. No es “por las épocas de las épocas” (eis tous aiónas ton aiónon) como aparece en la mayoría de las traducciones, sino que el primero es en singular y el segundo en plural. Así que debe ser traducido: “la Época de las épocas”. Ha sido traducido de la siguiente manera en la Reina Valera: “a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos (lit. Época de las épocas). Amén.” (Ef 3:21) Hay mucha diferencia entre “épocas de las épocas” y “Época de las épocas”. Cuando usamos el singular seguido por la misma palabra en el plural de esta manera, estamos expresando la idea de que el que está en singular tiene preeminencia sobre los demás que están expresados en el plural. Cuando encontramos esta construcción en la Biblia entendemos que el que aparece en singular es más significante que los demás que aparecen en plural. Cuando vemos “Rey de reyes” o "Señor de señores” entendemos que el Rey de reyes es el máximo; Él que tiene preeminencia entre todos los reyes. Vemos la misma construcción en referencia al lugar santísimo. Literalmente dice, “Santo de los santos”: “Y pondrás el velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo (lit. “entre el lugar santo y el Santo de los santos)”. (Ex 26:33) Es traducido en inglés como “santo de santos” o “el más santo”. El tabernáculo tenía el lugar santo y atrás del velo estaba el “Santo de los santos” “el lugar más santo” o “el Santísimo”. Todos entendemos esta distinción, y es sorprendente que la mayoría de las traducciones no distinguían entre “siglos de los siglos” y “Siglo de los siglos”. Cuando entendemos que la Época de las épocas es una época preeminente, la culminación de todas las épocas, el pasaje donde aparece es muy revelador. Traduciendo literalmente Efesios 3:21, cambia mucho el sentido del texto. Comparemos el texto de la Reina Valera con lo que literalmente dice: “a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos (tou aionos ton aionon “la Época de las épocas”). Amén.” (Ef 3:21 Reina Valera) “a Él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús a todos los descendientes de todas las generaciones, de la Época de las épocas.” (Ef 3:21 traducción literal) Las traducciones antiguas dejaron fuera la conjunción “y” (kai) que aparece en el texto del griego Nestle-Aland, que enfatiza que el Padre será glorificado tanto en Cristo Jesús como también en Su Iglesia. Y una traducción más precisa también revela quienes verán la gloria de Dios en la Iglesia y en Cristo Jesús. No solo serán los ángeles quienes vean la gloria de Dios en la Iglesia. La palabra traducida “edades” en la Reina Valera es genos que significa “generaciones o descendientes”. Entonces lo que está diciendo es que, en la Época de las épocas, todos los descendientes de todas las generaciones verán la gloria de Dios en Cristo Jesús y en Su Esposa la Iglesia. Las profecías de las Escrituras hablan de un tiempo venidero cuando todas las gentes de todas las naciones verán la gloria del Señor y aquí vemos que esto será cumplido en Cristo y en Su Esposa la Iglesia: “Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.” (Isa 40:5) “Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.” (Hab 2:14) “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. 2 Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. 3 Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.” (Isa 60:1-3) Muchos piensan equivocadamente que la última época antes de entrar en la eternidad es el milenio en que Cristo reinará con la Iglesia por mil años. Después de eso, según esta creencia, todos serán juzgados e irán a su destino eterno, sea el cielo eterno o el infierno eterno. Sin embargo, vemos referencia a varias épocas futuras y no solamente una época: “para mostrar en los siglos venideros (las épocas venideras) las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” (Ef 2:7) Cada vez que vemos mencionados “por los siglos de los siglos” (las épocas de las épocas) está hablando de varias épocas futuras. No tiene referencia a la eternidad como la mayoría ha llegado a pensar. La eternidad no está dividida en días, años, siglos, y épocas, sino que es una realidad existente fuera del tiempo e independiente de él. Es una equivocación pensar que la eternidad sea nada más que una cantidad infinita de épocas sucesivas. No sabemos cuántas épocas habrá antes que termine el tiempo, pero las Escrituras no hablarían del “fin de las épocas” (Heb 9:26 lit. sunteleia ton aionon) si la eternidad consistiera de una sucesión interminable de épocas. Aunque no sabemos cuántas épocas futuras son incluidas en el plan de Dios para las épocas, sabemos que hay más de una época futura y que en la época final – la Época de las épocas, Su gloria habrá sido vista por las gentes de todas las generaciones en la Iglesia y en Cristo Jesús (Ef 3:21), y todos se habrán sujetado a Cristo doblándole rodilla y confesándole como su Señor antes de terminar esta Época de las épocas porque dice: “Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia…. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” (1Cor 15:24,28, cf. Fil 2:10-11) ¿Qué es lo que van a estar haciendo Cristo y Su Iglesia en las épocas venideras? La tradición nos ha enseñado que el reinado de Cristo con Su Iglesia termina después de la época del milenio. En Efesios 2:6-7 vemos que vamos a estar sentados con Cristo, reinando con Él en las épocas venideras. Vamos a mostrar las abundantes riquezas de la gracia de Dios por épocas y épocas: “y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros (las épocas venideras) las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” (Ef 2:6,7) La palabra “mostrar” tiene la idea de “exhibir o demostrar”. ¿A quiénes vamos a demostrar la abundante gracia de Dios, si no son los que están en las tinieblas de afuera, en necesidad de Su gracia? Las naciones andarán a la luz de la Iglesia, la Nueva Jerusalén (Apo 21:24; Isa 60:1-3). Él Padre será glorificado en la Iglesia y en Cristo a todos los descendientes de todas las generaciones (Ef 3:21). Nosotros somos hechura Suya para manifestar Su abundante gracia, produciendo en otros la alabanza de la gloria de Su gracia: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo… 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado… 9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” (Ef 1:4,6, 9,10) ¿Cuál es el misterio de las épocas? Que Dios nos escogió en Cristo desde antes de la fundación del mundo para manifestar las abundantes riquezas de Su gracia a todas las generaciones con el fin de que, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, la Época de las épocas, todos serán reunidas en Cristo, tanto los que están en los cielos, como los que están en la tierra. El misterio de las épocas es su plan para la restauración de todas las cosas, reuniendo todos en Cristo, con todos sujetos a Él. Entonces llega el fin cuando Cristo mismo se sujetará al Padre para que Dios sea todo en todos (1Cor 15:28; Fil 2:10-11). Las Épocas de las Épocas La expresión “las épocas de las épocas” refiere a las épocas que son preeminentes sobre todas las épocas anteriores. Así como “la Época de las épocas” enfoca en una época preeminente sobre otras y por lo tanto ponemos “Época” en mayúsculo para distinguirlo, “las épocas de las épocas tienen referencia a una pluralidad de épocas que son preeminentes sobre todas las épocas anteriores. Son las épocas más significantes porque comienzan con el reinado milenial de Cristo y culminan con la Época de las épocas cuando Él, habiendo sujetado todo a Sí mismo en el fin del tiempo, entrega el reino al Padre. Vale notar que en el Antiguo Testamento la expresión “las épocas de las épocas” no aparece. No es hasta que entramos en el Nuevo Pacto que esta frase es utilizada, indicando que todas las épocas futuras son más significantes que todos los anteriores. Cristo no reinará eternamente como algunas traducciones nos hacen pensar, sino que reinará por “las épocas de las épocas” o “hasta que” todos Sus enemigos sean puestos por estrado de Sus pies. “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: ‘Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.” (Apo 11:15) “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” (Heb 1:13) “Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” (1Cor 15:25-28) Apocalipsis 11:15 no contradice Hebreos 1:13 y 1Corintios 15:25-28. “Por los siglos de los siglos” solo refiere a las épocas de las épocas que terminan con el fin de las épocas cuando todos están en Dios en la eternidad. Sin embargo, las “épocas de las épocas” son las mejores épocas de todas las épocas – los tiempos de todos los tiempos, porque Cristo estará reinando con su Esposa, la Iglesia, y toda la tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar. Entonces entramos en la eternidad donde Dios será todo en todos y por lo tanto ya no habrá necesidad de jerarquías. El fin no llega con unos en el cielo y la mayoría en el infierno, sino con la restauración de todos de tal manera que Dios sea todo en todos. ¡Qué glorioso fin de las épocas! Hasta que Dios llegue a ser todo en todos, las épocas siguen. No existirá un dualismo eterno con unos en Dios y otros en oposición eterna contra Él, sino que Él realmente será todo en todos. ¡Gloria a Su Nombre!
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