por George Sidney Hurd
Pablo dijo en Filipenses 2:10-11, “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” ¿Cómo debemos entender esta declaración? Claramente refiere a cada ser racional, sea en el cielo, en la tierra e incluso bajo tierra en Hades. ¿Será esto un acto de adoración voluntaria, o una confesión forzada para la mayoría? ¿Resultará en salvación, o en condenación eterna para todos, menos los pocos que han oído el evangelio y confesado a Jesús como Señor en su breve vida? La creencia de la mayoría en la Iglesia durante los últimos mil quinientos años ha sido que solamente aquellos que oyen el evangelio, doblando rodilla en esta vida serán salvos, mientras que el resto de la humanidad se verá obligado a inclinarse ante Él, solo para después ser echado de Su presencia eternamente. ¿Pero es esto lo que realmente enseñan las Escrituras? ¿Cómo entendieron esta declaración los Padres Primitivos de la Iglesia que hablaban el griego del Nuevo Testamento? Aunque muy pocas de sus escritos que todavía existen hacen referencia a este pasaje, lo poco que dicen es muy revelador. Gregorio de Nisa (330 a 394 d.C.), comentando sobre 1Corintios 15:28 donde Pablo declara que Dios será todo en todos cuando todos finalmente se habrán sujetados a Cristo, dice: “Cuando todo ser creado está en harmonía consigo mismo y cada lengua ha confesado que Jesucristo es el Señor; cuando cada criatura será unida en un solo cuerpo… Todos estarán sujetos a Cristo, y serán sujetos por un pleno conocimiento de Él, y por una remodelación… Entonces Dios será todo en todos en el tiempo de la restitución.” [1] Aquí vemos que Gregorio de Nisa entendió que cuando cada lengua haya confesado que Jesucristo es Señor, entonces todos estarán sujetos al Padre y Dios será verdaderamente “todo en todos.” Ambrosio de Milán (340 a 397 d.C.), también comentando sobre 1Corintios 15:28, dice esencialmente lo mismo: “Cuando cada criatura aprende que Cristo es su cabeza, y que la cabeza de Cristo es el Padre, entonces Dios será todo en todos; es decir, que cada criatura creerá de la misma manera, y de una sola voz cada lengua de las cosas en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra confesará que hay un Dios del cual son todas las cosas.” [2] Ambos Padres creían que, para que Dios llegara a ser realmente todo en todos, sería necesario que toda la humanidad e incluso toda criatura en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, se sujetara a Dios y que esta sujeción sea el resultado de todo ser creado confesando que Jesucristo es su Señor. Es lógicamente imposible que Dios sea todo en todos mientras que la mayoría estén eternamente separados de Él. También, adicional a su creencia que Dios no podría ser todo en todos a menos que la confesión de todos resultara en la salvación y restauración de todos, creo que también estaban conscientes de otras consideraciones que no permiten que esto sea una confesión forzada. El primero tiene que ver con el significado de la palabra “confesar” (ἐξομολογέω, exomologéo), y el segundo es el contexto del pasaje en Isaías 45 que Pablo citó en Filipenses 2:11, y también varios otros pasajes de las Escrituras que declaran que todos serán salvos. 1) El significado de la palabra “confesar” El significado preciso de la palabra traducida “confesar” en Filipenses 2 es crítico para entender la naturaleza de su confesión. En nuestra cultura una confesión a menudo es considerada nada más que la admisión de culpa. Sin embargo, en el culto helenista judaica esta palabra griega “confesar” es ἐξομολογέω que es la forma enfática de ὁμολογέω que significa, “confesar o decir lo mismo.” La palabra adquirió el significado de una sincera confesión de pecados, seguido por alabanzas a Dios por Su misericordia que permanece para siempre.[3] Esto se puede ver en la traducción griego LXX que Pablo utilizaba. Aquí hay unos ejemplos: “Cuando tu pueblo Israel haya sido derrotado por un enemigo, por haber pecado contra ti, y se vuelva a ti y alabe (ἐξομολογέω) tu Nombre, ore y suplique ante ti en este templo, 34 tú escucharás en los cielos y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel y los devolverás a la tierra que diste a sus padres.” (1 Reyes 8:33-34 CEE) La Biblia NET traduce ἐξομολογέω en este versículo como “renuevan su juramento,” que es una definición complementaria a la que vemos en Isaías 45:23, “y jurará toda lengua.” La idea fundamental es una confesión sincera del pecado, alabándole al Señor por Su misericordia y Su gracia. Cánticos espirituales utilizan la palabra ἐξομολογέω como una expresión de acción de gracias o alabanza a Dios por Su misericordia: “ha de oírse aún voz de gozo y de alegría, voz de desposado y voz de desposada, voz de los que digan: Alabad (ἐξομολογέω) a Jehová de los ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su misericordia." (Jer 33:11) “Alabad (ἐξομολογέω) a Jehová con arpa, cantadle con salterio y decacordio.” (Sal 33:2) Este doble significado de confesión con alabanza o acción de gracias continúa en el Nuevo Testamento donde a veces vemos creyentes haciendo sinceras confesiones de sus pecados (Hch 19:18; Mt 3:5-7), y también vemos a Jesús usando la palabra para expresar acción de gracias al Padre: “En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo (ἐξομολογέω), oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.” (Lucas 10:21) Tomando en cuenta este significado doble de confesión de pecados con alabanzas a Dios por Su misericordia, es fácil ver por qué los Padres Primitivos entendieron esta confesión como resultando en la salvación y restauración de todos. 2) El contexto del pasaje paralelo en Isaías 45 requiere que la confesión resultara en salvación. Una consideración cuidadosa del contexto de Isaías 45:23 que Pablo citó en Filipenses 2:11 deja en claro que él quiso enfatizar la verdad que algún día, todos se habrán doblado rodilla a Cristo, confesándolo como Señor. El Señor dijo por Isaías: “Volveos a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. 23 Por mí mismo he jurado, ha salido de mi boca en justicia una palabra que no será revocada: Que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua jurará lealtad. 24 De mí dirán: Solo en el SEÑOR hay justicia y fuerza. A Él vendrán y serán avergonzados todos los que contra Él se enojaron.” (Isa 45:21-24 LBLA) Aquí vemos que la salvación es inseparablemente vinculada con todos doblando rodilla y cada lengua jurando lealtad a Dios. Y Dios ha jurado por Sí Mismo que nadie permanecerá eternamente en un estado de perdición. Sus enemigos vendrán a Él avergonzados, doblando rodilla, diciendo: “Solo en el SEÑOR hay justicia y fuerza.” Esta es una confesión resultando en salvación, y es obvio que así lo entendían los Padres Primitivos, especialmente tomando en cuenta que el significado de ἐξομολογέω implica un juramento sincero. 3) Múltiples Textos de Antiguo Testamento requieren que la confesión resulte en Salvación Finalmente, los Padres Primitivos hubieran conocido bien que la salvación final de todos es un tema que se ve a través de todas las Escrituras. Como dijo Pedro, la restauración de todos fue profetizado desde la fundación del mundo (Hch 3:21). Estos solo son unos pocos de los muchos pasajes que los Padres Primitivas hubieran conocido: “Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.” (Salmo 22:27) “Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos. 4 Toda la tierra te adorará, y cantará a ti; Cantarán a tu nombre.” (Salmo 66:3-4) [4] “Todas las naciones (gentes) que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, y glorificarán tu nombre.” (Salmo 86:9) “Clemente y compasivo es el SEÑOR, lento para la ira y grande en misericordia. El SEÑOR es bueno para con todos, y su compasión, sobre todas Sus obras. SEÑOR, Tus obras todas Te darán gracias y Tus santos Te bendecirán.” (Salmo 145:8-10 NBLH) “Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. 7 Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. 8 Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.” (Isa 25:6-8) “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” (Jer 31:34) Todos los fines de la tierra volverán a Jehová. Todos Sus enemigos se someterán a Él, cantando alabanzas a Su nombre. Todas las naciones que Él ha hecho, que incluye a todas las personas, adorarán delante de Él, glorificando Su nombre, y Sus obras todas le darán gracias. Cuando el Señor quita el velo cubriendo los ojos de todos los pueblos, Él destruirá la muerte para siempre, enjugando toda lágrima de todos los rostros. Todos lo conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande y Él no acordará más de su pecado. Para mí, no podría estar más claro. Tomando en cuenta tal abundancia de testimonio escritural, no es de sorprenderse que la mayoría de los Padres de la Iglesia Primitiva creían en la restauración final de todos durante los primeros siglos hasta San Agustín. “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Rom 11:36) [1] Gregorio de Niza, Catechetical Oraciones, (36) [2] Allin, Universalism Asserted, p. 133. [3] Kittel’s Theological Dictionary of the New Testament. NT:1843 [4] La palabra “someterse” en este versículo normalmente habla de una sumisión fingida. Sin embargo, no existe una palabra en el hebreo para sumisión voluntaria. Aquí es el contexto lo que determina su sentido como verdadera sumisión y adoración a pesar de su sentido usual, dado que una sujeción fingida jamás resultaría en que Sus enemigos le adoraran.
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