por George Sidney Hurd ¿Qué es el Libro de la Vida? Aunque la Biblia dice poco acerca del Libro de la Vida, es de suma importancia que nuestros nombres aparezcan en él, dado que solamente aquellos que están escritos en el Libro de la Vida son permitidos a entrar en la Nueva Jerusalén. (Apo 21:27). Otra pregunta que es importante responder de las Escrituras es, ¿en qué momento está escrito el nombre de uno en el Libro de la Vida? ¿Queda escrito en el momento que uno cree y nace de nuevo, o ya fueron escritos todos los nombres antes de la fundación del mundo, como afirman los Calvinistas? Si de hecho todos los nombres ya fueron escritos antes de la creación, eso presentaría un problema insuperable para los que creen en la restauración final de todos, dado que actualmente no están escritos los nombres de todos en el Libro de la Vida. Todavía otra pregunta es, ¿Cuándo llega el punto donde ya no habrá más nombres añadidos al Libro de la Vida? ¿Es el punto de corte cuando el corazón de uno deja de latir? ¿Es en el juicio del gran trono blanco, o seguirán siendo añadidos los nombres hasta que todos finalmente hayan sido vivificados y escritos en el libro? Estas son algunas de las preguntas que espero responder de las Escrituras en este artículo. El Libro de la Vida no es el Libro de Los Vivientes El libro de los vivientes contiene los nombres de todos que estén vivos en la tierra en un momento dado. Cuando uno es concebido sus nombres quedan escritos en el libro de los vivientes. Cuando mueren dice que sus nombres son borrados del libro de los vivientes. David dijo de sus enemigos que procuraban matarlo: “Sean borrados del libro de los vivientes, y no sean inscritos con los justos.” (Sal 69:28) Aquí David estaba pidiendo que los que procuraban matarlo sean quitados de la tierra de los vivientes. Ten en cuenta que incluso los impíos están en el libro de los vivientes hasta que sean borrados al morir. Adicionalmente, como espero demostrar, cuando él pidió que sus nombres no sean “contados con los justos” él estaba refiriéndose a nada menos de lo que el Nuevo Testamento llama el Libro de la Vida. Aunque todos en la tierra están en el libro de los vivientes, solamente aquellos que han sido justificados por fe tienen sus nombres escritos en el cielo (Lucas 10:20). Yo creo que el libro de los vivientes es lo que se estaba refiriendo Moisés cuando él intercedía por los hijos de Israel después que habían adorado al becerro de oro. Él dijo: “que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.” (Ex 32:32) Debe ser obvio que Moisés no estaba pidiéndole a Dios que lo excluyera eternamente de su herencia celestial como unos han pensado. Él estaba diciendo: “Si no vas a perdonar su transgresión, entonces quite mi vida en lugar de ellos.” Él estaba ofreciendo su vida por sus vidas. Dios respondió diciendo: “Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro” (v.33). Dios acaba de decirle a Moisés estando en el monte Sinaí que cualquiera que sacrificara a otro dios tiene que morir. Así que, Moisés sabía que la idolatría llevaba la pena de la muerte bajo la Ley que acaba de recibir (Ex 22:20). Moisés estaba pidiendo que los hijos de Israel fueran perdonados de la pena de la muerte como exigía la Ley. Solamente Creyentes están Inscritos en el Cielo Aunque todos están inscritos en el libro de los vivientes (ζωντων) desde concepción hasta la muerte, no todos están inscritos en el Libro de la Vida (ζωῆ). Pablo deja en claro esto cuando se dirige a los creyentes en Filipo: “Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida (ἐν βίβλῳ ζωῆς).” (Fil 4:3) Al hacer referencia a algunos cuyos nombres estaban escritos en el Libro de la Vida, es evidente que otros no están en el Libro de la Vida. De la misma manera, Jesús dijo a los setenta discípulos al volver asombrados de que los demonios se sujetaban a ellos: “Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.” (Lucas 10:20) Sabiendo que nuestros nombres están inscritos en el cielo es causa de regocijo porque estamos “inscritos con los justos” en el Libro de la Vida y no simplemente en el libro de los vivientes (cf. Sal 69:28). ¿Cuándo fueron Inscritos Nuestros Nombres en el Libro de la Vida? Los Calvinistas dirían que en realidad no han sido escrito ningún nombre en el Libro de la Vida – que los nombres contenidos en el Libro de la Vida han estado allí desde la eternidad, antes de la fundación del mundo. Como uno puede ver en mi libro, La Solución Universal, estoy de acuerdo con los Calvinistas en muchos detalles. Puedo entender cómo ellos podrían llegar a esta conclusión basado en el hecho de que se dice de los elegidos que fueron escogidos en Cristo antes de la fundación del mundo. “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo (πρὸ καταβολῆς κόσμου), para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.” (Ef 1:4) “quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos (πρὸ χρόνων αἰωνίων).” (2 Ti 1:9) La preposición πρὸ (pro), cuando se usa en sentido temporal, siempre significa “antes de.” Así que, claramente los elegidos, siendo las primicias de esta época, fueron escogidos en la eternidad antes del tiempo, antes de la fundación del mundo (para una explicación de cómo Dios escoge los elegidos y Su propósito para los elegidos, ver mi artículo: ¿Quiénes Son los Elegidos de Dios?). Sin embargo, eso no significa que aquellos que Dios escogió desde la eternidad literalmente fueron escritos eternamente en el Libro de la Vida antes de la creación. Por tan metafóricamente que uno tomara el Libro de la Vida, ser “eternamente escrito” es un oxímoron. Escribir es un verbo de acción secuencial y un libro es una cosa creada. De la misma manera que no diríamos que Dios creó antes del tiempo, la acción de escribir tiene que suceder en tiempo. En Apocalipsis 17:8, aunque no indica el momento preciso cuando el nombre de uno es escrito en el Libre de la Vida, sin embargo podemos ver que son escritos después de la fundación del mundo, no antes: “La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde (ἀπό) la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.” (Apo 17:8) Aunque los elegidos son elegidos en Cristo antes de (πρὸ) la fundación del mundo, ellos no son escritos en el Libro de la Vida hasta un punto de tiempo entre Génesis y el presente – desde (ἀπό, apó) la fundación del mundo. Mientras que el uso temporal de la preposición πρὸ siempre significa “antes de,” la preposición ἀπό siempre significa “a partir de” como expresado con la palabra “desde.” A pesar de esto, aparentemente influenciados por presuposiciones Calvinistas, unos pocos autores de versiones de la Biblia parafraseadas tomaron la libertad de cambiar “desde la fundación del mundo” por “antes de la creación del mundo.” Sin embargo, estas mismas versiones traducen todas las demás frases preposicionales con ἀπό correctamente como “desde” por razones muy obvias. Aquí hay un par de ejemplos de otros versículos que usan la misma frase: “a quien ciertamente es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de todos sus santos profetas que han sido desde (ἀπό) el principio del mundo.” (Hch 3:21) Es obvio que no hubiera sido posible que los profetas hablaran de la restauración universal antes del principio del mundo, dado que aún no existían antes de la creación. Lucas 11:49 es otra instancia donde la misma frase tiene que ser entendida como “desde” por razones muy obvios: “Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán, 50para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde (ἀπό) la fundación del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación.” (Lucas 11:49–51) Aquí, “desde la fundación del mundo” claramente tiene referencia a la sangre de los profetas derramada después de la creación desde el primer mártir, Abel, hasta Zacarías, quien era el último mártir mencionado en las Escrituras Hebreas. De hecho, en todas las 648 veces que ἀπό aparece en el Nuevo Testamento, no podría ser traducido “antes de” ni una sola vez, como han hecho con Apocalipsis 17:8 muchos Calvinistas y algunas versiones parafraseadas. Así que, tenemos que concluir que todos los nombres que se encuentran escritos en el Libro de la Vida han sido escritos posterior a la fundación del mundo. Aunque las Escrituras no especifican el momento exacto cuando el nombre de uno está escrito en el Libro de la Vida, creo que podemos deducir de las Escrituras que nuestros nombres están escritos en el Libro de la Vida en el momento que uno es regenerado y justificado por fe. Escrito con los Justos Como ya dije, creo que cuando David pidió que sus enemigos no estuvieran “escritos con los justos” (Sal 69:28), era la primera referencia al Libro de la Vida. Cuando Abraham le creó a Dios y le fue contado o imputado (λογίζομαι, logizomai) por justicia, creo que eso fue el momento cuando su nombre fue escrito en el Libro de la Vida. En el contexto de la justificación, como en el caso de la fe de Abraham siendo imputado a él por justicia, λογίζομαι es un término forense de contabilidad en lo cual uno está escrito en el registro divino como justo. Sellado con el Espíritu Santo al Creer Adicional a tener la justicia de Cristo imputado a nosotros cuando creemos, vemos también que somos sellados con el Espíritu Santo de promesa: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.” (Ef 1:13–14) En el momento que oímos el evangelio poniendo nuestra confianza en Cristo fuimos sellados con el Espíritu de la promesa hasta el día de nuestra redención, siendo su posesión adquirida, (i.e. hasta el día que Cristo viene por nosotros). Es razonable concluir que nuestros nombres fueron escritos en el Libro de la Vida en el momento que fuimos sellados con el Espíritu Santo. Anterior a eso, todavía estábamos muertos en nuestros pecados y no éramos entre los redimidos. Escritos en el Libro de la Vida al ser Regenerados Es lógico concluir que estamos escritos en el Libro de la Vida en el momento que somos vivificados espiritualmente y creímos. Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” (Jn 5:24) En Efesios 2:4 Pablo dijo que, cuando estábamos muertos en pecados Dios nos dio vida juntamente con Cristo. Creo que fuimos escritos en el Libro de la Vida en el momento que pasamos de muerte a vida, no antes. Fuimos escritos en el Libro de la Vida cuando llegamos a ser Ciudadanos del Reino de los Cielos Aunque nosotros, como las primicias elegidas de esta época, fuimos escogidos en Cristo desde antes de la fundación del mundo, no llegamos a ser ciudadanos del reino de los cielos hasta que creímos y nacimos de nuevo (Jn 3:5). Ahora, siendo los hijos regenerados de Dios, somos ciudadanos en el reino de Dios y nuestros nombres han sido escritos en el cielo. Como dijo Pablo: “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Col 1:13) “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Fil 3:20) Lógicamente nuestros nombres no fueron escritos en el Libro de la Vida en el cielo antes de llegar a ser ciudadanos del cielo. Para estar escrito en el Libro de la Vida, primero tenemos que ser regenerados, justificados por fe, siendo escritos con los justos, así llegando a ser ciudadanos del cielo. Sin embargo, la historia del plan redentor de Dios no termina con nosotros. El tiempo vendrá cuando toda rodilla se habrá doblada, y toda lengua confesada a Jesucristo como Señor. En la Consumación de las Épocas los Nombres de Todos habrán estado escritos en el Libro de la Vida En el Juicio del Gran Trono Blanco todos cuyos nombres no aparecen en el Libro de la Vida serán lanzados en el Lago de Fuego purificador, sufriendo la segunda muerte (Apo 20:12-15). Aunque las puertas de la Nueva Jerusalén siempre estarán abiertas, nada inmundo podrá entrar. Solamente aquellos que están escritos en el Libro de la Vida podrán entrar (Apo 21:25-27). Sin embargo, los elegidos de esta época solamente somos las primicias de la nueva creación de Dios en la cual todos habrán sido hechos nuevos (Stg 1:18; Apo 21:5). Como dice el autor de Hebreos, nosotros que ahora somos los ciudadanos del cielo solamente somos los primogénitos: “sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos.” (Heb 12:22–23) El resto de la humanidad aún está por entrar en el reino, resultando en todos estemos sujetos a Cristo y Dios siendo todo en todos (Hch 15:16-17; Heb 2:8-9; 1Cor 15:28). En la consumación de las épocas todos habrán sido vivificados, teniendo sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. ¡Qué consumación tan gloriosa! “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 23Pero cada uno en su debido orden.” (1 Cor 15:22–23a)
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