por George Sidney Hurd -- Al examinar las diversas teorías de la expiación es importante tener en mente que la muerte de Cristo en la cruz como la propiciación por nuestros pecados es central para un entendimiento correcto de la expiación. La muerte de Cristo en la cruz era tan central para Pablo que él dijo: “me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.” (1 Cor 2:2). También él dijo: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” (1Cor 1:18). Ninguno de los Padres Primitivas había formulado nada tan desarrollado como lo que hoy en día llamamos una teoría de la expiación, principalmente porque en ese tiempo aún no había controversia sobre la expiación como había con la Trinidad y la deidad de Cristo. Por su mayor parte, en sus escritos solo encontramos algunos comentarios de paso acerca de Escrituras relacionados a ella. Algunos de ellos enfatizaban ciertos aspectos de la expiación sobre otros, como veremos. Sin embargo, ni siquiera uno de los Padres negaba la Expiación Sustitutiva Penal de Cristo, y casi todos ellos la afirmaba de un grado u otro, como demuestro en mi blog, Los Padres Primitivos y la Expiación Sustitutiva Penal. Un error que unos cometen hoy en día que no se veía entre los Padres es la tendencia a aferrarse a un solo aspecto de la expiación a la exclusión de los demás. William Lane Craig compara la expiación a una joya de muchas facetas, de las cuales la cara o mesa es la Expiación Sustitutiva Penal de Cristo. [1] Mientras unos insisten que la Expiación Sustitutiva Penal es el único modelo, otros reduccionistas insistirían en Cristo Víctor, Recapitulación, o Ejemplo Moral como el único modelo aceptable. Sin embargo, como espero demostrar, la mayoría de las teorías contienen ciertos elementos de verdad que, en su lugar correcto, complementan las demás teorías en vez de negarlas. Sin embargo, habiendo dicho eso, ninguno de los variados beneficios complementarios hubiera sido posible aparte del sacrificio sustitutivo de Cristo en lo cual Él, como el Cordero de Dios, quitó nuestros pecados, haciendo propiciación/expiación por ellos, así reconciliándonos a Dios. Por ejemplo, ¿de qué manera podríamos decir que Cristo ganó la victoria sobre Satanás si de hecho estuviéramos todavía muertos en nuestros delitos y pecados? (Ef 2:1,12-13; Col 1:20-22). ¿De qué manera nos sería de provecho Su ejemplo moral si, después de todo lo que Él sufrió por nosotros, Su sangre no hubiera hecho propiciación por nuestros pecados ante Dios? (1Jn 4:9-11). Veo los variados aspectos de la expiación como comparable a diferentes partes del cuerpo humano. La Expiación Sustitutiva Penal es comparable al corazón que es indispensable para la vida del cuerpo. Mientras que la vida no sería igual sin otros miembros del cuerpo, podríamos seguir con vida. Pero la vida no sería posible sin el corazón. Si la sangre de Cristo no hubiera hecho expiación por nuestros pecados delante de Dios (Heb 9:12,14-15), estaríamos todavía muertos en nuestros delitos y pecados y ajenos de la vida de Dios. Solamente Su sangre derramada para la remisión de pecados hace posible que Dios sea justo y a la vez Él que justifica al pecador que cree (Rom 3:24-26). Los modelos Cristo Víctor o Ejemplo Moral, en si mismo, jamás lograría eso. Reconociendo la centralidad e indispensabilidad del sacrificio sustitutivo penal de Cristo para un entendimiento correcto de la expiación, también tenemos que reconocer que algunas de las otras teorías contienen verdades importantes complementarias y paralelas. Lo siguiente es una consideración breve de algunos de los aspectos complementarios de diferentes modelos de la expiación. 1) Recapitulación (Ef 1:10; Rom 5:12-21;11:36; 1Cor 15:21-22,28,45; Apo 21:5) Quizás el modelo de la expiación más comprensivo que abarca todo es el de la Recapitulación. Recapitulación es del latín recapitulatio. El término que los Padres Griegos usaban era ἀνακεφαλαίομαι (anakephalaíomai), que literalmente significa “reunir bajo una sola cabeza.” [2] La palabra, como también el concepto que expresa, se encuentra en Efesios 1:9-10 que dice: “dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir (anakephalaíomai) todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” (Ef 1:9-10) Aunque Ireneo de Lyon (130 a 202d.C.) aparenta ser el primero en elaborar sobre los aspectos recapitulativos de la expiación, él cita a Justino Mártir (100 a 165 d.C.) para apoyar su posición, que indica que no era algo único a él. [3] Atanasio (293 a 373 d.C.) también elaboró mucho sobre este aspecto de la expiación. En breve, este aspecto de la expiación enfatiza que, a través de Su encarnación, vida y muerte, Cristo, como nuestro representativo y cabeza corporativa, recapituló a la raza humana, restaurando lo que Adán perdió. Él tuvo que ser como nosotros en toda manera, pero sin pecado, para calificar como nuestro sustituto y cabeza representativa.
Según el modelo recapitulativo de la expiación, en la encarnación, vida, muerte y resurrección de Cristo, Él, como el último Adán, totalmente revirtió las consecuencias de la caída y mucho más. “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados… Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.” (1 Cor 15:22,45). El alcance universal de la recapitulación de Cristo de todos es un argumento fuerte para el Universalismo. Atanasio, conocido principalmente por el Credo de Atanasio, también enfatizó el modelo recapitulativo de la expiación y él era un Universalista. [4] Y aunque los escritos de Ireneo son a menudo difíciles de descifrar, él también aparenta estar afirmando la restauración de todos cuando habla de la recapitulación de todos los hombres por Cristo. En un lugar él dice: “Así que también le echó Adán del paraíso, y lo alejó lejos del árbol de la vida, no porque quería negarle el árbol de la vida, como algunos se atreven a decir, sino que tuvo piedad de él, y no quería que continuara perpetuamente como un pecador, y no quería que el pecado que lo envolvía fuera inmortal, y la maldad interminable e irremediable. Pero Él puso un límite de su estado pecaminoso por interponer la muerte, y así poner fin del pecado por la disolución de la carne en la tierra para que el hombre, finalmente dejando de seguir viviendo en el pecado, puede comenzar a vivir para Dios.” [5] Aquí él dice que Dios, por Su bondad y misericordia, evitó que Adán comiera del árbol de la vida, lo que habría resultado en que nosotros viviéramos para siempre en un estado pecaminoso. Él vio la muerte como librando a los hombres del pecado para poder después vivir en comunión con Dios. Dado que la conclusión obvia de semejante inversión universal es que un día toda la raza Adámica será restaurada, el modelo Recapitulación de la expiación ha sido ignorado por la mayoría en el Occidente, pero seguía siendo prominente en la Iglesia Primitiva y todavía la mayoría de las Iglesias Ortodoxas Orientales lo enfatizan. Como fue con la Trinidad y la deidad de Cristo, la enseñanza bíblica acerca de la recapitulación de la raza Adámica tomó forma en medio de controversia. En Contra Herejías, Ireneo se enfocó en la encarnación de Jesús y Su verdadera humanidad, oponiendo el Gnosticismo Docético que enseñaba que Dios no se había encarnado en Cristo, tomando carne, sino que solo aparentaba ser un hombre. Es evidente en sus escritos que él también creía en lo que conocemos hoy como el modelo Cristo Víctor de la expiación incluyendo la muerte sustitutiva de Cristo por nuestros pecados. Estos son verdades complementarias y no exclusivas. Hablando de la sustitución penal de Cristo él dijo: “el Mediador entre Dios y los hombres; verdaderamente propiciándonos con el Padre contra quién habíamos pecado y cancelando nuestra desobediencia por Su propia obediencia; confiriendo sobre nosotros también el don de la comunión con Él y la sujeción a nuestro Creador.” [6] “...La Palabra de Dios, poderoso en todo, y no defectuosa en Su propia justicia, justamente se oponía a esa apostasía, y redimió los suyos de ella …de tal manera que ni fue infringida Su justicia, ni fue destruida la hechura de Dios. De esa manera el Señor nos ha redimido por Su propia sangre, dando Su alma por nuestras almas, y Su carne por nuestra carne, y ha derramado el Espíritu del Padre para la unión y comunión de Dios y el hombre.” [7] “Porque si ninguno puede perdonar los pecados sino solamente Dios, mientras que el Señor los remitió y sanó a los hombres, es evidente que Él Mismo era la Palabra de Dios hecho Hijo del hombre, recibiendo del Padre el poder de la remisión de los pecados; dado que Él era hombre, y era al mismo tiempo Dios, a fin de que, como hombre Él sufriera por nosotros, para que, como Dios podría tener compasión de nosotros y perdonarnos nuestras deudas, en que estábamos endeudados a Dios nuestro Creador.” [8] Aquí vemos que hemos pecado contra Dios Mismo y por lo tanto es de Él que necesitamos el perdón. A través de Su sufrimiento, siendo obediente hasta la muerte, Cristo hizo propiciación por nuestros pecados ante Dios y canceló nuestra deuda por el pecado. Aunque Ireneo principalmente enfatizaba la recapitulación que Cristo hizo por todos los que cayeron en Adán, la sustitución penal de Cristo es presentado claramente por Ireneo como lo que hizo posible la recapitulación de todos. Atanasio también veía la sustitución penal de Cristo como una parte íntegra de Su recapitulación de la raza caída de Adán. Él dijo: “Y tomando así un cuerpo de la misma naturaleza que la nuestra, porque estábamos bajo la pena de la corrupción de muerte, Él entregó Su cuerpo a la muerte en lugar de todos, y lo ofreció al Padre.” [9] “...el Señor sufrió estas cosas no por Sí Mismo, sino por nosotros. Y Él dice esto otra vez en Su propia persona en el Salmo 88: Su ira ha reposada sobre mí, y en el Salmo 69: Entonces restauré lo que no había quitado. Porque aunque Él no era culpable, Él murió. Pero Él sufrió por nosotros y soportó la ira que fue destinada a nosotros debido a nuestra desobediencia, como fue dicho por el profeta Isaías: Él llevó nuestras debilidades.” [10] “Fue Él quien fue crucificado ante el sol y toda la creación como testigos, y ante aquellos que lo mataron: y por Su muerte ha venido la salvación a todos, y toda creación ha sido redimida. Él es la Vida de todos, y Él es aquel que, como un cordero, entregó Su cuerpo a la muerte como un sustituto para la salvación de todos, aunque los Judíos todavía no lo han creído.” [11] “...con este fin Él tomó para Sí Mismo un cuerpo capaz de morir, que este cuerpo, por estar unido con la Palabra quién es sobre todo, estuviera digno de morir en lugar de todos… Porque estando sobre todos, la Palabra de Dios, ofreciendo Su propio templo e instrumento corporal por la vida de todos, satisfizo la deuda por Su muerte. Y de esta manera Él, el Hijo de Dios incorruptible, siendo unido con todos por una naturaleza semejante, revistió a todos con la incorrupción, por la promesa de la resurrección.” [12] Igual como Ireneo, Atanasio presenta la raza de Adán como debiendo una deuda a Dios debido a su pecado. Para satisfacer (hacer propiciación por) esa deuda, Cristo tomo un cuerpo capaz de sufrir y morir para poder morir en lugar de (como sustituto de) todos. Es digno de notar que, tanto Ireneo como Atanasio presentan el sacrificio sustitutivo de Cristo como haciendo propiciación a Dios, satisfaciendo la deuda que nosotros Lo debíamos debido a nuestros pecados. Ninguno de los dos creía en la teoría del Rescate de Orígenes que especulaba que el precio del rescate le fue pagado a Satanás, sino que decían que el precio del rescate fue presentado al Padre, satisfaciendo Su justicia conforme a Su propia declaración que la paga del pecado es la muerte. 2) Cristo Víctor (Gen 3:15; Jn 12:31–33; Col 2:13–15; Heb 2:14–16) Gustaf Aulén formula su teoría de la expiación Cristo Víctor en su libro con el mismo título, publicado en 1931. Según esta teoría, Cristo vino para derrotar a Satanás, destruyendo su dominio sobre la humanidad y el cosmos. Él decía que Cristo Víctor era el entendimiento predominante o clásico de la expiación que la iglesia enseñaba durante los primeros mil años antes de la teoría de la Satisfacción de Anselmo del siglo XII. Aulén tenía razón al decir que históricamente la Iglesia había puesto énfasis en la victoria de Cristo sobre Satanás en la cruz. Tanto la Iglesia Ortodoxo Oriental, como también las iglesias del Occidente, que Aulén llama “las iglesias latinas” afirman la victoria de Cristo sobre Satanás y la muerte en la cruz hasta el día de hoy. Sin embargo, como es con la mayoría de las teorías recientes de la expiación, él enfatizaba los aspectos subjetivos – lo que Cristo logró para nosotros, y rechazaba los aspectos objetivos – lo que el sacrificio de Cristo logró para Dios. La expiación consiste primero y principalmente en el sacrificio de expiación/propiciación de Cristo como nuestro sustituto, haciendo posible que Dios sea justo cuando justifica a los que creen (Rom 3:24-26). Eso es el corazón mismo de la expiación (1Jn 4:10). Aparte de eso, estaríamos aún muertos en nuestros delitos y pecados y bajo la condenación de Dios (Jn 3:18,36; Rom 3:19-20). Fue Cristo redimiéndonos de la maldición de la Ley de Dios que le quitó a Satanás sus derechos legales sobre nosotros como el dios de esta época, y destruyó su poder sobre la muerte (Gal 3:13; Col 2:13-15; Heb 2:14-15). Su sangre redentor nos obtuvo el perdón de pecados y transgresiones ante Dios, así obteniendo nuestra redención eterna (Heb 9:12,15; Ef 1:7). Solamente es por eso que ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús (Rom 8:1). La negación o desprecio de la sustitución penal de Cristo en Su muerte es una característica prominente de todas las teorías recientes de la expiación, como Cristo Víctor y la teoría del Chivo Expiatorio. Igual como en los días de Pablo, la cruz sigue siendo ofensa y tropezadero para muchos (Gal 5:11; 1Cor 1:23). Haciendo caso omiso al enfoque objetivo de la muerte de sacrificio de Cristo en pasajes como 1Juan 4:10 que enfatizan que Dios envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados, Gregory Boyd, que afirma de la teoría Cristo Víctor que niega la sustitución penal de Cristo, dice: “La necesidad de la cruz, en mí opinión, no reside en Dios, sino en la naturaleza de nuestra esclavitud a Satanás y las potestades.” [13] Él dijo: “Según el Nuevo Testamento, la cosa principal que Jesús hizo fue despojándole al príncipe de este mundo. (énfasis mio)[14] Pero, despojándole a Satanás solo sería la cosa principal si uno fuera creer que él pudo haber sido derrotado sin la necesidad de primero ser perdonados por medio del sacrificio propiciatorio de Cristo, nuestro sustituto. Muchos, sin tener mucho conocimiento de las iglesias Ortodoxas Orientales, ignoran el hecho de que la creencia en el aspecto objetivo judicial y sustitutiva de la expiación siempre fue enseñada dentro de las iglesias Ortodoxas Orientales hasta hace un siglo cuando sus instituciones educacionales cayeron bajo la influencia de los Liberales Modernistas, así como sucedió en el Occidente. Por limitaciones del espacio recomiendo una excelente página web Ortodoxo llamada ORTHODOX SERVANT que cita líderes prominentes dentro de la Iglesia Ortodoxo Oriental, tanto del pasado, como en el presente, que deja en claro que la naturaleza judicial sustitutiva de la expiación siempre ha sido central para los Ortodoxos Orientales. En su artículo, Atonement in the Early Church él cita muchos de los Padres Primitivas Griegas. En otro artículo él cita varios Padres contemporáneos dentro de la Iglesia Ortodoxo (Contemporary Fathers) demostrando qué tan prevalente sigue siendo la creencia en una expiación objetiva a pesar de la tendencia moderna de abandonarla a favor de teorías modernas de una expiación más subjetiva. 3) Ejemplo Moral (1Pedro 2:21; Heb 12:1-2; Fil 2:5-8) Las teorías Ejemplo Moral y Influencia Moral de la expiación ven la muerte expiatorial de Cristo como un ejemplo del amor sacrificial que fue intencionada para traer un cambio positivo en la humanidad. Según esta teoría, somos restaurados a la imagen de Dios por seguir el ejemplo de Cristo. A menudo ellos citan a 1Pedro 2:21, que dice: “porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.” Aunque es cierto que Cristo nos dejó un ejemplo del amor sacrificial, Su ejemplo no tiene nada que ver con la expiación misma, correctamente entendida como la expiación o el sacrificio propiciatorio por nuestros pecados contra Dios. Por la sangre de Cristo Él obtuvo la remisión de nuestros pecados, resultando en nuestra justificación ante Dios (Mt 26:28; Rom 3:24-26; Heb 9:28; 10:14). Si uno continúa leyendo los versículos que siguen 1Pedro 2:21 hasta el versículo 24, podemos ver que Su sufrimiento era más que un ejemplo – Él sufrió para llevar nuestros pecados en la cruz: “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” (1Pedro 2:24) Como vimos en el blog anterior sobre El Siervo Expiatorio de Jehová de Isaías 53, la expresión “llevar (nasa) el pecado, iniquidad, o culpa “ era una expresión legal, que significa sufrir la pena y consecuencia del pecado de uno (Lev 24:15; 5:1; 7:18; 16:20-22). En Su sufrimiento Jesús hizo mucho más que mostrarnos como sufrir, Él llevó nuestros pecados sobre la cruz. Como el Cordero de Dios Él quitó los pecados del mundo (Jn 1:29; Heb 9:28). Aunque los Modernistas Liberales del siglo19 como Horace Bushnell (1802-76) y Hastings Rashdall (1858-1924) eliminaron la sustitución penal de la teoría del Ejemplo Moral, Pedro Abelardo (1079–1142), quien era el primero en formular la teoría del Ejemplo Moral, vio a Cristo como sufriendo por llevar nuestros pecados, llevando en Sí el castigo debido a nosotros sobre Sí Mismo. En su exposición sobre la epístola de Romanos, comentando sobre Romanos 4:25, Abelardo dice: “Él (Pablo) atribuye tanto la muerte de Cristo, como también Su resurrección a nosotros: En dos maneras, se dice, ‘El murió debido a nuestros pecados: por un lado, porque nosotros cometimos la transgresión por la cual Él tuvo que morir y porque nosotros cometimos el pecado cuyo castigo Él llevó sobre Sí Mismo; por el otro lado, para quitar nuestros pecados en Su muerte, eso es librarnos del castigo por nuestros pecados (al mismo tiempo que Él nos estaba introduciendo al Paraíso) por el precio de Su muerte y por la demostración de una gracia tan grande (como Él Mismo dice, ‘nadie tiene mayor amor que esto’ [Juan 15:13]) para quitar de nuestros corazones la motivación de pecar y encendernos para un amor supremo a Él.” [15] Entonces vemos que, igual como es con la teoría Cristo Víctor, la eliminación de los elementos penal y sustitutiva de la expiación es un producto de la modernidad. Con tal de quitar la ofensa de la cruz, ellos presentan una versión de la expiación editada que es enteramente centrado en el hombre, eliminando toda referencia a la muerte de Cristo como sufriendo la justa pena debida a nosotros por nuestros pecados contra Dios, haciendo propiciación por nuestros pecados con Su propia sangre y salvándonos de la ira escatológica de Dios. 4) Chivo Expiatorio La última y más reciente teoría de la expiación que voy a considerar en este blog es la del Chivo Expiatorio. Fue postulado por primera vez en 2016 por el filósofo francés René Girard en su libro, Mimesis and Atonement (Mimetismo y Expiación). Esta teoría está aumentando en popularidad rápidamente, dado que presenta a Dios como totalmente no-retributivo contra la maldad e injusticia del hombre. Él basó su teoría en lo que él llama “deseo mimético” – la tendencia que tenemos dejarnos ser llevados por, o imitar, el deseo colectivo de la manada. Si el grupo colectivo percibe que alguien es un obstáculo para lograr ese deseo, toda la comunidad se levanta contra esa persona con violencia para destruirla. Eso es lo que él llama “el mecanismo chivo expiatorio.” Según esta teoría, Cristo llegó a ser el chivo expiatorio, pasivamente absorbiendo la violencia sistémica de la sociedad contra Él como el último chivo expiatorio. Según esta teoría, Dios lo vindicó a Cristo, resucitando el chivo expiatorio de ellos de la muerte, para poner fin al mecanismo chivo expiatorio del hombre. Sin embargo, se esta teoría fuera verdad, significaría que la muerte de Cristo fue en vano, dado que, después de 2000 años, la tendencia del hombre a la violencia hacia los chivos expiatorios no aparenta haber disminuido. Uno solo necesita recordar cuántas veces ha habido violencia colectiva contra los judíos, como sucedió con la Plaga Negra y en Alemania Nazi durante la secunda guerra mundial, para mencionar un par de ejemplos. De todas las teorías formuladas por el hombre a través de la historia de la Iglesia, esto es el más removido de la fe cristiana bíblica e histórica. Pablo dijo que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras (1Cor 15:3). En Hebreos vemos que Cristo cumplió lo que fue prefigurado en los sacrificios Levíticos cuando Él entró en el Lugar Santísimo celestial con Su propia sangre, obteniendo eterna redención y la remisión de nuestros pecados ante Dios (Heb 9:11-12; 10:12-14,18). Pablo dice acerca del sacrificio sustitutiva de Cristo: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Cor 5:21). En contraste a esto, Brian Zahnd, quien también afirma la teoría Chivo Expiatorio, dice que todos los sacrificios bajo la Ley donde los animales fueron sacrificados por los pecados del pueblo, y también la creencia que el sacrificio de Cristo satisfizo la justicia de Dios, tienen sus orígenes en el corazón oscuro del hombre. Él dice: “El rito de sacrificar un sustituto no tiene nada que ver con la justicia de Dios. El rito de sacrificios tiene su origen oscuro en el mecanismo chivo expiatorio, donde la tribu exterminaba el peligro de la violencia todos-contra-todos matando una víctima solitaria. Los sacrificios rituales no tienen su origen en el corazón de Dios; su origen es en el corazón violento de la humanidad.” [16] Puede ser que para el sumo sacerdote Caifás Jesús no era más que un chivo expiatorio cuando él dijo que convenía que uno muriera por el pueblo (Jn 11:49-52), pero en realidad, Cristo vino con el propósito explícito de dar Su vida en rescate por todos para quitar los pecados del mundo (Mt 20:28 cf. 1Tim 2:6; Jn 1:29). Aunque todas las variadas teorías de la expiación contienen ciertos elementos de verdad, cualquier teoría que niegue la muerte sustitutiva penal de Cristo, en la cual Él nos redimió de nuestros pecados y transgresiones por Su propia sangre preciosa, ha eliminado el corazón mismo de la expiación (Col 1:14; Heb 9:15; 1Pedro 1:18-19). Yo creo que el negar que la sangre de Cristo nos redimió de nuestros pecados y transgresiones es el mismo espíritu del anticristo. Lo que estamos viendo en estos días es, en mí opinión, lo que Pedro profetizó. Él dijo: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado.” (2 Pedro 2:1-2). [1] Craig, William Lane. Atonement and the Death of Christ (p. 13). “The biblical doctrine of the atonement may be aptly compared to a multifaceted jewel, each facet contributing to the beauty of the whole gem. The various facets of a gem are transparent to and refracted in one another, thereby increasing the brilliance and beauty of the whole. On this analogy, it would be an obvious mistake to try to reduce the doctrine of the atonement to just one of its many facets, as some theorists have done.” [2] La palabra “reunir” es una palabra compuesta de aná que normalmente significa “otra vez” y kephalaioo, y significa “re-unir o unir otra vez bajo una sola cabeza.” En el Léxico Griego de Thayer él comenta sobre el significado de esta palabra en el contexto de Efesios 1:9,10, diciendo: “Aquí dice de Dios que él reúne otra vez para sí mismo (voz media) todas las cosas y seres (anteriormente desunidos por el pecado) en un solo estado unido en comunión con Cristo.” [3] Irenaeus cita a Justin Martyr in Against Heresies 4.6.2. Aquí dijo de él: “En su libro contra Marción, Justino bien dice: ‘Debido a que el Hijo unigénito vino a nosotros del único Dios, quién hizo este mundo y nos formó, y sostiene y administra todas las cosas, recapitulando Su propia hechura en Sí Mismo, mi fe hacia Él es firme, y mi amor por el Padre inconmovible.” [4] The following article demonstrates that Athanasius was a Universalist: The School of Alexandria and Athanasius [5] Iranio, Contr. Hoer. lib. iii. c. 23, para. 6. [6] Irenaeus, against heresies 5.17.1, in the Ante-Nicene Fathers 1 (ed. Alexander Roberts and James Donaldson; Grand Rapids: Eerdmans, 1979 [1885]). see also 4.8.2 where in performing the offices of the high priest Christ “propitiates” God for people. [7] Ibid, Book 5 [8] Ibid., 5.17.3 [9] Athanasius. On the Incarnation of the Word, chapter 8. [10] Athanasius of Alexandria. Letter to Marcellinus on the Psalms. Kindle Edition. [11] Athanasius, On the Incarnation of the Word, chapter 37 [12] Ibid. chapter 9 [13] https://reknew.org/2017/05/christus-victor-atonement-girards-scapegoat-theory/ [14] https://reknew.org/2018/11/the-christus-victor-view-of-the-atonement/ [15] Peter Abelard, Expositio in Epistolas ad Romanos, 26/2, p. 290. [16] Zahnd, Brian. Sinners in the Hands of a Loving God (p. 104). The Crown Publishing Group. Kindle Edition.
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