Las Cosas Inmutables de Dios
por George Sidney Hurd
Hasta hace poco, todos los cristianos creían que Dios siempre ha tenido un conocimiento perfecto acerca del futuro de cada individuo, así como dice el salmista: “Tus ojos vieron mi embrión, y en Tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos” (Sal 139:16). Muchos de nosotros hemos recibido promesas de Dios y hemos descansado con la plena confianza de que ya tenemos lo prometido, debido a nuestra fe de que Él que conoce nuestro futuro y posee todo poder, cumplirá lo que ha prometido. Cuando el futuro parece oscuro y no podemos ver lo que el día de mañana traerá, estamos confiados con el conocimiento de que Dios está obrando todas las cosas para nuestro bien según el designio de Su voluntad predestinada para nosotros desde antes de la fundación del mundo (Rom 8:28; Ef 1:11; 1Cor 2:7). Una melodía de antaño que a menudo entono cuando estoy pasando por grandes dificultades y el futuro parece oscuro es: “Hay muchas cosas acerca de mañana, que no logro entender, pero yo sé Quién sostiene el futuro, y yo sé que Él me tiene de la mano.” La mayoría de nosotros tenemos paz, sabiendo que Dios Quien tiene nuestro futuro no nos soltará de la mano. Pero intenta imaginar un mundo donde nuestro Padre, el Creador y Sustentador de todas las cosas, no tenga conocimiento de nuestro futuro – un mundo donde a fin de cuentas tu destino está en tus propios manos y Dios está aprendiendo junto contigo conforme va pasando el tiempo. Imagina estar en relación con un dios que, aunque te ama y te desea lo mejor, solo puede adivinar acerca del futuro, dado que no sabe más acerca de tu futuro que tú mismo. Acaba de visualizar la cosmovisión de un número creciente de personas que, consciente o inconscientemente, han llegado a creer en la nueva doctrina comúnmente conocida como “el Teísmo Abierto” o “el Teísmo del Libre Albedrío.” Resumido, el Teísmo Abierto enseña que el futuro no puede ser conocido por Dios, dado que el futuro no existe – ni siquiera para Él, o que Dios, por respeto a nuestro libre albedrío, de alguna manera ha limitado Su “omnisciencia” para no saber cuáles serán nuestras decisiones en el futuro. Es una doctrina muy reciente sin precedentes históricos significativos en la Iglesia hasta que se publicó el libro The Openness of God: A Biblical Challenge to the Traditional Understanding of God (La Flexibilidad de Dios: Un Desafío Bíblico al Entendimiento Tradicional de Dios) en 1994, escrito por Clark Pinnock, con Richard Rice, John Sanders, William Hasker, and David Basinger. La mayoría de sus nombres serían desconocidos por el cristiano promedio hoy en día. Sin embargo, algunos de los autores y conferencistas más influyentes como Philip Yancey, Gregory Boyd, Bradley Jersak, Brian Zahnd y más notoriamente Wm. Paul Young, autor de “La Cabaña” han abrazado el Teísmo Abierto y lo están promoviendo en sus libros y discursos. A menudo, no desafían directa y públicamente la creencia histórica de que Dios en Su omnisciencia posee conocimiento exhaustivo del futuro. Más bien, lo implican sutilmente de una manera diseñada para hacer que uno cuestione la habilidad de Dios de ver desde la eternidad y obrar todas las cosas conforme a Su voluntad como tradicionalmente hemos entendido, presentándolo como uno que está intentando hacer lo mejor posible de eventos no previstos que a veces se salen de Sus manos debido a Su inhabilidad de anticipar o intervenir en las acciones del libre albedrío de los hombres. La película y novela de Wm. Paul Young, “La Cabaña,” entretejió tan hábilmente el Teísmo Abierto en la narración que muy pocos siquiera se dieron cuenta del mensaje en el trasfondo. Sin embargo, en su libro posteriormente publicado: “Lies We Believe About God” (Las Mentiras que Creemos Acerca de Dios),” aunque no se trata directamente el tema del Teísmo Abierto, es más directo en revelar sus implicaciones en la práctica. Él dice: “¿Qué si no hay un ‘plan’ para su vida sino una relación donde Dios constantemente nos invita a co-crear, sometiéndose respetuosamente a las decisiones que traemos a la mesa?... Dios no controla, sino que se somete y se une con nosotros en el resultante despelote de una relación, para participar en co-crear las posibilidades de la vida, aún frente a la muerte.” (énfasis mío) [1] En vez de que nosotros busquemos la sabiduría y entendimiento acerca de lo que sea la voluntad del Señor, sometiéndonos al plan de Dios para nuestras vidas, todo es invertido. Ahora, según ellos, ¡es Dios que se somete respetuosamente a nosotros, siguiendo nuestra guía mientras co-creamos nuestro propio futuro! No es que no tengan textos que presenten para apoyar su posición. De hecho, algunos pasajes tomados de manera literal a primera vista aparentan presentar a Dios como si no poseyera todo conocimiento del futuro y por lo tanto cambia Su mente. Incluso es presentado como si necesitara alguien como Moisés o Abraham para persuadirlo a mostrar misericordia, o como si fuera olvidadizo, con la necesidad del arco iris para recordarlo a no volver a destruir la tierra con un diluvio (Gen 9:13-15). Sin embargo, como espero demostrar, estos textos, demostrablemente son expresiones que tienen que ser entendidas a la luz de otros textos que claramente definan las atributos esenciales e infinitos de Dios, como Su eternidad, omnipotencia y omnisciencia, y no al contrario. Esto ha sido el entendimiento de todos los estudiosos de la Biblia, desde el teólogo, hasta el lector devoto más sencillo a través de la historia. Creo, y espero demostrar, que los que enseñan el Teísmo Abierto son culpables de intentar conformar el Dios infinito a la imagen de los hombres finitos en vez de reconocer que fuimos hechos a la imagen de Dios y no al contrario. Aunque hemos sido creados a Su imagen y semejanza y, por lo tanto, somos capaces de conocerlo y experimentar intimidad con Él, tenemos que reconocer que Él nos trasciende infinitamente y, por lo tanto, al menos por ahora, Él ha elegido utilizar términos antropomórficos para ayudarnos a identificarnos con Él. Un antropomorfismo es cuando características humanas son atribuidas a Dios. Una expresión en la Biblia puede ser determinada ser un antropomorfismo utilizando la siguiente definición: “Una adscripción bíblica a Dios es antropomórfica cuando la Biblia en otra parte indica que Dios trasciende las mismas características atribuidas a Él, (ejemplos: ‘el brazo del Señor,’ ‘los ojos del Señor,’ ‘el Señor se arrepintió,’ ‘el Señor se acordó,’ ‘el Señor miró y vio,’ etc.).” De igual manera, si Dios habita la eternidad, entonces todas las limitaciones temporales atribuidas a Dios solo son ciertas en cuanto a nosotros como parte de Su creación temporal, dado que Dios trasciende las limitaciones temporales. La Eternidad de Dios Para que el Teísmo Abierto sea viable es necesario que primero demuestren que Dios está limitado al tiempo y por lo tanto incapaz de ver el futuro. Ellos normalmente argumentan que Dios no puede ver el futuro, dado que el futuro no existe para nadie, incluyendo para Dios mismo. Sin embargo, si Dios es eterno y trasciende el tiempo – existiendo sobre y aparte del tiempo, entonces todos los eventos, pasados presentes y futuros, estarían a la vista de Él. Sería imposible que Dios no conozca el futuro si de hecho Él es eterno. Algunos Teístas Abiertos, reconociendo este problema, dirían que Dios podría ver el futuro, pero, para preservar el libre albedrío de los hombres, Él eligió “limitar Su omnisciencia” y no poder ver nuestras decisiones en el futuro. Sin embargo, es una paradoja decir que Dios limita Su omnisciencia. Ser omnisciente es saber todo. O Él sabe todas las cosas, o no sabe. Dado que Su omnisciencia es inmutable, no es posible que Él de alguna manera deje de saber lo que sabe. Y si de hecho no sabe el futuro, entonces Él no sería omnisciente. Históricamente, la Iglesia ha creído que Dios es atemporal. Eso es, que la existencia de Dios no solo precede el tiempo, sino que Él existe fuera del tiempo al mismo tiempo que es inminente y activo en nuestro mundo de tiempo/espacio, sin estar sujeto a sus limitaciones. Mientras el idioma hebreo no tenía una palabra equivalente a “eterno” en el sentido moderno platónico de la palabra, vemos la eternidad de Dios expresada por el uso del verbo “ser” en el tiempo presente para describir a Dios. El salmista dice: “Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, TÚ ERES Dios.” (Sal 90:2) La frase, “de olam hasta olam, TU ERES (tiempo presente) Dios” dice en tantas palabras lo que ahora podemos expresar diciendo “Dios es eterno” – i.e. Dios siempre ES. También, cuando Moisés le preguntó a Dios: “si ellos me preguntaren: ¿Cuál es Su nombre? ¿Qué les responderé? (Éxodo 3:13)”, Dios le respondió que Él era el Dios eterno, pero en palabras que parecen raras a nosotros porque hoy en día tenemos “eterno” en nuestro vocabulario y no necesitamos tantas palabras para expresar Su eternidad: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado a vosotros” (v.14). En nuestras palabras Él está diciendo, “YO SOY el Eterno - Él que siempre ES.” Su nombre Jehová significa “Él que existe” o “Él eterno”. A continuación, después de decir que Dios ES (tiempo presente), tanto en el pasado como en el futuro, en el Salmo 90:2, el salmista dice en el Salmo 90:4: “Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche.” Algunos se han equivocado pensando que esto implica que la existencia de Dios es temporal. Sin embargo, tomando en cuenta lo que dijo en el versículo 2, es evidente que es nada más una manera poética de decir que, aunque Dios interactúa con nosotros en el tiempo, Él no está atado al tiempo como nosotros estamos. Además, vemos que Él es eterno, dado que antes que naciesen los montes – antes que el tiempo mismo fue creado con sus épocas, años, meses y días, Dios ES. Antes de la creación, el tiempo no existía, pero Dios siempre existe. También, podemos ver Su relación trascendente al tiempo en la respuesta que Jesús les dio a los que le preguntaron como Él pudo haber visto a Abraham. Él les dijo: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY” (Juan 8:58). Solo Aquel que tiene Su existencia fuera de los límites del tiempo podría hacer semejante declaración. En Su humanidad Jesús fue confinado al tiempo y espacio, pero como Dios Él es inminente o siempre presente en la totalidad del tiempo, de la misma manera que vemos revelado Su omnipresencia en lo que le dijo a Nicodemo: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Juan 3:13). Después de haberle dicho a Nicodemo que tenía que nacer de nuevo para ver el reino del cielo – algo que estaba luchando para comprender, Jesús hizo esta declaración asombrosa de que Él mismo que estaba hablando con él, también estaba al mismo tiempo en el cielo. Estas verdades trascienden nuestra habilidad de captarlas, pero sin embargo, son verdades de la naturaleza divina que deben ser abrazadas con asombro, en vez de intentar reducir Su divinidad al nivel de meros hombres. Aunque cualquier intento de ilustrar los atributos infinitos de Dios queda muy corto, la perspectiva de Dios, del tiempo, podría ser ilustrada con un hombre que está viendo un desfile desde arriba en un helicóptero. Desde su perspectiva toda la procesión está a la vista, desde el comienzo hasta el final. Desde esa perspectiva él podría comunicar a los espectadores de la procesión abajo lo que van a ver en su futuro antes que ellos puedan verlo, dado que él puede ver toda la procesión. De semejante manera, entendemos que Dios existe encima de, y fuera de, nuestros confines de tiempo/espacio, porque de otra manera Él no podría decirnos lo que va a suceder en nuestro futuro – especialmente en nuestro futuro lejano en un mundo de tantos variables incluyendo múltiples decisiones humanas. El conocimiento previo exhaustivo de todos los eventos futuros, incluyendo hasta eventos contingentes atribuidos a Dios en las Escrituras, serían imposibles para un ser no eterno. La Presciencia de Dios Habiendo visto que la eternidad de Dios, combinada con Su omnisciencia, requiere que Él tenga un conocimiento exhaustivo de todas las cosas, incluyendo los eventos futuros, ahora podemos dirigir nuestra atención a las Escrituras para ver si tal conocimiento es atribuido a Dios y demostrado con profecías cumplidas. Dios muestra que es Dios declarando las cosas que han de suceder En Isaías capítulos 41 a 48 Dios desafía a todos los dioses falsos a demostrar que son verdaderos, declarando lo que sucederá en el futuro. Vez tras vez Él contrasta los dioses falsos Consigo Mismo, y Su exclusivo conocimiento del futuro es presentado como una de las evidencias de que solamente Él es Dios. Dado que estos pasajes también refutan la afirmación de los Teístas Abiertos de que Dios no conoce el futuro, aquí voy a citar los textos principales, resaltando frases claves: “Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir. 23 Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos. 24 He aquí que vosotros sois nada, y vuestras obras vanidad; abominación es el que os escogió.” (Isa 41:22-24) Aquí Dios desafía a los dioses falsos que Israel estaba adorando a demostrar que eran dioses, contando lo que va a suceder en el futuro. Entonces Él dice en burla, “al menos hagan algo, sea bueno o malo para que se maravillen sus seguidores.” Ante su silencio Él dice, “Ustedes son nada y nada pueden hacer.” Entonces Él dice que todos los que escogieran semejante dios son abominación. Según el mismo criterio de Dios, un dios que no conozca el futuro es un dios falso y los que adoren semejante dios son una abominación ante Él. Esto debe ser suficiente para hacer que los Teístas Abiertos se detengan a reflexionar. Entonces, Él llama a Israel a arrepentirse y volver a Él, el único verdadero Dios que obra todas las cosas según el consejo de Su voluntad: “Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores. 9 Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, 10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: MI CONSEJO PERMANECERÁ, Y HARÉ TODO LO QUE QUIERO.” (Isa 46:8-10) En Isaías 45, el Señor llama al rey Ciro por nombre muchos años antes que naciera. No fue hasta unos 150 años después de esta profecía que Ciro invadió a Babilonia. Entonces, en el primer año de su reino, después de que los judíos cumplieron los 70 años de cautiverio como profetizado en Jeremías 25:11-12, el Señor despertó el espíritu del rey Ciro para hacer un decreto dejando en libertad a los Judíos para volver a Jerusalén y reconstruir el Templo (2Cron 36:22-23). El Señor dijo en Isaías 45: “Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán… 4 Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste… 6 para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo… 13 Yo lo desperté en justicia (Ciro), y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos.” (Isa 45:1,4,6,13 cf. Isa 48:3-5) ¿Por qué le puso nombre a Ciro antes que naciera? Para que todos sepan que Él es el Señor y que no hay más que Él. Solamente el único Dios omnisciente que conoce el fin desde el comienzo podría declarar con tanta precisión lo que iba a ocurrir generaciones antes de que sucediera. Aun si Dios hubiera podido adivinar que Persia iba a conquistar a los babilónicos al cumplir los judíos exactamente 70 años de cautiverio, ¿cuáles serían las probabilidades que un niño naciera, recibiendo el nombre de Ciro y llegando a ser el rey del imperio en el mismo año que Dios dijo que el cautiverio terminaría? Ciro era el menos indicado para ser el rey de Persia. Cuando Ciro era un bebé su abuelo Astyages dio la orden de matarlo, pero a los que él encargó de matarlo lo rescataron y lo escondieron mientras crecía. Fue su valentía y destreza en batalla que lo llevó a estar en poder a pesar de todos los obstáculos. [2] El mismo Ciro reconoció lo que muchos Teístas Abiertos no logran entender – que Dios sabe todo de nosotros aún antes de nacer. El salmista David también entendió que Dios conoce todo detalle de nuestras vidas aun antes de ser formado en el vientre de nuestra madre. Él dijo: “Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos… 4 Aun antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh SEÑOR, tú ya la sabes toda.” (Sal 139: 16,4) A los Teístas Abiertos les falta explicar cómo es posible que Dios haya visto el embrión de David y escrito todos los días que le fueron dados antes que él fue formado en el vientre, si de hecho Dios no sabe lo que va a suceder en nuestro futuro, sin mencionar saber lo que vamos a decir antes de decirlo. El hecho de que Dios sabe lo que vamos a decir antes de decirlo es demostrado por Jesús cuando Él le dijo a Pedro, “De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (Mt 26:34). Esto requiere que Él no solamente supiera lo que Pedro iba a decir en esa misma noche, a pesar de su insistencia de que estaba dispuesto a morir por Él, sino también tenía que haber tenido previo conocimiento de toda la cadena de eventos que iban a trascurrir, incluyendo las palabras que provocarían su negación y también que supiera que el gallo iba cantar en el mismo momento de la tercera negación. Las circunstancias de la crucifixión de Cristo también ilustran claramente la presciencia exhaustiva de Dios. Numerosas profecías del Antiguo Testamento describiendo su traición y crucifixión fueron cumplidas incluyendo una descripción detallada de Su muerte en una cruz muchos años antes que los Romanos hubieran inventado esa forma de tortura (Sal 22:14-18). La mayoría de los Teístas Abiertos negarían que Dios previó la crucifixión de Cristo, pero fue algo claramente declarado a ser algo conocido por Él desde el comienzo. Cristo fue el Cordero inmolado desde la fundación del mundo (Apo 13:8). No solamente fue predeterminado a suceder desde el momento de la creación, sino que también fue predeterminado a acontecer precisamente de la manera en que sucedió. Pedro dijo: “Porque verdaderamente se unieron (voz pasiva “fueron unidos”) en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, 28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.” (Hch 4:27-28) ¿Cómo podría Dios predeterminar la muerte de Cristo según Su propósito que Él había determinado que sucediera desde la creación si Él no puede ver el futuro? Aquí vemos que, no solamente la crucifixión fue predeterminada por Dios, sino todas las decisiones de cada individuo involucrado, incluyendo a Herodes, Pilato, los gentiles y el pueblo de Israel – todas sus libres decisiones fueron predeterminados por Dios e incluidos en Su plan para las épocas. Si Herodes o Pilato hubieran elegido hacer algo diferente, la crucifixión no habría sucedido. Si los judíos hubieran pedido que soltaran a Jesús en vez de Barrabás, Él no hubiera sido crucificado. Cada uno hizo exactamente lo que Dios había predeterminado que sucediera. Es igual con la traición de Judas (Mt 26:24;27:9). Esto es de acuerdo con Hechos 15:18 que dice: “Conocidas son a Dios todas sus obras desde la eternidad.” [3] Ejemplo tras ejemplo podría ser presentado demostrando que Dios, desde la eternidad está obrando todas las cosas según el designio de Su voluntad, y esto necesariamente requiere que Él posea un conocimiento previo exhaustivo de todos los eventos futuros y todas las decisiones hechas por los hombres. Pero, estos pocos ejemplos deben ser suficientes para establecer que la omnisciencia de Dios es infinita y exhaustiva, incluyendo todo evento en el futuro y también todo pensamiento y decisión futura de cada una de Sus criaturas, y que Él también está obrando todas las cosas según Su plan predeterminado en la eternidad. Esta verdad fundamental nos ayudará más adelante a reconocer los variados antropomorfismos por lo que son – Dios limitando Su vocabulario, como haría un adulto hablando con un niño pequeño, para que podamos entenderlo. Mientras nos podemos identificar con Dios por medio de los antropomorfismos, necesitamos procurar entender Su naturaleza y atributos aplicando las verdades más definitivas y trascendentales reveladas en las Escrituras, en vez de limitar a Dios, definiéndolo basado en Sus antropomorfismos, como los Teístas Abiertos intentan hacer. El Predeterminado Plan de Dios y el Libre Albedrío del Hombre Los Teístas Abiertos argumentan que, si Dios tuviera conocimiento exhaustivo del futuro y todo fuera predeterminado según Su decreto eterno, entonces no habría lugar para las decisiones libres de los hombres. Por ejemplo, ellos dirían que, si el decreto de Dios es fijo, estando basado en Su presciencia exhaustiva, y Él ha decretado que yo terminaría este blog mañana a las 4:03 p.m., entonces yo no estaría en libertad para terminarlo en otro momento. Sin embargo, eso es inmaterial, dado que yo lo hubiera terminado libremente en ese momento sin necesidad de coerción divina. Como con la mayoría de nuestras acciones volicionales, sería más correcto decir que si Dios ha decretado que terminaría a las 4:03 p.m., entonces lo voy a terminar, en ese momento, en vez de pensar en términos de algo que tengo que terminar. El hecho de que Dios conoce de antemano nuestras decisiones y en Su sabiduría las entreteje en Su plan eterno para las épocas, de ninguna manera debe ser visto como una violación de nuestro libre albedrío. El decreto determinativo de Dios según Su presciencia exhaustiva no es incompatible con mis decisiones del libre albedrío a menos que tales determinaciones vayan en contra de lo que Él ha determinado. En tal caso Dios sí negaría el ejercicio de mi libre albedrío porque, ¿quién ha resistido a su voluntad? (Rom 9:19). Nuestra propia autodeterminación es sujeta a la voluntad permisiva de Dios. Es por eso que, en vez de decir, “hoy o mañana iremos a tal lugar y haremos tal y tal cosa,” debemos decir, “si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.” (Stg 4:13-16). Dios es nuestro Padre y nosotros somos su creación – no la simulación de un programador de computadoras. Fuimos creados como seres emocionales, racionales y volicionales, capaces de disfrutar de comunión con Él. Dios no quiere autómatas programados para hacer Su voluntad. Tampoco quiere libertarios obstinados que viven sus vidas independientes de Su voluntad como pequeños dioses. Como nuestro Padre, Dios permite que Sus hijos tomen decisiones propias dentro de parámetros controlados para nuestro propio desarrollo. Sin embargo, Dios obra en nosotros tanto para el querer como para el hacer de Su buena voluntad, y cuando lo desafiamos obstinadamente o vamos en contra de Su voluntad determinada, Él como nuestro Padre a menudo interviene de una manera contraria a nuestra voluntad para nuestra corrección. (Fil 2:12; 1Cor 11:31-32). Además, la insistencia del hombre en su libre albedrío sin limitaciones es un resultado de la caída y cae muy corto de la voluntad perfecta de Dios para nuestras vidas. Mientras Dios no dicta cada decisión que tomamos, somos llamados a la vida más alta donde renunciamos nuestra independencia y sujetamos nuestra voluntad al Padre de los espíritus (Heb 12:9). Somos llamados a una vida de rendición, no una vida de independencia donde Dios se somete a nosotros mientras co-creamos nuestro propio futuro, como Wm. Paul Young y otros Teístas Abiertos enseñan. Aunque Dios conoce de antemano cada decisión humana, incluyendo las decisiones que tomaríamos dadas otras circunstancias (Ezeq 3:5-6; Mt 11:21-23; Lucas 10:13), Él no dicta cada decisión que tomamos, sino que Él gobierna como Soberano, obrando todas las cosas según el beneplácito de Su voluntad (Rom 8:28; Ef 1:11). El resultado final es que toda rodilla se doblará y cada lengua confesará a Jesucristo como Señor. Después el Hijo se sujetará al Padre, culminando en la restauración de todos cuando Dios será todo en todos (Fil 2:10-11; Hch 3:21; 1Cor 15:28). La Inmutabilidad de Dios Otra característica de la naturaleza esencial y atributos de Dios que necesita consideración para el tema que estamos considerando es Su inmutabilidad. En otras palabras, Dios, siendo eterno, nunca cambia en cuanto a quién es y en lo que es – Él permanece igual en cuanto a Su ser y cualidades: “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” (Mal 3:6) En contraste con los dioses paganos caprichosos e implacables que los Israelitas estaban adorando en ese tiempo, Dios dijo que es debido a que Él no cambia que ellos no habían sido consumidos por todas sus abominaciones. Contrario a la creencia tradicional, Dios, en cuanto a Su naturaleza esencial es amor (1Jn 4:8). Algunos protestarían, diciendo que la Biblia también dice que Dios es santo (Lev 11:45; 1Pedro 1:16). Sin embargo, “amor” agápe es un sustantivo, definiendo Su esencia sustancial, mientras que “santo” hágios es un adjetivo, describiendo una característica de la naturaleza esencial de Dios definida por el sustantivo “amor.” Santo significa “apartado o separado.” Dios es santo o apartado de todos los demás porque Él es omnipotente y omnipresente, y porque posee toda sabiduría, pero lo que lo separa de todos los demás dioses más aún que Sus atributos es Su naturaleza esencial que es amor. Él declara que es santo o apartado de los demás precisamente por Él hecho de que es misericordioso: “No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad.” (Oseas 11:9) Aquí vemos que Su santidad, o lo que lo separa de los demás, es evidente en que Él, en amor, muestra misericordia en vez de ejecutar el ardor de Su ira. Así que, Su santidad – en vez de restringir Su amor, caracteriza Su amor como separado de los demás en que, aun en Su ira, Él recuerda la misericordia (Hab 3:2). La naturaleza de Dios es indivisible – Su ira es en realidad Su amor actuando contra el mal. De la misma manera, Su santidad es inseparable de Su amor y no en conflicto con él. Su justicia y Su misericordia no están en conflicto – la justicia y la paz se besaron en la cruz (Sal 85:10). Desde la perspectiva de Dios, Su santidad y Su amor jamás han estado en conflicto el uno con el otro, dado que Él habita la eternidad y por lo tanto la obra propiciatoria de Cristo en la cruz siempre ha sido una realidad para Él. La verdadera santidad es amor y el verdadero amor es santidad. El amor es el cumplimiento de toda justicia (Mt 22:37-40; Rom 13:9-10; 1Tim 1:5). De la misma manera que el amor sin la santidad no es el verdadero amor, la santidad sin el amor no es la verdadera santidad. El amor separado de la santidad es libertinaje, mientras que la santidad sin amor es el fariseísmo (fariseo es de la palabra hebreo, parush “separatista o santo”). Los fariseos equivocadamente pensaron que la santidad era algo separable del amor y terminaron crucificando al Señor de gloria en nombre de la santidad. Mientras que Dios es inmutable en Su naturaleza esencial que es amor, Su amor se manifiesta de muchas maneras en relación a Sus criaturas caídas en la esfera del tiempo. Mientras que los Tradicionalistas son culpables de presentar la naturaleza y atributos de Dios como si Su amor y Su santidad estuvieran en conflicto el uno con el otro, muchos Teístas Abiertos son culpables de reducir el amor de Dios a un amor pasivo y cruciforme. Mientras que la naturaleza esencial de Dios no está dividida, es multiforme en sus manifestaciones y no siempre es “cruciforme.” El amor paternal de Dios no es cruciforme. A los que Él ama, disciplina y azota. También, Su amor se manifiesta en la forma de enojo e ira frente al mal y la injusticia. Su amor a menudo se manifiesta en la forma de juicios contra los que oprimen a los inocentes. Su amor incluso puede abandonar por un tiempo para que los hijos de los hombres le busquen (Oseas 5:15-6:2; Lam 3:31-33). Sin embargo, es Su amor lo que es inmutable – no sus manifestaciones temporales frente al mal. Aunque Dios se enoja frente al mal, Su enojo e ira solo duran por un tiempo (Sal 103:8-9; 30:5; Jer 3:12-13; Mic 7:18). Y aunque es posible que Él deseche a los que son obstinadamente malignos en juicio, Él no los deshecha para siempre porque es Su amor lo que es inmutable y permanece para siempre, no las manifestaciones temporales de Su amor frente al pecado e injusticia (1Cor 13:8; Lam 3:31-33). Aún bajo el Antiguo Testamento, la frase “para siempre es su misericordia (chesed)” se repite más de 40 veces. Pero ni una sola vez en todas las Escrituras se dice de la ira de Dios que permanece para siempre, dado que todo mal un día dejará de existir y entonces Dios será todo en todos en la eternidad (Apo 21:4-5; 1Cor 15:28). También Dios es inmutable en cuanto a Su omnisciencia. Esto quiere decir que Dios nunca ha aprendido nada, dado que jamás ha habido algo que no ha sabido, y Su conocimiento perfecto no puede disminuir o aumentar. Como dice: “Conocidas son a Dios todas sus obras desde la eternidad” (Hch 15:18). Él obra todas las cosas según el designio de Su voluntad predeterminada desde la fundación del mundo (Ef 1:4,11). Debido a que Su plan omnisciente y todo-comprensivo para las épocas es inmutable, el Salmista pudo decir, “El consejo del SEÑOR permanece para siempre, Los designios de Su corazón de generación en generación.” (Sal 33:11) Contrario a la afirmación de los Teístas Abiertos de que Dios se somete a nosotros mientras que co-creamos el futuro, Jeremías dice humildemente: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jer 10:23). Sin violar las elecciones de los hombres, y todavía considerando a cada uno responsable por sus hechos, el Señor sin embargo conoce el fin desde el comienzo, y en Su infinita sabiduría Él obra todas las cosas para bien según el consejo predeterminado de Su voluntad: “que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré TODO lo que quiero.” (Isa 46:10) Según estas declaraciones claras y fundamentales de las Escrituras, Dios no está creciendo en conocimiento o improvisando, como afirman los Teístas Abiertos. Como se dice de nuestro Señor Jesucristo, Él es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Heb 13:8). Esto no quiere decir que el plan eterno de Dios no incluye cambios como dispensaciones, pactos, o incluso lo que para nosotros aparenten ser cambios de eventos no anticipados. De hecho, desde nuestra perspectiva hay muchos cambios que Dios ha hecho a través de las épocas con muchos más profetizados a suceder en las épocas venideras. Sin embargo, solamente son cambios desde nuestra perspectiva y en relación a nosotros y no para Dios, dado que todo va conforme a Su plan eterno. Dios no cambia, ni tampoco cambian Sus planes. Él no tiene tal cosa como un plan B. Lo que Él tiene es un plan decretado para las épocas que es inmutable y eterno que está desenvolviéndose progresivamente. En vez de que la caída resulte en el plan B, vemos que el Cordero de Dios ya ha sido inmolado por nosotros desde la fundación del mundo, antes de la caída del hombre (Apo 13:8). En vez de que el plan A cambie en el plan B, lo que vemos es que el plan A va de A1, a A2, A3, así sucesivamente, con cada etapa obrando según el beneplácito de Su voluntad y culminando en Dios siendo todo en todos. Todos los que tuvieron su comienzo en Él finalmente serán atraídos de vuelta a Él, habiendo sido perfeccionados en Él: “Porque de él, y por él, y para (eís “hacia dentro de”) él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Rom 11:36) Así que, podemos ver que Dios es inmutable en cuanto a Su naturaleza esencial y Sus atributos y, por lo tanto, en Él no hay mudanza, ni sombra de variación (Stg 1:17). Esto es una verdad fundamental. Todos los antropomorfismos u otras descripciones que a primera vista aparentan decir lo contrario tienen que ser interpretados a la luz de Su eternidad, Su presciencia exhaustiva, Su naturaleza y Sus atributos. Habiendo puesto un fundamento firme de verdades eternas e inconmovibles, incluyendo Su plan fijo y eterno para las épocas, podemos ahora examinar los textos de las Escrituras que los Teístas Abiertos presentan como evidencia de que Dios no tiene conocimiento previo del curso que tomaremos en el futuro y que Él está escribiendo el guion conforme a lo que nosotros mismos decidimos y hacemos. [1] Young, Wm. Paul. Lies We Believe About God. Kindle Edition. Location 333,361 [2] McClintock and Strong Encyclopedia: Cyrus [3] Citado de la Reina Valera Gómez que es basado en la mayoría de los manuscritos griegos.
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La Trinidad y la Deidad de Cristo
La Preexistencia Eterna de Cristo
Preterismo vs. Futurismo
La Doctrina de 2 Evangelios
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