por George Sidney Hurd
-- Una respuesta al libro: “Desenmascarando el Universalismo” por James B. De Young (5 de 8) Lo que hemos estado viendo en las sesiones previas acerca de la restauración, reconciliación, reversión de la caída y la salvación final de todos son solamente unos de los muchos pasajes de las Escrituras que, para mí, hablan muy claramente de una gloriosa consumación del plan eterno de Dios para las épocas, que culmina con Él siendo todo en todos y no solamente en algunos, mientras la gran mayoría de la humanidad, creados a Su imagen y semejanza, sufren en tormentos perpetuos. Incluí en el apéndice de mi libro, “El Triunfo de la Misericordia,” casi cien pasajes que, o claramente declaran, o implican la restauración final de todos, y otros cincuenta pasajes que implican que el castigo no es eterno. A pesar de este tema glorioso de la restauración final de todos que ha sido presentado repetidas veces en términos claros a través de todas las Escrituras desde Génesis hasta Apocalipsis, muchos todavía tienen dificultad en creer que el plan eterno de Dios realmente culmina en la restauración final de todos, donde todos viven felizmente para siempre. El mayor obstáculo para aceptar una historia que termina tan bien para todos es una palabra en español: “eterno.” La rendición más común en español de palabras expresando tiempo como “eterno,” “para siempre,” o “perpetuo,” hablando del castigo postmórtem ha distorsionado nuestra percepción de la misma naturaleza de Dios y ha mantenido a muchos alejados de Él, en esclavitud al temor y a menudo desesperanza. Lo que muchos no saben, o no toman en cuenta, es que nuestro concepto moderno de la “eternidad” no fue concebida por el hombre hasta que el filósofo Platón lo expuso en el tercer siglo antes de Cristo. Los judíos no fueron introducidos al concepto platónico de la eternidad hasta que Filón, un judío contemporáneo con Jesús, (20 a.C. a 50 d.C.) que era estudiado en la filosofía de Platón, lo popularizó entre los judíos. El concepto platónico de la eternidad no fue elaborado por los padres de la Iglesia hasta San Agustín, (354 a 430) que, adoptando mucho de la filosofía de Platón, lo introdujo en la teología de la Iglesia. Por lo tanto, en las Escrituras y en la Iglesia Primitiva, aun no existía una palabra equivalente a nuestra palabra “eterno” en español. Tanto olám en el hebreo y aión/aiónios en el griego eran palabras expresando el tiempo. [i] La palabra olám en el Antiguo Testamento fue utilizada para expresar un período de tiempo indefinido más allá del horizonte. A veces se refería a tiempo más allá del horizonte en el pasado, y otras veces para expresar tiempo más allá del horizonte en el futuro, pero siempre hablaba del tiempo y no la eternidad, dado que aún no existía ninguna palabra para expresar el concepto platónico de la eternidad. La Enciclopedia de la Biblia, Ediciones Garriga S.S. define olám de la siguiente manera: “Olam en la línea de la duración, indica tiempos indeterminados, remotos, obscuros, sea del pasado o del porvenir, la duración de la vida de un hombre o una extensión larga de tiempo para llegar a designar la duración indefinida… No expresa el concepto platónico y moderno de eternidad.” (énfasis mío) [ii] Llegando al Nuevo Testamento, la palabra griega aión y su adjetivo aiónios sigue expresando el tiempo y no la eternidad. Nuestras equivalentes en español son “eón” y “eonian.” El Diccionario Merriam Webster define eón como: “un período de tiempo de duración incalculable o indefinido.” Eón ha retenido el mismo significado básico que su derivada aión en el Nuevo Testamento y en la versión griega del Antiguo Testamento LXX que fue utilizada por Jesús y los Apóstoles. Se refiere a una medida más extensa del tiempo, pero refiere al tiempo y no a la eternidad. En contraste, nuestra palabra “eterno” es del latín aeternus y es definido como “eterno, perpetuo, intemporal.” Pero puede ser demostrado que ni aeternus en el latín significaba exclusivamente eterno hasta después de los tiempos de San Agustín. Uno de los hombres más destacados por su conocimiento del griego del Nuevo Testamento, Vincent, D.D., en su libro, Estudios de Palabras en el Nuevo Testamento, explica lo siguiente acerca de aion y aiónios: “Aion, transliterado eón, es un período de duración largo o corto, que, teniendo un principio y un final, es completo en sí mismo. Aristóteles dice: “El período que incluye todo el tiempo de la vida de uno se llama el eón de cada uno. “Por lo tanto, significa a menudo la vida de un hombre, como en Homero, donde dice que la vida (aión) sale de uno o se va. Sin embargo, no es limitada a la vida humana. Significa cualquier período en el curso del milenio, el período mitológico antes de los comienzos de la historia. La palabra no tiene “un valor estático y mecánico” (De Quincey). No significa un período de una duración fija en todos los casos. Hay tantos eones como entidades, las duraciones respectivas de los cuales son fijados por las condiciones normales de varias entidades. Hay un eón de una vida humana, otro de la vida de una nación, otra de la vida de un cuervo, otro de la vida de un roble. La duración del eón depende del objeto al que está conectado... El adjetivo aionios de igual manera lleva la idea del tiempo. Ni el sustantivo ni el adjetivo llevan en sí mismos, el sentido de tiempo sin fin o eterno. Se puede adquirir ese sentido por su connotación... aionios significa “durando por” o “perteneciendo a un período de tiempo.” Tanto el sustantivo como el adjetivo se aplican a períodos de tiempo limitados... De los 150 casos en el LXX, [Antiguo Testamento en griego] cuatro quintas partes implican una duración limitada. Para algunas instancias, ver Génesis aion, xlviii. 4; Num. x. 8; xv. 15; Prov. xxii. 28; Jonas ii.6; Hab. iii. 6; Isa lxi. 17.” [iii] G. Campbell Morgan, que también era un erudito bien conocido dijo: “Permítanme decirles a los estudiantes de la Biblia que debemos tener mucho cuidado cómo usamos la palabra ‘eternidad.’ Hemos caído en un gran error en el uso constante de la palabra. No hay ninguna palabra en todo el Libro de Dios que corresponda con nuestra palabra ‘eterna,’ utilizada tan comúnmente entre nosotros que signifique ‘absolutamente sin fin.’ La palabra más fuerte en las Escrituras que se usa con referencia a la existencia de Dios, es ‘por los siglos de los siglos,’ que no significa literalmente eterno.” [iv] El Diccionario del Nuevo Testamento Hastings dice: “Eternidad: No existe una palabra, ni en el hebreo del Antiguo Testamento ni en el griego del Nuevo Testamento para expresar la idea abstracta de la eternidad (Vol I, p. 542). Eterno: La palabra eterna es falaz en el sentido que viene de la palabra en inglés que connota la idea de ‘existencia sin fin’ y es prácticamente un sinónimo de ‘para siempre’. Pero esto no es una rendición adecuada de aiónios que varía en sentido con su sustantivo aión de la cual es derivada.” [v] Aunque aquí el espacio no me permite, en mi libro, “El Triunfo de la Misericordia,” demuestro con numerosos textos del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento que estos lexicógrafos han basado sus conclusiones en una consideración cuidadosa y objetiva de los verdaderos significados de estas palabras del tiempo, olám, aión y aiónios en sus contextos bíblicos, en vez de dejarse influenciar por nuestro concepto moderno de la eternidad que fue injertado en las Escrituras por los traductores Tradicionales. Muchos traductores más recientes han corregido este error en numerosos pasajes, mientras que todas las traducciones literales, tales como Youngs Literal Translation y Concordant Literal Version, han eliminado las palabras “eterno,” “para siempre” y “perpetuo” por completo, reemplazándolas con “eón,” “eonian” y “época duradera.” Aunque los Padres Griegos de la Iglesia Primitiva eran familiarizados con el concepto platónico de la eternidad, cuando aparecían aión y su adjetivo aiónios en las Escrituras, lo entendieron como un período largo e indefinido de tiempo. Que no entendieron aión y aiónios como refiriéndose a la eternidad es evidente – especialmente cuando hablaban de los juicios postmórtem. Orígenes (184 d.C. a 254 d.C.) dijo: Pero, ¿por cuánto tiempo esta purificación que es obrada por medio del fuego penal durará, o por cuántos períodos o épocas atormentará a los pecadores? solo Él, a quien el Padre ha encomendado todo juicio, sabe.” [vi] Ambrosio, (340 d.C. a 397 d.C.) dijo: En cuanto a los que no alcanzan a la primera, sino que están reservados para la segunda resurrección, estos pasarán al fuego, hasta que cumplan sus tiempos designados, entre la primera y la segunda resurrección; o si no cumplen sus tiempos designados en ese lapso, permanecerán en castigos más tiempo.” [vii] Aquí él dice que aquellos que no tienen parte en la primera resurrección serán sujetados a fuego en la época venidera (aión), y si fuera necesario, aun después del Juicio del Gran Trono Blanco en el Lago de Fuego, si sus nombres aún no se hallan inscritos en el libro de la vida. Teodoro de Mopsuestia (359 d.C. a 429 d.C.) dijo: “Los impíos que han cometido maldades todo el período de sus vidas, serán castigados, hasta aprender que, por continuar en el pecado, solo continúan en su miseria. Y cuando por este medio, han sido llevados a temer a Dios, y pensar en Él con buena voluntad, entrarán en el gozo de su gracia. Porque Él nunca hubiera dicho ‘no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo,’ si no podemos ser liberados del sufrimiento después de haber sufrido adecuadamente por el pecado; no hubiera dicho que uno ‘recibirá muchos azotes’ y el otro ‘recibirá pocos azotes’ a menos que el castigo tuviera un fin.” [viii] Debe ser obvio que, si estos Padres de la Iglesia Primitiva, que hablaban en el mismo griego, entendieron aión y aiónios como “eterno” de la manera que muchos lo entienden hoy en día, jamás habrían referido a los castigos como temporales y correctivos. Aun los Padres que fueron Aniquilacionistas y por lo tanto no creían en la restauración final de todos, entendieron aiónios como refiriendo a un tiempo indefinido en vez de eterno. Justin Mártir (100 d.C. to 165 d.C.) enseñaba que había un “castigo eonian” de los impíos en “fuego eonian” que terminaba con su aniquilación final. Él habla de los impíos como siendo destruidos y dejando de existir: “Por lo tanto Dios demora en ejecutar la confusión y destrucción del mundo entero, cuando los ángeles malos y demonios y los hombres impíos dejan de existir.” [ix] A menudo Tradicionalistas malinterpretan a Justino Mártir como afirmando la doctrina de tormentos eternos, enfatizando que el castigo es eterno y no temporal cuando dice: “y sobre los impíos reunidos sus espíritus en los mismos cuerpos serán sometidos al castigo eterno (aiónios); y no solamente por un período de mil años como dijo Platón.” [x] Sin embargo, aquí él está contrastando su creencia en un período de castigo eonian que termina en la aniquilación con la creencia de Platón que los muertos vuelven a vivir después de un período de “intoxicación” eonian que dura mil años.[xi] Tanto Justin Mártir como Platón veían la duración como eonian y no eterno. La diferencia era que Justin Mártir creía que terminaba con la aniquilación final de uno, en contraste con Platón que especulaba que volvían a vivir después de mil años. Más de una vez De Young protesta que los Universalistas no citan de los léxicos más recientes, dado que normalmente incluyen “eterno,” “para siempre” y “perpetuo” en sus definiciones de aión y aiónios (pp. 42,43,44). Sin embargo, las fuentes citadas por Universalistas son de los eruditos más respetados de todo tiempo que son reconocidos por todos como los léxicos más fiables. También, tiene que ser reconocido que los lexicógrafos tienen sus propias preconcepciones doctrinales y uno a menudo puede detectar sus prejuicios en sus definiciones de ciertas palabras. Algunas definiciones léxicas aparentan ser más influenciadas por su teología que la etimología. Es por eso que a menudo es necesario hacer un estudio independiente de las palabras, examinando cada ocurrencia de las palabras en su contexto a través de las Escrituras para determinar su significado verdadero. Esto es especialmente cierto en el caso de las palabras del tiempo como aión y aiónios, dado que el debate entre la reconciliación universal y tormentos eternos es tan polarizado, haciendo menos común una investigación objetiva que no refleje prejuicios doctrinales. De hecho, no son los léxicos más recientes los que debemos considerar más confiables como De Young insiste. El léxico más antiguo existente del griego es lo de Hesychius de Alejandría, que fue compilado entre el siglo IV y el VI. Incluye más de 50.000 entradas y define aión así: “La vida de un hombre, el tiempo que dura una vida.” Teodoro de Antioquía (393 d.C. a 457 d.C.) dijo de aión: “aión no es algo que existe, sino un intervalo denotando tiempo, a veces infinito cuando se está refiriendo a Dios, a veces en proporción a la duración de la creación, y a veces de la vida de un hombre.” [xii] Juan de Damasco (646 d.C. a 749 d.C.) dijo: “La vida de cada hombre es llamado un aión… La duración de la vida de este mundo es llamada un aión. La vida después de la resurrección es llamada ‘el aión venidero.’” [xiii] Ningunas de estas definiciones tempranas incluyen el concepto de la eternidad, dado que todavía no había sido agregado a esta palabra que expresaba el tiempo. La palabra más común para expresar “la eternidad” en ese entonces era aidíos y no aiónios. Pero, aidíos nunca es usada para referirse al castigo de los impíos en la Biblia. No fue hasta el siglo XVI que Phavorinus por primera vez incluyó “eterno” en su definición de aión. Sin embargo, aun así, él aclaró que era una definición teológica y no estrictamente lexical. Él dijo: “Aión, tiempo, también vida, también costumbre o manera de vivir. También aión es eterno sin fin COMO PARECE AL TEÓLOGO.” Así que la primera vez que un léxico incluyó “eterno” en su definición de aión aclaró que no era el significado estrictamente lexical, sino una definición impuesta sobre la palabra por los teólogos. La expresión “forever and ever” (“para siempre y siempre”) en nuestras versiones en el inglés es otra mala traducción. Fue inventado por los Tradicionalistas como una expresión enfática de la eternidad. Pero en el griego es eis tous aiónas ton aiónon que simplemente significa “hacia dentro las épocas de las épocas” o “en las épocas de las épocas.” Agregando épocas a épocas refiere a un tiempo muy largo, pero tiempo sin embargo, y no la eternidad. Al menos en español lo traducen “por los siglos de los siglos” que solo habla de un largo tiempo, pero la mayoría lo entienden como si dijera “para siempre y siempre.” Es una equivocación pensar de la eternidad como si fuera nada más una sucesión infinita de épocas. Si fuera así, la Biblia no hablaría del “fin de las épocas” (Heb 9:26 lit. sunteleia ton aionon). Cada época tiene su fin, y cuando la última época, o “la Época de las épocas” termina (Ef 3:21), el tiempo ya no existirá, y la eternidad es todo lo que permanece. De Young dice que “forever and ever” (“para siempre y siempre”) es una manera enfática para hablar de duración sin fin. Él dice: “las palabras (eis tous aiónas ton aiónon) pueden ser traducidas ‘para siempre y siempre’ como una manera enfática de hablar de duración sin fin…” p. 37 (paréntesis mío) Sin embargo, aparte del hecho que las Escrituras hablan del fin de las épocas, eliminando la posibilidad de que las épocas de las épocas se refieran a tiempo infinito, hay otros problemas con rendir “las épocas de las épocas” como “para siempre y siempre.” En primer lugar, agregar “y siempre” a “para siempre” es redundancia y de hecho aminora “para siempre” en vez de acentuarlo. Implica que “para siempre” no es una expresión adecuada de duración infinita, requiriendo “y siempre” para extender “para siempre” a un futuro más lejano. Es una tautología similar que traducir el plural de aión como “eternidades” en vez de “épocas.” De hecho, De Young se contradice cuando dice: “No hay una época después de la época presente con excepción de la era de cumplimiento, la de contabilidad y juicio, donde los impíos todavía son vistos como impíos” (Isa 66:24).” p. 36 Si no hay época después de esta época con excepción de la “era del cumplimiento,” ¿cómo puede haber un numero infinito de épocas en el futuro, como dice que “en las épocas de las épocas” (eis tous aiónas ton aiónon) expresa? El hecho de que hay más de una época futura también es evidente en Efesios 2:7 donde Pablo habla de “las épocas venideras.” Esto requiere dos o más épocas futuras. Otro problema con traducir “en las épocas de las épocas” (eis tous aiónas ton aiónon) como “para siempre y siempre” es que la preposición eis que ellos traducen “para” o “por” no expresa duración sino simplemente “entrada en.” La frase preposicional “eis tous aiónas ton aiónon” tiene referencia a un período de tiempo no especificado dentro de las épocas de las épocas y no necesariamente toda la duración de todas las épocas futuras. La frase, cuando es introducida por eis, solo indica entrada en las épocas de las épocas sin especificar duración. La preposición eis es definida en Strongs como: “a o adentro (indicando el punto alcanzado o al que se ha entrado), de lugar, tiempo…” Yo examiné meticulosamente todas las 1,767 ocurrencias de la palabra eis en el Nuevo Testamento y en cada caso, aunque varía la forma en que fue traducida por los traductores, siempre expresa la idea de “a” o “adentro”, tal y como Strongs lo define. Cuando eis es utilizado en referencia a un lapso del tiempo, siempre tiene referencia a un tiempo de duración indefinido. Aunque a menudo los traductores lo traducen “por”, la única idea expresada es la entrada “adentro o hacia dentro” de un lapso de tiempo indefinido sin especificar la duración. No todos que entran en el castigo eonian permanecerán en el Lago de Fuego por todo el tiempo indicado por “las épocas de las épocas.” Así que, la expresión “en las épocas de las épocas” solo indica que el castigo de los impíos tomará lugar dentro de ese tiempo referido como “las épocas de las épocas” y por lo tanto no está en conflicto con la doctrina bíblica de la restauración final de todos. Se dice de Jesús que reinará “por los siglos de los siglos,” pero solo hasta que todos se hayan sujetados a Él, siendo restaurados. Después de eso Él se sujetará al Padre, resultando en que Dios sea todo en todos entrando en la eternidad (Apo 11:15; Heb 1:13;1Cor 15:25-28). Finalmente, no es sin significado que Pablo una vez utilizó otra frase que es distinta del doble plural, “épocas de las épocas.” En Efesios 3:21 no lee, “las épocas de las épocas” sino “la Época de las épocas” (aiónos ton aiónon). Ha sido traducido de la siguiente manera en la Reina Valera: “a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos (lit. Época de las épocas). Amén.” (Ef 3:21) Aunque las traducciones tradicionales no hacen distinción entre “las épocas de las épocas” y “la Época de las épocas,” sabemos que fue escrito intencionalmente y no era nada más un error ortográfico hecho por Pablo, y hay una gran diferencia entre “las épocas de las épocas” y “la Época de las épocas.” Cuando usamos el singular seguido por la misma palabra en plural de esta manera, estamos expresando la idea de que lo que aparece en forma singular tiene preeminencia sobre lo que aparece en el plural. En cada instancia donde encontramos esta construcción en la Biblia, entendemos que el primero, que aparece en singular es singular en importancia, significado o eminencia, comparado a los demás que siguen en la forma plural. Cuando decimos, “Rey de reyes,” o “Señor de señores,” entendemos que está diciendo que ese Rey en particular es preeminente sobre todos los demás reyes. La expresión “Cantar de cantares” significa que es el Cantar de todos los cantares. Vemos la misma construcción en referencia al “lugar santísimo” que literalmente dice, “Santo de los santos.” Cuando entendemos que la Época de las épocas es la época que es preeminente sobre todas las demás épocas – la culminación de todas las épocas, entonces el significado del pasaje donde aparece es revelado: “a Él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús a todos los descendientes de todas las generaciones, de la Época de las épocas.” (Ef 3:21 traducción literal) La traducción equivocada de “las épocas de las épocas” y “la Época de las épocas” como si fueran “por los siglos de los siglos” o “para siempre y por siempre” oculta la gloriosa verdad que Cristo y Su Iglesia seguirán reinando en “las épocas de las épocas” o las “épocas venideras” hasta la “Época de las épocas” final cuando todos los descendientes de todas las generaciones se habrían sujetado a Cristo, siendo reunidos en Él en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, resultando en que Dios sea todo en todos (Ef 1:10; 1Cor 15:25-28). “Las épocas de las épocas” son preeminentes sobre todas las épocas previas porque Cristo estará reinando, y la “Época de las épocas” es la mayor de todas las épocas porque culminará con Dios siendo todo en todos. Mientras no es posible considerar todos los textos de las Escrituras que han sido malentendidos como enseñando tormentos eternos por la traducción equivocada de las palabras del tiempo como olam, aión y aiónios en esta sesión, me gustaría considerar Mateo 25:46 que es el texto de prueba más utilizado por los Tradicionalistas para comprobar su doctrina del castigo eterno:
Argumentan de este versículo que, si el castigo de los cabritos no es eterno, entonces tampoco es eterna la vida de las ovejas, dado que la misma palabra aiónios es utilizada tanto para la vida como para el castigo. Pero hay varias razones por que este razonamiento es erróneo. En primer lugar, es una regla básica de la gramática que un adjetivo no puede tener un significado mayor que el sustantivo que modifica. Una hoja grande no es el mismo tamaño que un árbol grande. Un día largo no es de la misma duración que un año largo. Aiónios es el adjetivo de aión que significa una medida de tiempo largo pero indefinido. Así que, aiónios como el adjetivo de aión significa “época duradera.” La duración de aiónios depende de la naturaleza del sustantivo que modifica. Si fuéramos a decir, “los montes eonian pertenecen al Dios eonian,” no queríamos decir que los montes son tan duraderos como Dios. De la misma manera, la duración de la vida eonian depende de la naturaleza de la vida, mientras la duración del castigo depende de la naturaleza del castigo. Marvin Vincent, en Vincent’s New Testament Word Studies, dice lo siguiente acerca de la vida eonian en este versículo: “Zooee aiónios ‘vida eterna,’ que ocurre 42 veces en el Nuevo Testamento, pero no en la LXX, no es vida sin fin, sino la vida que pertenece a cierta época o eón, o continúa durante ese eón. Repito, puede que la vida sea sin fin. La vida en unión con Cristo es interminable, pero esa realidad no es expresada por aionios. Kolasis aiónios, traducido ‘castigo eterno’ (Mat 25:46), es el castigo perteneciente a una época distinta a la época en que está hablando Jesús.” [xiv] El significado de la palabra “castigo” (kolasis) elimina la posibilidad de que sea eterno. La palabra griega kolasis refiere a un “castigo correctivo” en contraste con timoréo que a menudo expresa un “castigo vindicativo o tortura.” William Barclay, un erudito del griego, en su comentario, The Daily Study Bible and New Testament Words dice lo siguiente de kolasis: “La palabra griega para castigo aquí [Mt 25:46] es kolasis, que no fue originalmente una palabra ética en lo absoluto. En un principio significaba la poda de los árboles para hacerlos crecer mejor. Creo que sería correcto decir que en toda la literatura griega secular, kolasis nunca se usa para castigo que no sea correctivo.” [xv] El gran erudito arzobispo Trench en Trench's New Testament Synonyms (Sinónimos del Nuevo Testamento) también explica la diferencia entre el castigo vindicativo timoria, y el castigo correctivo kolasis: “Castigo: timoria, kolasis Timoria… El uso clásico de timoria enfatiza el carácter vindicativo del castigo. Era un castigo que satisfacía el sentido de la justicia del que lo inflige en defensa de su propio honor o el honor de la ley que fue violada… Kolasis refiere a un castigo que tiene como propósito corregir y mejorar al ofensor. Por ese motivo Platón utiliza kolaseis y noutheteseis juntos. Varias veces en un pasaje de las Protágoras, Platón utiliza las dos palabras de una manera que ilustra esta distinción que estamos presentando.” [xvi] Si los castigos de Dios fueran puramente vindicativos y para Su beneficio y satisfacción, entonces uno podría argumentar que Su castigo podría durar eternamente, aunque venganza eterna de todas formas sería injusto, excesivo y contrario a la naturaleza bondadosa de Dios. Sin embargo, viendo que la palabra que Jesús utilizó era “corrección” (kolasis), es evidente que no podría ser eterna. Un castigo con el fin de corregir solo dura hasta que el resultado deseado haya sido logrado – la corrección del ofensor. Una vez corregido, la corrección eonian cesa. Puede durar un tiempo largo o corto, dependiendo del tiempo necesario para lograr su objetivo. En el caso de Jonás duró un eón de solamente tres días. La justicia siempre suspende el castigo cuando la corrección ha sido lograda. Según el significado de la palabra kolasis, vemos que el castigo en las Escrituras siempre es medido según las obras de cada uno. Aun en el Lago de Fuego apocalíptico cada uno recibe su parte: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte (meros) en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apo 21:8) La expresión “su parte” (meros) no corresponde con un castigo infinito. Lo que es “una parte” es un castigo medido. Así que, la traducción común, “castigo eterno” es erróneo. La mayoría interpretan mal el pasaje acerca de la separación de las naciones ovejas de las naciones cabritos en Mateo 25. No tiene referencia a algún juicio general al final del Milenio. Habla de una separación de las naciones ovejas en la Segunda Venida de Cristo que trataron bien a los “hermanos de Cristo” de las naciones cabritos que no les ayudaron en su tribulación (vv. 31-32). Nunca presenta a las ovejas como creyentes nacidos de nuevo o los hermanos de Cristo. Sus hermanos son distintos de ellos (v. 40). Los hermanos de Jesús ya habrán sido arrebatados para recibir el Señor en el aire anterior a esta separación. Las ovejas y los cabritos son mortales entre las naciones que, o son concedidos a la vida eonian del Milenio, o enviados al castigo de la corrección eonian. No dice que son inmortalizados o glorificados, sino nada más concedida o negada entrada en el reino eonian. A las ovejas les será permitido seguir con vida y repoblarán la tierra milenial como mortales, muchos de los cuales finalmente se unirán con Satanás en su rebelión al final del Milenio de 1.000 años (Apo 21:7-10). Estoy consciente que muchos leyendo esto probablemente son Amilenialistas o Preteristas que no interpretan estos pasajes de la misma manera que yo. Presento mis razones por ser un Futurista en vez de un Preterista en mi libro intitulado, “Los Últimos Días – ¿Pasados o Presentes?” disponible en Amazon. Así que, como lo entendiendo, en Mateo 25:46 ni la vida eonian (i.e. la vida de la época venidera), ni el castigo eonian son eternos. La vida concedida es la continuación de sus vidas mortales en el reino milenial, mientras el castigo es llamado “fuego eonian (pur aiónion) preparado para el diablo y sus ángeles.” De acuerdo con las palabras aiónios y kolasis, este fuego purificador es duradero, pero no eterno. De Young intenta argumentar que el fuego eonian es eterno basado en el uso del tiempo perfecto que debe leer, “habiendo sido malditos” y “habiendo sido preparado” en el versículo 41. Él dice: “Mateo 25:41 malditos en el fuego eterno preparado. ‘maldito’ y ‘preparado’ son del tiempo perfecto indicando un estado permanente. Este punto de la gramática es pasado por alto por los universalistas.” p. 35 No obstante, él va más allá de la idea expresada por el tiempo perfecto. El tiempo perfecto simplemente se refiere a una acción terminada en el pasado cuyos resultados continúan hasta el tiempo del escritor. Él hace un gran salto injustificable de resultados continuando en el presente, a “un estado permanente” o perpetuo. [xvii] En conclusión, vemos que una consideración cuidadosa del significado de las palabras del tiempo como olam, aión y aiónios, en combinación con palabras como kolasis que hablan de castigo correctivo y no meramente vindicativo, además de otras expresiones como “su parte” “hasta que” “muchos azotes” o “pocos azotes,” todo indica que el castigo es correctivo en naturaleza y no eterno, como comúnmente es entendido. Debemos tener en mente que, para estar en armonía con los pasajes múltiples sobre la restauración de todos, solo es necesario demostrar que las palabras del tiempo en las Escrituras no siempre significan “eterno.” Sin embargo, hemos visto que son estrictamente palabras del tiempo que en, y de sí mismas, no expresan el concepto moderno de la eternidad o perpetuidad. [i] La palabra aidíos fue utilizada por los fariseos y los filósofos griegos para referirse al castigo eterno pero las únicas ocurrencias de aidíos en el Nuevo Testamento son Romanos 1:20 y Judas 6 donde son mejor entendidos como “invisible” o “imperceptible” como es traducido en La Versión Literal Concordante. [ii] La Enciclopedia de la Biblia de Ediciones Garriga S.A. [iii] Marvin Vincent D.D. Vincent's Word Studies in the New Testament [iv] G. Campbell Morgan, God’s Methods with Man [v] Hasting´s Diccionario de las Palabras del Nuevo Testamento (vol. I, p. 542, art. Cristo y los Evangelios. [vi] Origin, Commentary In Epist. Ad Rom. lib viii. cap. xi. [vii] Ambrose, in Psalm i. para. 54, p. 763, Ed. Paris. 1686. [viii] Gregorio el Nazianceno, Assemani Bib. Orient. Tom. iii. [ix] Justin Martyr, Second apology; Chapter 7 [x] Justin Martyr, First apology; Chapter 8 [xi] John Wesley Hanson, Aión – Aiónios https://tentmaker.org/books/Aion_lim.html [xii] Ibid. [xiii] Ibid. [xiv] Vincent's Word Studies in the New Testament - Additional note on aion and aionios in 2Thessalonians 1:9 [xv] William Barclay, The Daily Study Bible and New Testament Words [xvi] Trench's New Testament Synonyms: Punishment [xvii] “El tiempo perfecto presenta un estado o condición completado. Cuando la acción fue completada el tiempo perfecto no indica. Todavía es completa en el momento del uso del tiempo por el orador o el escritor.” (Robertson, A. T.. A Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research).
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