THE EVANGELICAL CONSERVATIVE UNIVERSALIST
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El Siervo Expiatorio de Jehová I (2 de 5)

3/2/2023

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La Centralidad de Isaías 53 a la Doctrina de la Expiación
 
por George Sidney Hurd
 
Isaías 52:13 – 53:12 es el último de 4 cánticos del Siervo de Jehová en lo cual Cristo es presentado como el Siervo Expiatorio de Jehová. Es el pasaje más mencionado en el Nuevo Testamento, siendo citado directamente 9 veces, una vez por Jesús Mismo (Lucas 22:37; Mt 8:17; Marcos 15:28; Jn 12:38; Hch 8:32-33; Rom 10:16; Rom 15:21; 1 Pedro 2:22; 1 Pedro 2:24). Adicional a estos, hay unas 75 alusiones a Isaías 53. Por ejemplo, el escritor de Hebreos dice de Cristo:
 
“pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. 27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Heb 9:26-28, cf. Isa 53:12).
 
Aquí el autor de Hebreos presenta a Cristo como el sacrificio vicario, llevando los pecados de muchos en Su primera venida, haciendo alusión de Isaías 53:12, “habiendo él llevado el pecado de muchos.” A continuación, dice que, habiendo llevado los pecados una vez para siempre por el sacrificio de Sí Mismo (Heb 7:27), cuando vuelve por segunda vez, no será para llevar sobre Sí nuestros pecados, sino para salvar o liberar a los que le esperan.
 
Otra alusión más sutil a Isaías 53 es donde Pablo dice: “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras” (1 Cor 15:3). Aunque no es una cita directa, el único lugar en el Antiguo Testamento donde Cristo el Mesías es presentado como muriendo por nuestros pecados como sacrificio está en Isaías 53 (Isa 53:10). El Nuevo Testamento está lleno de alusiones al Siervo expiatorio de Isaías, aplicándolo a Cristo y Su sacrificio vicario de Sí Mismo por nuestros pecados.
 
En el próximo blog voy a demostrar que la terminología utilizada en Isaías 53 es penal y sustitucional en naturaleza. Sin embargo, como muchos de los que se oponen a esta doctrina nos acusan a leer a Isaías a través de los lentes de Anselmo y Calvino, en este blog voy a citar referencias específicas a Isaías 53 hechos por numerosos Padres Primitivos de la Iglesia que claramente demuestran que ellos entendieron Isaías 53 como penal y sustitucional en naturaleza, de igual manera como los Reformadores después. Este blog es distinto de mi blog, Los Padres Primitivos y la Expiación Sustitutiva Penal, dado que aquí solo voy a citar sus referencias a Isaías 53 que contienen connotaciones penales y sustitucionales.
 
Epístola de Bernabé (70 a 135 d.C.)
 
“Con este fin su Señor sufrió entregando Su carne a corrupción (καταφθορά, kataphthora, ‘muerte, destrucción’) para que fuéramos santificados por la remisión (ἄφεσις, aphesis, ‘perdón, remisión de pena’) de pecados, que es efectuado por Su sangre esparcida. Porque fue escrito acerca de Él… ‘Él fue herido por nuestras transgresiones (ἀνομία, anomía ‘ilegalidad, transgresión de la ley’): por sus llagas somos curados. Él fue llevado como cordero al matadero; y como oveja enmudecida delante de sus trasquiladores.” [1] 
 
Según Clemente de Alejandría y Orígenes, la epístola de Bernabé fue escrito por Bernabé, el compañero de Pablo (Hch 9:26-27). Aquí Bernabé hace referencia a Isaías 53 y utiliza términos claramente penal y sustitucional. Él presenta a Cristo como muriendo en nuestro lugar, conectando Su muerte con el animal sacrificado en el Día de la Expiación cuando su sangre fue esparcida para hacer expiación/propiciación por todos los pecados del pueblo (Lev 16:15-16, cf. Heb 9:13-14; 12:24; Isa 52:15). Entonces, él demuestra la naturaleza sustitutiva de Su muerte citando Isaías 53:5, “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados.” Es obvio que él entendió “por” aquí en el sentido sustitucional, como en “Al que no conoció pecado, por (huper) [2] nosotros lo hizo pecado” (2 Cor 5:21).
 
En referencia al aspecto penal de Su muerte, vemos que él presenta a Cristo como habiendo sufrido la pena por nuestras transgresiones contra la Ley. La palabra anomía es un término legal, y Juan dice que todo pecado es anomía o infracción de la Ley (1Jn 3:4). La pena del pecado o transgresión es la muerte (Gen 2:17; Ezeq 18:20; Rom 6:23; Rom 5:17). Por lo tanto, si Cristo no hubiera sufrido la pena debida a nosotros por nuestros pecados en la cruz como nuestro sustituto, habríamos sido condenado a un estado de muerte irreversible; no hubiera podido haber una resurrección. Las buenas nuevas son que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día” (1 Cor 15:3-4). Después Pablo sigue diciendo que, “si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (1 Cor 15:17). ¿Por qué? Porque su resurrección es la demostración que, a través de la muerte sustitutiva de Cristo, nuestros pecados han sido remitidos y la pena de la muerte que estaba sobre nosotros ha sido levantada. Otro término legal o forense que utiliza Bernabé es “remisión” (aphesis), que refiere a “un perdón o remisión de pena.” [3]  Por lo tanto, es evidente que Bernabé entendió Isaías 53 en un sentido penal y sustitutivo.
 
Epístola a Diogneto (siglo II)
 
“Él Mismo tomó sobre Sí el castigo por nuestras iniquidades, Él dio a Su propio Hijo como rescate por nosotros, el Santo por (huper) los transgresores (ἄνομος, anomos), el Inocente por los inicuos, el Justo por (huper) los injustos… Porque, ¿qué otra cosa fue capaz de cubrir nuestros pecados que Su justicia? ¿Por medio de qué otra persona hubiera sido posible que nosotros, los inicuos e impíos, pudiéramos ser justificados, sino por el único Hijo de Dios?  ¡Oh dulce intercambio! ¡Oh operación tan inescrutable! Oh beneficios que sobrepasan toda expectación, que las iniquidades de muchos estén escondidas en un Justo, y que la justicia del Uno justificara a muchos transgresores (ἄνομος, anomos).” [4]
 
Aquí hace referencia a Isaías 53:11, “justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.” Que el autor de la epístola entendió el Justo como tomando sobre Sí los pecados de los muchos en un sentido sustitucional es evidente, considerando, no solo su uso de la preposición huper, que expresa sustitución, sino que también su referencia a un dulce intercambio en que Cristo tomó nuestros pecados sobre Sí Mismo y nos cubrió con Su propia justicia, así justificando a muchos transgresores. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Cor 5:21).
 
También, la palabra para “transgresores” es anomos que es un término forense utilizado para referirse a los que violan a la Ley de Dios. La Ley no pudo haber sido simplemente echado a un lado, como algunos piensan. Como el escritor de Hebreos dice, según la Ley, “toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución” (Heb 2:2). Somos justificados solamente porque Cristo llevó en Sí Mismo la justa pena debida a nosotros por nuestros pecados y transgresiones.
 
Adicionalmente, aquí en la epístola a Diogneto, la justificación a la que se refiere es la justicia de Cristo imputada a nosotros, así como enseñaban los Reformadores, en vez de una justicia infundida, como creen los Ortodoxos Orientales y los Católicos Romanos. El autor dice que nuestros pecados han sido cubiertos por Su justicia – que nuestras iniquidades están escondidas en el Justo con el resultado de que hemos sido justificados. Hablar de una justicia infundida es confundir la justificación con la santificación. Como pecadores impíos, fuimos justificados por fe en Cristo en el mismo momento en que creímos, a pesar del hecho de que todavía estamos en el proceso de la santificación o separación del pecado por el Espíritu de Cristo que mora en nosotros (Rom 4:5-8; 5:18-19; 2Cor 5:21). Aunque todavía estamos en el proceso de la santificación, nuestros pecados han sido cubiertos por Su propia justicia (1Cor 1:30-31; Gal 3:27).   
 
Justino Mártir (100 a 165 d.C.)
 
“Porque Isaías no les mandó un baño para lavar sus asesinatos y otros pecados, que ni siquiera todo el agua del mar sería suficiente para purgar; sino…por la fe por medio de la sangre de Cristo, y a través de Su muerte, quien murió por esta misma razón, como Isaías mismo dijo, cuando él habló de esta manera:.. Él llevó nuestros pecados, y sufrió por nosotros; y lo tomamos por atribulado y afligido, y maltratado. Pero herido fue por nuestras transgresiones, Él fue molido por nuestras iniquidades; el castigo de nuestra paz estaba sobre Él. Por Sus llagas fuimos sanados. Todos nosotros como ovejas hemos extraviado. Cada hombre ha ido por su propio camino; y el Señor cargó en Él nuestros iniquidades… Y Él llevará nuestros pecados.” [5]
 
“Porque toda la raza humana estará encontrada bajo una maldición. Porque está escrito en la Ley de Moisés, ‘Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas’... Entonces, si el Padre de todos quiso que Su Cristo tomara sobre Sí Mismo las maldiciones de toda la familia humana, sabiendo que después de haber sido crucificado Él iba a resucitarlo de entre los muertos, ¿por qué debaten acerca de Él que se sometió para sufrir estas cosas según la voluntad del Padre como si Él fuera maldito, y no más bien lamentarse? Porque, aunque Su Padre lo hizo sufrir estas cosas a beneficio de la familia humana, sin embargo, ellos no cometieron el hecho para obedecerle a Dios.” [6]
 
Justino Mártir aquí cita Isaías 53, mostrando que fue la voluntad del Padre cargar los pecados sobre Cristo para que Él pudiera llevarlos en lugar de nosotros. Él también hace referencia al versículo 10 donde dice que “Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado.”
 
Si los opositores de la Expiación Sustitutiva Penal de Cristo que hacen alguna mención de Isaías 53, normalmente solo citarán una porción de los versículos 4 y 5, donde dice: “y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados.” Entonces ellos lo parafrasean para decir algo como, “Nosotros habíamos pensado que Él fue  afligido por Dios, pero estábamos equivocados. Fuimos nosotros los que lo herimos.”
 
Sin embargo, si uno sigue leyendo todo el capítulo, como hace Justino Mártir, llega a ser evidente que, aunque Él no fue herido por Sus propios pecados, Él fue azotado por Dios debido a nuestros pecados (v. 10). Jehová cargó en Él nuestros pecados (v.6). Cuando Jesús clamó en Getsemaní, “hágase tu voluntad,” Él se estaba refiriendo a la voluntad del Padre que Él entregara Su vida en rescate por todos. Cuando Jesús dijo en Juan 3:16, “De tal manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo único,” Él sabía que eso significaba dar Su vida por nosotros. Esto es evidente, considerando que Él acaba de decirles que tenía que ser levantado, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, mas tenga vida eterna, significando que Él iba a ser levantado sobre la cruz. Él hizo esto aun más claro cuando dijo después: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir” (Juan 12:32-33). Él también dijo: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20:28).
 
Estos Padres Apostólicos vivieron en un tiempo cuando la Iglesia estaba bajo gran persecución. Por lo tanto, su enfoque en sus epístolas a los creyentes era más relacionado a la victoria de Cristo sobre Satanás, que el perdón de los pecados. Observando esto, en 1931 Gustaf Aulén argumentó que la expiación de Cristo no se trataba de la expiación de pecados, sino de vencer a Satanás. Llamo su teoría de la Expiación Christus Victor y afirmaba que los Padres nunca habían entendido la expiación como penal y sustitutiva en naturaleza.  Sin embargo, como ya hemos visto, esto es falso. La Expiación Sustitutiva Penal de Cristo es expresado claramente por los Padres múltiples veces.
 
Clemente de Alejandría 150 a 215 d.C.)
 
“Él Mismo sufrió por nosotros, quienes Él hubiera destruido por nuestras faltas. El Señor le ha asignado a Él nuestros pecados.” [7] (Isa 53:6)
 
“Un error es un pecado no calculado; y el pecado voluntario es un crimen; y un crimen es iniquidad voluntaria. El pecado, entonces, es por mi parte voluntario… Dirigiéndose a los que han creído, Él dice, “Por Sus llagas fuimos curados.” [8]
 
Clemente solo hace referencias pasajeras a la expiación de Cristo, y por ese motivo algunos han concluido que la doctrina de la Expiación Sustitutiva Penal de Cristo es totalmente ausente en sus escritos. Sin embargo, lo poco que él dice es suficientemente claro. Aquí incluyo dos citas donde él hace referencia a Isaías 53. Cuando él dice que Cristo “sufrió por nosotros” en el sentido que “el Señor le ha asignado a Él nuestros pecados,” deja en claro que él entendió que el sufrimiento y muerte de Cristo era penal y sustitutiva en naturaleza, en vez de ser nada más lo que Él sufrió a manos de hombres malvados (cf. Isa 53:5-6). En la segunda cita él utiliza términos forenses, refiriendo a los pecados voluntarios como un crimen, y conecta la absolución de la pena debida por nuestros pecados a la pasión y muerte de Cristo, citando a Isaías 53:5 donde dice, “por Sus llagas fuimos curados.”
 
Orígenes de Alejandría (184 a 254 d.C.)
 
“Y como Celsus, aunque profesando saber todo acerca del evangelio, reprocha al Salvador por Sus padecimientos, diciendo que Él no recibió socorro del Padre, o no fue capaz de ayudarse a Sí Mismo; tenemos que responder diciendo que Sus padecimientos fueron profetizados, junto con la causa de ellos; porque fue para el beneficio de la humanidad que Él tenía que morirse por ellos, y sufrir azotes por Su condenación… Él fue herido por nuestros pecados, y molido por nuestras iniquidades. El castigo de nuestra paz fue sobre Él; por Sus llagas fuimos curados.” [9]
 
“Y les pregunté de qué sería apropiada la expresión, ‘Este hombre lleva nuestros pecados, y sufre el dolor por nosotros;’ y esto, ‘Pero Él herido fue por nuestros pecados, y molido por nuestras iniquidades; y les pregunté a quién la expresión pertenecía, ‘Por Sus llagas fuimos curados.’… Porque si la profesa está hablando del pueblo de Israel, ¿cómo es posible decir que este hombre fue llevado a la muerte por las iniquidades del pueblo de Dios, a menos que él sea una persona distinta del pueblo de Dios? Y, ¿quién es esta persona excepto Jesucristo, por cuyas llagas los que creen en Él son sanados…?” [10]
 
Orígenes concibió lo que llego a ser conocido como la teoría del Rescate, en que él especuló que Satanás fue engañado para aceptar la muerte de Cristo como un rescate de la humanidad, pensando que Él permanecería en el Hades bajo su poder. Pero Cristo resucitó de los muertos como nuestra cabeza representativa, así destruyendo el dominio de Satanás sobre los que creen. Esto es similar a la teoría Christus Victor, excepto que la mayoría que creen en la teoría Christus Victor rechazan la idea de que un rescate le fue pagado al diablo.
 
Aunque el enfoque principal de Orígenes fue sobre su teoría del Rescate, él de ninguna manera negaba que Cristo llevó la pena debido a nosotros por nuestros pecados como nuestro sustituto. Sus citas aquí de Isaías 53 presentan a Cristo como llevando sobre Sí nuestros pecados en lugar de nosotros.
 
Comentando sobre Romanos 3:24-26, Orígenes claramente presenta la sangre derramada de Cristo como haciendo expiación/propiciación por nuestros pecados ante Dios para que Él nos pudiera perdonar a nuestros pecados sin violar a Su propia justicia inmutable:
 
“Porque anteriormente Pablo había dicho que Cristo había entregado a Sí Mismo como el precio redentor para la raza humana toda, para que Él pudiera redimir a aquellos que están cautivos a sus pecados… Ahora, Pablo ha agregado algo aún más profundo y dice, ‘Dios lo predeterminó como una propiciación por fe en Su sangre.’ Es obvio que esto significa que a través del sacrificio de Sí Mismo Él haría que Dios sea propicio a los hombres y por medio de esto Él manifestaría Su propia justicia cuando Él les perdona sus pecados pasados.” [11]
 
Los oponentes a la Expiación Sustitutiva Penal quieren que creamos que los Padres que enfatizaban otros beneficios de la expiación lo hicieron a la exclusión de la Expiación Sustitutiva Penal de Cristo, pero eso definitivamente no es el caso.
 
Eusebio de Cesarea (275 a 339 d.C.)
 
“Se dice: ‘Y el Señor le cargo en Él nuestras iniquidades, y Él lleva nuestros pecados.’ De esta manera el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo, llegó a ser maldición por nosotros: Él que no conoció pecado, Dios hizo pecado por nosotros, entregándolo como la redención por todos, para que fuéramos la justicia de Dios en Él... Y el Cordero de Dios no solo hizo esto, sino que fue castigado por nosotros, y sufrió una pena que Él no debía, sino que nosotros lo debíamos por la multitud de nuestros pecados; y así Él llegó a ser la causa del perdón de nuestros pecados, porque Él recibió la muerte por nosotros, y transfirió a Sí Mismo los azotes, los insultos, y la deshonra debido a nosotros, y recibió en Sí Mismo la maldición nuestra, haciéndose maldición por nosotros.” [12]
 
“Él lleva nuestros pecados, y sufre dolores por nosotros, y Él fue herido por nuestros pecados, y molido por nuestras iniquidades, para que seamos sanados por Sus llagas, porque el Señor lo ha entregado por nuestros pecados. Así que, como entregado por el Padre, como herido, como llevando nuestros pecados, Él fue llevado como una oveja al matadero. Con esto está de acuerdo el apóstol cuando él dice, “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.” [13]
 
“Los Salmos 88 y 89, otra vez hablando de la persona misma del Señor, nos dice que Él sufrió estas cosas, no por Sí Mismo, sino por nosotros. Has hecho reposar Su ira sobre mí, dice el uno, y el otro añade, pagué cosas que nunca tomé. Porque Él no murió como siendo Él Mismo culpable de muerte: Él sufrió por nosotros, y llevó en Sí Mismo la ira que fue la pena de nuestra transgresión, así como dice Isaías, Él Mismo llevó nuestras enfermedades.” [14] 
 
Aquí Eusebio cita a Isaías 53 versículos 6 y 12 para demostrar que Cristo, como el Siervo expiatorio de Jehová, llevó nuestros pecados, el Señor Mismo habiéndolos cargado en Él. Según la Ley, cada persona tiene que llevar su propio pecado, refiriéndose a la culpa y justa pena por el pecado (Lev 5:1; 7:18; 24:15). Sin embargo, Eusebio correctamente entiende a Isaías 53 como diciendo que Cristo llevó en Sí Mismo la justa pena debida a nosotros como nuestro sustituto.
 
Conclusión
 
Hemos visto que, en el Nuevo Testamento, Isaías 53 es el pasaje más citado de todo el Antiguo Testamento. También vimos que los Padres citaban de él con frecuencia, y como ellos lo entendieron como afirmando la Expiación Sustitutiva Penal de Cristo de una manera muy similar a los Reformadores.
 
En contraste a esto, he leído numerosos títulos populares atacando la Expiación Sustitutiva Penal de Cristo en el lapso de varios años, incluyendo, Sinners in the Hands of a Loving God por Brian Zahnd; A More Christlike God por Bradley Jersak; That All Shall be Saved por David Bentley Hart; Unspoken Sermons por George MacDonald, and Christus Victor por Gustaf Aulén. Lo que se destaca en todos ellos es la ausencia total de cualquier mención de Isaías 53. En el Monster God Debate, Brian Zahnd mencionó Isaías 53 una vez, confesando que era un texto difícil para él. [15] No obstante, es obvio que no fue considerado un texto problemático para los autores del Nuevo Testamento o los Padres Primitivos de la Iglesia.
 
La única excepción que encontré fue el libro de dos tomas, The Crucifixion of the Warrior God, escrito por Gregory Boyd. Voy a considerar algunos de sus argumentos en el próximo blog. Sin embargo, su objetivo en escribir su libro no era específicamente en contra de la Expiación Sustitutiva Penal de Cristo, sino que era para argumentar que el amor de Dios es pasivo y cruciforme. En un debate que tuvo recientemente con William Lane Craig sobre la expiación, Did God punish Jesus on the cross?, él incluso aparenta estar de acuerdo con William Craig sobre algunos aspectos de la Expiación Sustitutiva Penal de Cristo.
 
Considerando la centralidad de Isaías 53 en el Nuevo Testamento y en los escritos de los primeros Padres de la Iglesia, cualquier teoría que tiene que ignorar a Isaías 53, o tergiversar el sentido obvio del texto, debe de ser rechazada. En el próximo blog vamos a examinar todo el pasaje para determinar exactamente lo que ha sido revelado a nosotros a través de Isaías.
 


[1] Epistle of Barnabas, Chapter 5:1-2,
 

[2] The preposition huper (ὑπέρ) in this context speaks of substitution, “instead of” (cf. 1Cor 15:29; 2Cor 5:15; 2Cor 5:21; Gal 3:13; Filemon 1:13).  
 

[3] El Theological Dictionary of the New Testament de Kittel dice lo siguiente acerca del significado de aphesis: “Hay que hacer énfasis en el uso legal que es muy atestiguado en el papiro aphenei tina, ‘librarse uno de una relación legal,’ sea de oficio, matrimonio, obligación, o deuda, aunque nunca en un sentido religioso. En el sentido de ‘perdonar’ aparece con el acusativo de persona y genitivo de objeto.”
 

[4] Mathetes, The Epistle to Diognetus 9, Ante-Nicene Fathers 1:28
 

[5] Justin Martyr, Dialogue with Trypho, Chapter 13
 

[6] Justin Martyr, Dialogue with Trypho, Chapter 95
 

[7] Clement of Alexandria, The Paedagogus 1:8
 

[8] Clement of Alexandria, The Paedagogus 2:15
 

[9] Origen, Against Celsus, Chapter 54
 

[10] Origen, Against Celsus, Chapter 55
 

[11] Commentary on the Epistle to the Romans 2.8.1
 

[12] Eusebius, Demonstratio Evangélica, Chapter 10.1 trans. W.J. Ferrar,
 

[13] Ibid., 10:1
 

[14] Eusebius, Letter to Marcellenius
 

[15] https://www.youtube.com/watch?v=T27av-RF2-Y&t=179s Brian Zahnd said:
“I don’t shy away from Isaiah 53... It’s a difficult text, I get that.” 1:06.55 min.


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