por George Sidney Hurd
El Apóstol Pedro habló de la restauración final de todas las cosas como algo que sido profetizado desde el comienzo del mundo (Hch 3:21). Como Restauracionistas Universales, creemos en la restauración final de toda la humanidad a una condición, no simplemente igual, sino superior al estado de Adán y Eva antes de la caída. Pero, ¿qué de los demás seres racionales y emocionales que han sufrido como consecuencia de la caída del hombre? ¿No incluiría la restauración universal a toda vida animal también? En este blog espero demostrar de las Escrituras que toda la creación, incluyendo a los animales, serán libertadas de su esclavitud a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Lo siguiente es un extracto del capítulo 5 de mi libro: “Los Caminos de Dios.” Lo estoy publicando por la insistencia de un amigo que insiste en que muchos necesitan saber que el plan glorioso de Dios para las épocas realmente culmina en la restauración de todas las cosas, incluyendo a nuestras queridas mascotas. **************** “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; 23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.” (Rom 8:18-23) Vemos en este pasaje que Dios mismo sujetó la creación a vanidad o futilidad y ahora toda cosa racional creada que es capaz de gemir en dolor, está en dolores de parto, anhelando el tiempo de la manifestación de los hijos de Dios, cuando toda la creación será libertada. Como con la humanidad, este jubileo será experimentado universalmente a través de toda la creación de Dios, sin excluir nada. Cada alma viviente (Heb. nephesh) que ha vivido – que incluye toda vida animal que haya sufrido el mal o sufrirá, será liberado en la consumación, cuando ya no habrá más dolor ni tristeza, porque las primeras cosas ya pasaron. Todo – absolutamente todo, será hecho nuevo: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. 5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.” (Apo 21:4-5) Todos estamos de acuerdo (con excepción de los Tradicionalistas que tienen que interpretar “todas” como incluyendo nada más que unos pocos salvos antes de la venida de Cristo) de que, en cuanto a la humanidad, cuando la Escritura dice que ya no habrá más muerte, llanto, ni dolor, incluye toda la humanidad de todo tiempo desde la creación. Pero, ¿no incluiría las palabras de Cristo, “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” a toda vida animal que haya nacido en un mundo sujeto a vanidad e infectado con el mal, habiendo sufrido una vida de dolor y muerte? Tenemos que recordar que nuestra palabra “cosas” en español, que para nosotros significa cosas inanimadas como árboles y piedras, no existe en el griego del Nuevo Testamento y, por lo tanto, Jesús no estaba refiriéndose solamente a la creación inanimada. Por ello, incluye todo, todos los animales y todos los hombres, y no simplemente árboles y piedras. Juan, en una visión celestial vio toda criatura alabando a Dios en la consumación final: “Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.” (Apo 5:13) Juan vio un tiempo cuando toda criatura que está en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra en el mundo invisible del hades, estarán delante del trono de Dios magnificando a Su nombre. Viene un tiempo cuando toda la creación será restaurada y Dios será todo en todos: “Porque de él, y por él, y para (eis “hacia dentro de”) él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Rom 11:36). Pablo aquí está diciendo que todo lo que procedió de Dios en la creación es sostenido por Él y volverá a Él en los tiempos de la restauración de todas las cosas, en el tiempo de la manifestación de los hijos de Dios, cuando toda la creación será libertada en la libertad gloriosa de los hijos de Dios (Hch 3:21; Rom 8:19-22). En otra ocasión, Pablo también habla del tiempo cuando todos serán reunidos en Cristo: “dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” (Ef 1:9-10) El misterio revelado aquí es que siempre ha sido el propósito predeterminado de Dios reunir todas las cosas en los cielos y en la tierra (i.e. todo lo que Cristo creó en el principio) bajo Cristo, su Cabeza, en la dispensación final del cumplimiento de los tiempos. Lo que está revelado aquí es la misma restauración final de todas las cosas cuando toda creación será reunida, y entonces Dios será todo en todos (1Cor 15:28). Los Tradicionalistas niegan lo que estos pasajes están diciendo en más de una manera. Cuando insistimos en que se está refiriendo a toda persona, tienen que responder que son nada más que los que llegan a ser creyentes antes de la muerte o la Segunda Venida de Cristo, más el resto de la creación. Pero, cuando este pasaje es presentado como evidencia de que la creación entera, incluyendo el reino animal será restaurada, ellos insisten en que no incluye animales tampoco. Sin embargo, aunque habrá nuevos cielos y nueva tierra, es poco probable que la reunión de todos en Cristo aquí se está refiriendo a la creación inanimada. La palabra “reunir” (anakephalaiomai “reunir bajo una cabeza”) habla de reconciliar o restaurar comunión, y por lo tanto, solo es aplicable a la vida inteligente. De la misma manera, la referencia en Romanos 8 a la creación siendo libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios, sería algo irrelevante para objetos inanimados como montañas y árboles. Entonces, lo que terminan diciendo es que “todas las cosas reunidas en Cristo” es limitada a diez por ciento de toda la humanidad que han vivido desde el comienzo, más los ángeles de Dios, que realmente nunca estuvieron separados de Dios como para necesitar restauración. Si los animales que vivieron, sufrieron y murieron a través de la historia no están incluidos en los “todos” que serán reunidos, el cielo será un lugar muy vacío. Algunos especulan que Dios creará nuevos animales para llenar el cielo. Sin embargo, eso no constituiría una “reunión.” ¿Debemos tomar estas Escrituras de forma literal, o son nada más expresiones exageradas? Yo personalmente creo que el Señor quiere que las entendamos tal como han sido escritas. Leí numerosos artículos tratando la cuestión de ser reunidos con nuestras mascotas en el cielo o no, y me impactó la insensibilidad con que la mayoría de los teólogos tratan del tema de la vida después de la muerte para los animales. En el siglo XVII Descartes, el padre del Racionalismo, consideraba los animales como nada más autómatas sin siquiera emociones ni dolor. Fui enseñado de niño en la escuela que los animales vivían por puro instinto. Sin embargo, tanto las Escrituras, como la ciencia moderna e incluso nuestra observación personal, ha demostrado ampliamente que ellos son seres que razonan, determinan y sienten emociones – todas las características de un alma viviente. A pesar de esto, teólogos siguen pensando de una manera muy parecida a Descartes siglos atrás. Aunque solamente el hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios, en las Escrituras descubrimos que los animales son llamados almas vivientes. Aunque la mayoría de las traducciones ocultan esta verdad, los animales son llamados almas (heb. nephesh) numerosas veces en las Escrituras. Sin embargo, la única traducción que pude encontrar que consistentemente traduce nephesh como “alma” a través de todo el Antiguo Testamento es la Traducción Literal Concordante (Concordant Literal Translation). Otras traducciones, viendo animales como meras bestias brutas sin emociones ni inteligencia, tradujeron “alma” como “bestia” o “criatura,” según las creencias de los traductores y no según el significado de la palabra. Al menos los traductores en español no utilizaron la palabra “bestia,” diciendo “criatura viviente” en vez de “alma viviente.” El nephesh, o alma, es lo que distingue al animal de otra vida como plantas u organismos sin alma. Es evidente que los animales tienen valor en los ojos de Dios por el hecho de que la vida de animales inocentes fue aceptada como sacrificio por pecados y no plantas, como Caín descubrió. También, vemos cuánto Dios valora a cada animal y los sostiene en que se fija cuando un solo pajarillo cae a la tierra (Mt 10:29; Sal 104:27-30). David el salmista hasta dice que el Señor salva tanto el hombre, como los animales: “es tu justicia como los altos montes, como el profundo abismo tus juicios; Señor, tú salvas a personas y animales.” (Sal 36:6 BLH) Aquí David dice que Dios salva a personas y también animales. Sin importar lo que David quería decir con “salvar” aquí, es evidente a través de las Escrituras que Dios valora a los animales. Es común oír detractores protestar que Jesús no murió para salvar a los animales. Pero, aunque Su misión primaria era salvar al hombre, ¿no abarcaría esa salvación a los animales también? Fueron creados para el hombre y después sujetados a vanidad cuando el hombre entregó su dominio a Satanás. Cuando Cristo murió y resucitó, destruyendo el dominio de Satanás, ¿no resultaría en la restauración universal a los animales también? Aún si uno pudiera argumentar que la restauración no incluye animales (lo que no pueden hacer razonablemente), ¿Qué hacemos con Colosenses 1, donde es muy enfático que absolutamente todo en la creación entera fue reconciliado con Dios por la sangre de la cruz? “Porque en él (Cristo) fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él…. 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Col 1:16,20) Cuando Cristo derramó Su sangre en la cruz, Él no solo reconcilió a toda la humanidad a Dios sino toda Su creación, sea en el cielo o en la tierra, visible o invisible. No que los animales fueran seres morales que pecaron, necesitando la salvación como es el caso con el hombre, sino que son salvos de la maldición del hombre que trajo sufrimiento y muerte a toda la tierra. Personalmente, no sé de qué manera uno puede tomar en serio las Escrituras y excluir el reino animal de Su obra redentora. ¿Encontramos evidencia de animales en la época venidera? Sí. Isaías describe numerosos animales en el reino milenial: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica (animal domestico) andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8 Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.” (Isa 11:6-9) También el Señor, hablando por el profeta Oseas acerca de aquel tiempo, no solo indica que animales estarán en el Milenio, sino que Dios incluso hará un pacto con ellos asegurando su seguridad: “En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura.” (Oseas 2:18) Aunque el Milenio será en la tierra y los animales aparentemente estarán vivos en sus cuerpos naturales, podemos ver el cuidado amoroso de Dios y Su restauración del mismo reino animal, hasta haciendo pacto con ellos para que reposen tranquilos. Incluso la serpiente que fue maldita por su participación en la seducción de Eva es incluida en este pacto de bendición. ¿Hay animales en el cielo actualmente? Una vez más, la respuesta es sí, aunque no hay mucho detalle acerca de ellos. Elías fue llevado al cielo en un carro con caballos (2Reyes 2:11). Cuando los sirios vinieron contra Israel el Señor abrió los ojos del sirviente de Eliseo y vio un ejército celestial con carros y caballos para defenderlos. Cuando Cristo vuelva, Él vendrá sobre un caballo blanco y Su ejército le seguirá sobre caballos blancos (Apo 19:11; 20:11,14). Aunque no hay mención de otras clases de animales en el cielo, dudo mucho que el cielo tenga o tendrá menos diversidad que lo que actualmente vemos en la tierra. No hay razón para no creer que los animales que vivieron, sufrieron y murieron en la tierra nos están esperando en el cielo. Las últimas palabras de muchos creyentes antes de ser llevados al cielo son descripciones de los miembros de su familia y a veces sus mascotas que habían muerto, al lado de sus camas para recibirlos. ¿No es eso algo que debemos de anticipar de un Dios benevolente que ha declarado que Él restaurará todas sus criaturas? Algunos se refieren a esto como sentimentalismo. También nos categorizamos como sentimentalistas cuando hablamos de la restauración final de toda la humanidad, o el Universalismo. ¿Pero acaso debe estar el pueblo de Dios sin sentimientos? ¿Es sentimentalismo regocijarnos en las declaraciones claras en las Escrituras acerca de una restauración universal de toda Su creación? Sugiero que el verdadero problema no es con nuestro sentimentalismo, sino que algunos de ellos han llegado a ser tan insensibilizados y sus corazones tan endurecidos por las doctrines oscuras de los hombres, que son como los Fariseos que no entran en el reino e impiden que los que desean entrar entren. En contraste, muchos de los Padres de la Iglesia Primitiva tomaron estas Escrituras literalmente, creyendo en la restauración final de todos, incluyendo las almas de los animales. San Jerónimo mismo dijo - aún en sus días, a comienzos del quinto siglo, que la mayoría todavía creían que todos serán restaurados, tanto en el cielo como en la tierra: “La mayoría de las personas entienden la historia de Jonás como si estuviese enseñando el eventual perdón de todo ser racional, aun incluyendo el diablo.” [1] “Los ángeles apóstatas, y el príncipe de este mundo, y Lucifer, la estrella de la mañana, aunque ahora rebeldes, desenfrenadamente andando de aquí para allá y hundidos en las profundidades del pecado, finalmente, se someterán al alegre dominio de Cristo y sus santos…. Ningún ser racional perecerá para siempre.” [2] (énfasis mío) Los Tradicionalistas pueden llamar a nuestra esperanza sentimentalismo, pero desde que entendí que Dios finalmente restaurará a todas las cosas – incluyendo el reino animal, no he sufrido por la pérdida de mis mascotas queridas como antes cuando no tenía esa seguridad. Soy de los que aman a sus perros y pasaba semanas triste cuando uno moría. Pero ahora, sabiendo que están en un lugar mejor, se ha quitado el aguijón de su muerte. De la misma manera, antes me perturbaba ver documentales donde los animales sufrían tanto bajo los efectos de la caída, especialmente sabiendo que Dios mismo los sujetó a vanidad cuando el hombre cayó y perdió su dominio sobre la tierra (Rom 8:20). Una vez yo maté un venado porque estaba comiendo mi huerto. Al principio me sentí mal por haberlo matado, pero después de ver cuántas pulgas, garrapatas y llagas abiertas tenía en su cuerpo, me di cuenta de que le había hecho un favor al matarlo. Desde ese tiempo he sentido compasión por los animales del campo que no tienen amo para cuidarlos. Pero ahora, sabiendo que después de un tiempo breve de sufrimiento y dolor, toda criatura será reunida con Su Creador, y el hombre una vez más será restaurado al lugar del dominio sobre la tierra, reinando juntamente con Cristo, ya puedo regocijarme en su futuro, a pesar de lo que tengan que sufrir en sus breves vidas. Después de una vida de sufrimiento, estos animales se gozarán de una placidez que será aún más gloriosa para ellos de lo que habría sido si nunca hubieran nacido en un mundo caído y restaurados después, dado que, como almas vivientes, ellos siempre recordarán el contraste de su nueva existencia con la anterior en la tierra. [1] Jerome. In Ps. xcii. 9.22 [2] Jerome. In Ps. xcii. 9.22
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