por George Sidney Hurd
Una respuesta al libro: “Desenmascarando al Universalismo” por James B. De Young (4 de 8) En previas sesiones hemos visto la universalidad de la restauración de Dios, habiendo reconciliado a todos a Si mismo por la sangre de la cruz de Cristo. Vimos que todos los que pecaron, murieron y fueron condenados en Adán, somos vivificados, justificados y reunidos a Dios en Cristo – el Último Adán. Otro término que es aplicado universalmente a toda la humanidad en las Escrituras es la “salvación.” Jesús es el “Salvador del mundo” (Juan 4:42). Esto fue la declaración hecha por los samaritanos después de escuchar las palabras de Jesús. Los samaritanos entendieron lo que muchos no han logrado entender hasta el día de hoy. Los judíos de aquel entonces pensaban que el Mesías solo sería el Salvador de Israel. De semejante manera, muchos dentro de la Iglesia hoy creen que Él solo es el Salvador de la Iglesia – los elegidos como primicias de esta época. Pero estos samaritanos despreciados eran los primeros en realmente entender que Jesús es el Salvador del mundo entero y no solamente de los elegidos. A pesar de las múltiples declaraciones claras en las Escrituras acerca de la salvación del mundo entero, Tradicionalistas limitan la salvación para solo incluir a los hayan tenido el privilegio de oír, percibir y responder al evangelio en esta época. Para hacer esto, tienen que limitar las palabras “todos” y “mundo” cada vez que son utilizadas con referencia a la obra de Cristo en la cruz. De Young dice acerca de la palabra “todos” en estos contextos: “’todos’ realmente significa ‘muchos’ o ‘todos los que creen.’” p.186. Sin embargo, ya hemos visto claramente que “todos” siempre significa “todos” a menos que algo en el contexto limite a la palabra “todos.” Por ejemplo, cuando Jesús dijo: “todos los que estáis trabajados y cargados” o “todos los que están en casa,” es evidente que “todos” es limitada a un subgrupo de la humanidad. Pero en los contextos donde “todos” aparece sin tales categorías limitantes, normalmente entendemos que “todos” significa “todos sin excepciones.” Sin embargo, los pasajes que estamos considerando acerca del alcance universal de la obra de Cristo en la cruz son tan enfáticos y específicamente inclusivos de “todos” en sentido absoluto, como para hacer que cualquier intento de limitar a “todos” a “algunos” sea irracional. En vez de interpretar el texto, terminamos manipulando el texto, y de esta manera invalidamos las Escrituras con tal de poder seguir aferrados a nuestras tradiciones. De la misma manera que él intenta limitar “todos” a solo “algunos” cuando se refiere al alcance de la obra redentora de Cristo en la cruz, De Young también intenta limitar el término “mundo” de una manera que, a fin de cuenta, solo incluya a los que creen y reciben a Cristo en esta vida. Él dice: “Él se entregó a sí mismo en Cristo, su Hijo único, para reconciliar al mundo consigo mismo; y este propósito es cumplido para el ‘mundo’ de los que creerán y recibirán a Cristo.” p.239 (énfasis mío) Aquí, comentando sobre 2Corintios 5:18-21, él intenta limitar la reconciliación lograda para el “mundo” de tal manera que solo incluya “el ‘mundo’ de los que creerán.” Sin embargo, en el contexto es obvio que la reconciliación fue lograda para el mundo entero y no meramente para los que son privilegiados a oír y creer en el evangelio en esta vida. Vemos que el mundo entero fue reconciliado con Dios en la cruz y nosotros como creyentes solamente somos un subgrupo del mundo que hemos sido llamados y comisionados a proclamar las buenas nuevas de la reconciliación del mundo consumada en la cruz al resto del mundo, llamándoles a corresponder a la reconciliación de Dios, siendo reconciliados a Él en sus corazones. Aunque es cierto que la reconciliación no será disfrutada hasta que todos sean reconciliados con Dios en sus corazones, Dios ha jurado por Si mismo que toda rodilla se doblará y cada lengua confesará que Jesús es el Señor, y jurarán diciendo: “Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza” (Fil 2:10-11; Isa 45:24). Aunque todavía no todos se han correspondido, Cristo sigue siendo el sacrificio propiciatorio que hizo posible la reconciliación – siendo la propiciación, no solamente por nuestros pecados (creyentes elegidos) sino por los pecados del “mundo entero” (1Juan 2:2). Esto es reafirmado para nosotros por Pablo en términos inequívocos en 1Timoteo 4:9-11, donde dice: “Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. 10 Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen (pistôn “creyentes”). 11 Esto manda y enseña.” (1Tim 4:9-11) Este pasaje es muy difícil para los Parcialistas que insisten que solamente los creyentes elegidos de esta época serán salvos. Claramente dice que, aunque los creyentes son salvos en un sentido especial, Dios salvará a todos los hombres y no solamente los que creen en esta época. ¿En qué sentido es la salvación de los creyentes en esta vida especial comparado con los demás? Su salvación es especial en toda manera. En primer lugar, ellos tienen el privilegio de ser las primicias, siendo de la primera resurrección que sucede en la Segunda Venida de Cristo (Apo 20:5-6). Entonces, reinarán con Cristo sobre las naciones ovejas por 1,000 años mientras los cabritos, que eran incrédulos y no dieron socorro a los hermanos de Jesús en su tribulación, irán a la corrección eonian (kolasin aionion) en el hades juntos con los demás muertos impíos (Mt 25:31-46). Cuando terminan los mil años, la muerte y el hades entregarán los muertos para el juicio y los que todavía no han sido escritos en el libro de la vida serán lanzados al Lago de Fuego purificador y pasarán por la segunda muerte – la muerte a que los creyentes ya se sometieron en esta vida (Juan 12:25; Apo 2:11). El Lago de Fuego, bien entendido, no es un lago de fuego literal, sino el crisol del Fundidor. Explico esto con más detalle en mi blog: “Azufre, Sal y el Fuego del Fundidor.” Ellos serán juzgados cada uno “según sus obras” recibiendo “su parte” en el Lago de Fuego. Algunos recibirán “pocos azotes” y otros “muchos azotes,” pero nadie recibirá azotes eternamente (Lucas 12:47-48). El fin del Señor es restauración – no tortura eterna. Entonces, aunque Dios finalmente salva a todos, bienaventurados los que se sometan a la segunda muerte – la muerte al YO y a la carne en esta vida y tienen parte en la primera resurrección. Mientras es cierto que todos finalmente serán salvos, ¿quién en su juicio cabal escogería perder la primera resurrección, teniendo que ir a la corrección eonian y sufriendo daño de la segunda muerte antes de finalmente ser restaurado en un futuro lejano, después de la época venidera o el Milenio? Dios es el Salvador de todos los hombres, pero especialmente de los creyentes. De Young presenta un par de alternativas para no tener que aceptar el significado más obvio de este pasaje. Primero, él intenta argumentar que la palabra “mayormente” puede ser traducida como “es decir” o “quiero decir,” de esa manera presentando a Pablo como tomando una pausa para clarificar que no quiso decir que absolutamente “todos” serían salvos, sino solamente los que creen. Él dice: “la palabra para ‘mayormente’ podría ser traducida mejor como ‘es decir’ o ‘quiero decir’; y este significado se encaja con todas las otras ocurrencias en las Epístolas Pastorales. Así que, el versículo podría leerse: ‘el Salvador de todos, es decir de los que creen.’” p.172 (énfasis mío) Sin embargo, De Young aquí intenta imponer un sentido ajeno a la palabra “mayormente” (gr. malista) La palabra malista es la superlativa de “mala” que significa “muy.” Es por eso que ningún léxico griego presenta “es decir” o “quiero decir” como significado alterna para malista, dado que tal significado es totalmente distinto. En segundo lugar, no es cierto que “es decir” o “quiero decir” puede encajarse con las otras ocurrencias de la palabra en las epístolas de Pablo, ni menos en todo el Nuevo Testamento. La palabra ocurre 12 veces en el Nuevo Testamento y 9 veces en las epístolas de Pablo. En cada instancia es obvio que rendirlo como “es decir” o “quiero decir” cambiaría el significado intencionado. Aquí hay unos ejemplos: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente (¿quiero decir?) a los de la familia de la fe.” (Gal 6:10)
“Todos los santos os saludan, y especialmente (¿quiero decir?) los de la casa de César.” (Fil 4:22)
“ya no como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente (¿quiero decir?) para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.” (Filemón 16)
Mientras sea posible reemplazar “quiero decir” en vez de “especialmente” en algunas de los pasajes donde ocurre la palabra malista, uno no puede hacerlo sin cambiar el significado intencionado. Parece que De Young reconoce esto, y en un último intento de hacer que el pasaje diga algo menos que la salvación de todos, él dice: “Alternativamente, la palabra ‘Salvador’ podría referirse, no a la salvación personal en un sentido redentivo, sino a Jesucristo como el Señor de todos, por una confesión obligada, como vemos en Filipenses 2:10,11” p.215 (énfasis mío) Debe ser obvio que Él no es el “Salvador” de alguien a quien no salva, sino obliga a confesarlo como Salvador antes de excluirlo de Su presencia eternamente. Y Filipenses 2:10,11 tampoco se refiere a una confesión obligada, dado que Pablo dice que nadie puede llamarlo Señor sino por el Espíritu Santo (1Cor 12:3). ¿Será que el Espíritu Santo da a los condenados la capacidad de confesar a Jesús como Señor solo para después desecharlos eternamente? ¿No resultaría la revelación de que Jesús es Señor y Salvador en una confesión para salvación? Que Pablo quiso decir que Dios es el Salvador de todos los hombres, especialmente de creyentes en vez de exclusivamente de creyentes también es evidente debido a la referencia previa acerca del alcance universal de la salvación en el capítulo dos de la misma epístola. Él dice: “el cual quiere que todos los hombres sean salvos, y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre; el cual se dio a sí mismo en rescate POR TODOS, para testimonio a su debido tiempo.” (1Tim 2:4-6 RVG) En mi libro, “El Triunfo de la Misericordia” demuestro que la voluntad de Dios para la salvación de toda la humanidad mencionado aquí no es nada más un deseo, sino que es una voluntad determinativa que a fin de cuentas no puede ser frustrada. Además, para ese fin, Jesús se dio a Sí mismo en rescate por todos, aunque no haya sido testificado y aplicado a todos al mismo tiempo, sino a cada uno en su debido tiempo. En el presente, “todavía no” vemos a toda la humanidad rescatada, pero en el “debido tiempo” entenderemos que todos fueron rescatados o redimidos en la cruz. La afirmación de De Young: “La obra redentora y salvífica tiene que ser limitada a los que reciben a Cristo” (p.186), algún día será demostrado ser una verdad a medias, porque un día todos lo habrán recibido, pero cada uno en el día de su visitación. Otro texto sobre la salvación de todos que los Tradicionalistas no han podido reconciliar con su creencia de que la mayoría se perderá eternamente es Juan 12:32. Jesús dijo: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” (Juan 12:32) De Young argumenta que la palabra “Atraer” (jelkô) no es una atracción eficaz sino nada más “una atracción en el hombre interior” (p.167) que puede ser resistida y, de hecho, según ellos, es exitosamente resistida por la mayoría hasta su muerte cuando Su ministerio de atracción cesa en ellos para siempre. Sin embargo, definir jelkô como una atracción resistible no capta adecuadamente el significado de la palabra. En todas las 8 ocurrencias de la palabra en el Nuevo Testamento habla de una atracción mayor que la resistencia de la persona u objeto siendo atraído. Aquí hay unos ejemplos: “Simón Pedro subió a bordo y arrastró hasta la orilla la red, la cual estaba llena de pescados de buen tamaño. Eran ciento cincuenta y tres, pero a pesar de ser tantos la red no se rompió.” (Juan 21:11 NVI) “…echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades.” (Hch 16:19 NVI) “… ¿No son los ricos quienes los explotan a ustedes y los arrastran ante los tribunales?” (Stg 2:6 NVI) “Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó, e hirió a un siervo del sumo sacerdote…” (Juan 18:10 RVG) Hay otra instancia donde jelkô es usada refiriendo a personas que son atraídas de manera eficaz e irresistible, claramente resultando en la salvación. Jesús dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45 …todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.” (Juan 6:44,45) La mayoría entienden esto como una atracción eficaz o la gracia irresistible que sin falta resulta en la salvación, dado que todos los atraídos vienen a Él y son resucitados en la Segunda Venida. Sin embargo, esta es la misma palabra jelkô usada para referirse a cómo Cristo atraerá a todos a Sí mismo en Juan 12:32. Todos son igualmente perdidos y necesitados de la atracción eficaz y la gracia irresistible para ser salvos. Y a Su tiempo Dios removerá la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos y no solamente los elegidos de esta época (Isa 25:6-8). Jesús, como el Buen Pastor, vino a buscar y salvar a todos los que se habían perdido (Lucas 19:10). ¿Será posible que Cristo se conforme con solo encontrar y salvar a algunos perdidos? Jesús es muy enfático en decir que seguirá buscando hasta encontrar la última oveja perdida: “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?” (Lucas 15:4) A pesar de esta declaración tan clara que Jesús seguirá buscando y salvando hasta encontrar y salvar la última oveja perdida, De Young niega que Jesús quiso decir que Él persistiría en buscar a los perdidos hasta que todos estén seguros en el redil. Él dice: “La idea…que el Buscador sigua buscando hasta encontrar…va más allá de la parábola que nada más expresa el intento o propósito del Señor.” p.181 (énfasis mío) ¿Quiere decir él con esto que Cristo no va a poder cumplir Su intento y propósito de encontrar y salvar cada oveja perdida? Yo veo en las palabras de Jesús una determinación de seguir buscando y salvando hasta que todos hayan sido atraídos a Él y la última alma perdida haya sido salva, confesándole como Señor. Jesús dijo que el ladrón de las ovejas viene para robar, matar y destruir a Sus ovejas, pero que Él ha venido para que Sus ovejas tengan vida – una vida que “sobreabunde” (perissos) (Juan 10:10). Esto es paralelo con Romanos 5:15-21 donde Pablo utiliza cognados de la misma palabra: (perisseuo, “sobreabundar” y huperperisseuo “super, sobreabundar), para describir la supereminente grandeza de la reversión universal de todo lo que se perdió a través de la seducción de Satanás – el ladrón de las ovejas. En, y a través de Cristo, el Último Adán y el Buen Pastor, todos los que se perdieron en Adán serán restaurados y seguros en Su redil. Aunque las ovejas de esta época solo consisten en los elegidos como las primicias, Jesús dijo que Él tenía otras ovejas que aún no eran de Su redil: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.” (Juan 10:16) Una vez que el Buen Pastor haya encontrado la última oveja, solo habrá un redil, porque Jesús habrá atraído a todos a Sí mismo. Esto se refiere al “resto de los hombres” que serán reunidos en Cristo en la dispensación del cumplimiento de los tiempos o los tiempos de la restauración de todos, una restauración que va mucho más allá de lo que hemos visto en esta época, y comienza cuando el Libertador viene de Sion y restaura a Israel: “Y si su transgresión (Israel) es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? ...15 Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?” (Rom 11:12,15) “Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, 17 para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, 18 dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.” (Hch 15:16-18) Si la defección de Israel es riqueza para los gentiles de esta época, ¿Cuánto más, dice Pablo, su plena restauración traerá salvación para el resto de los gentiles? Hechos 15 profetiza del mismo tiempo cuando vuelve Cristo y la adoración es restaurada en Jerusalén “para que el resto de los hombres busque al Señor, aun los gentiles sobre los cuales es invocado Su nombre.” Y, ¿cuántos invocarán Su nombre al final? Todos – absolutamente todos volverán al Señor en aquellos días, como dice el Salmista: “Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, y TODAS LAS FAMILIAS de las naciones adorarán delante de ti.” (Salmo 22:27) En conclusión, mientras hay que enfatizar que solamente hay un camino de regreso al Padre y solo hay un nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos (Juan 14:6; Hch 4:12), finalmente todos habrán sido atraídos a Cristo, confesándole como Señor. De Young representa mal a los Universalistas Bíblicos cuando generaliza diciendo: “Por su misma definición, ‘universalismo’ va más allá de un camino para la salvación” (p.251). Esto no es correcto. Los Universalistas Evangélicos creen firmemente que Jesús es el único camino, pero también creen que Jesús atraerá eficazmente a todos a Sí mismo y que encontrará y salvará hasta la última oveja perdida. Creemos que Jesús logrará exitosamente lo que vino a hacer – Él verdaderamente es el Salvador del Mundo. De Young pregunta: “¿Por qué hay un precio tan infinitamente alto requiriendo la muerte del Hijo encarnado si al final todos alcanzan el cielo de todos modos?” (p.247). La respuesta debe ser obvia. Si Él no hubiera dado su vida en rescate por todos, quitando los pecados del mundo, ni el santo más santo alcanzaría el cielo, dado que todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios. Pero si Él hizo propiciación para el mundo entero y si Él es poderoso para salvar, entonces, ¿por qué no buscaría y salvaría a todos? De Young da por sentado que Jesús eternamente excluirá a algunos. Mientras examino los textos que usan para mostrar la exclusión eterna de algunos en mi libro, “El Triunfo de la Misericordia,” y el espacio no me permite entrar en detalle en este blog, me gustaría considerar solo un comentario hecho por De Young. Él menciona lo que llama “el grupo de los excluidos” en Mateo 7:21 que habla de muchos que serán excluidos del reino, y él dice: “Así que el universalismo es más inclusivo que Jesús porque él excluiría a los fariseos, pero el universalismo los incluiría.” p. 77 Mientras la exclusión del reino es tema de otra sesión, la exclusión no puede ser eterna, dado que Jesús en otro lugar indica que, hasta los fariseos, que inicialmente serán excluidos del reino, finalmente entrarán en él. Jesús les dijo: “De cierto os digo, que los publicanos y las rameras VAN DELANTE DE VOSOTROS al reino de Dios. 32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.” (Mt 21:31-32) Jesús aquí les dice a los fariseos que los cobradores de impuestos y las rameras entrarán en el reino de Dios antes que ellos. La palabra “delante de” es proago, que es definido en Strongs como, “preceder en lugar o en tiempo.” ¿Les diría Jesús a los fariseos que los cobradores de impuestos y las rameras precederían a ellos al reino de Dios si en realidad jamás iban a entrar? ¿Es Jesús solamente el Salvador de los que, como los cobradores de impuestos y las rameras, creen antes de morir, o es Él el Salvador de todos, si bien especialmente de los que creen? Él es el Salvador de todo el mundo y en Su tiempo todos lo mirarán y serán salvos (Isa 45:22).
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