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por George Sidney Hurd
En el primer blog demostré, tanto contextual, como gramáticamente que Gálatas 2:7 está hablando de un solo evangelio – el evangelio de nuestro Señor Jesucristo que fue anunciado primeramente por el ángel a los pastores en la noche que Jesús nació en Belén, y después floreció más plenamente en los misterios del evangelio revelado a Pablo por el mismo Cristo glorificado. En el concilio de Jerusalén fue determinado que el evangelio de Pablo no era diferente del evangelio que ellos mismos proclamaban. En el concilio, Pedro, quien anteriormente había pasado 15 días conversando con Pablo (Gal 1:18), les explicó a los demás en el concilio que el evangelio que Pablo predicaba no era diferente al evangelio predicado por ellos. Él dijo: “Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra DEL evangelio (τοῦ εὐαγγελίου, sing.) y creyesen. 8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; 9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. 10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, DE IGUAL MODO QUE ELLOS.” (Hch 15:7-11) Pablo dijo de este evangelio único que es “poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Rom 1:16). En el capítulo 1 de Gálatas, Pablo, de manera muy enfática, insistió que solamente había un evangelio (Gal 1:6-9). Por lo tanto, es irracional pensar que él hubiera dicho después que hay dos evangelios distintos solo unos versículos más adelante en Gálatas 2:7. Este malentendimiento se debe principalmente a la traducción KJV en inglés que dice “the gospel of the uncircumcision” (el evangelio de la incircuncisión), en vez de “the gospel to the uncircumcision” (el evangelio a la incircuncisión). Los que insisten en rendirlo “de la incircuncisión” en vez de “a la circuncisión,” debido a que el sustantivo, “incircuncisión” es en la forma genitiva, solamente muestran su falta de entendimiento de las muchas variaciones de la genitiva en el griego. Cuando enseñabamos el primer año del griego, siempre advertíamos a los estudiantes que necesitaban completar al menos el segundo año, debido a las complejidades del idioma griega. Muchos se consideran autoridades del griego después de haber recibido nada más que los rudimentos básicos del idioma. Yo no me considero experto, pero a menudo me perturba ver a alguien que muy obviamente no tiene comprensión adecuada de los idiomas originales, despreciando a los traductores como si los eruditos del griego no supieron de que hablan. El erudito del griego, A.T. Robertson, describe 10 usos de la forma genitiva. [i] Como vimos en el blog anterior, un uso común de la genitiva es la genitiva objetiva, que se traduce “a.” La razón por qué muchos de las traducciones más recientes lo traducen “a la incircuncisión” en vez de “de la circuncisión” es porque la genitiva lo permite y el contexto requiere ese significado. Sobre esta doctrina demostrablemente errónea de los dos evangelios han edificado un sistema doctrinal completo en donde también insisten que hay dos grupos de creyentes dentro del pueblo de Dios, cada uno con sus propias Escrituras y doctrinas exclusivas. De manera dogmática insisten de que ellos son los únicos que usan (inglés, “dividen”) bien la Palabra de Dios (2Tim 2:15). Sin embargo, les presento la pregunta: ¿Están dividiendo bien la Palabra de Dios cuando dividen los creyentes en dos grupos? Espero demostrar en este blog que, en realidad, están dividiendo lo que Dios ha juntado. Están demarcando líneas de división donde Pablo mismo de manera muy enfática dice que no deben de existir. En su libro “Los Dos Evangelios,” Dawson Barlow argumenta que la epístola de los Gálatas es clava para entender el programa de Dios en este tiempo presente, dado que contiene un “señal de tráfico” o transición que muy pocos en la Iglesia han reconocido. [ii] La visita de Pablo a Jerusalén relatada en Gálatas 2, corresponde con su aparición ante el concilio de Jerusalén en Hechos 15. Como ya hemos visto, ellos determinaron que el evangelio que Pablo predicaba no era otro evangelio, y le dieron la diestra en señal de compañerismo, diciendo que fuera a los gentiles y Pedro a la circuncisión (Gal 2:9). Sin embargo, los defensores de la doctrina de los dos evangelios como Dawson y Martin Zender, insistiendo en la traducción de la KJV de Gálatas 2:7, argumentan que el concilio de Jerusalén había concluido lo opuesto – que Pablo y Pedro fueron comisionados a predicar dos evangelios a dos grupos de creyentes contemporáneos distintos: 1) Los judíos mesiánicos o la circuncisión, y 2) los creyentes gentiles o la incircuncisión. Adicionalmente, dicen que solamente los creyentes entre los judíos son la esposa de Cristo, mientras los creyentes de los gentiles son la Iglesia o el cuerpo de Cristo y no serán la esposa. Pero, ¿es Cristo dividido? Si tal distinción hubiera sido determinada en el consejo de Jerusalén, seguramente anticiparíamos que Pablo habría mencionado tal división en Gálatas. Pero, ¿qué dice él acerca de esto? En el próximo capítulo, Pablo deja muy en claro que tal división no existía entre los judíos y los gentiles en ese tiempo. Él dijo: “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque TODOS VOSOTROS SOIS UNO en Cristo Jesús. 29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.” (Gal 3:27-29) Aquí vemos que, no solamente componen el cuerpo de Cristo los judíos y gentiles, sino que los gentiles ahora son la simiente de Abraham en virtud de su unión con Cristo, el Simiente de Abraham (cf. Gal 3:16). A Pablo, como a ningún otro Apóstol, le fue encomendado los misterios del evangelio. Sin embargo, el misterio que le fue revelado no era que los creyentes de los gentiles son un grupo aparte de los creyentes entre los judíos, sino al contrario, el misterio fue que ellos componen el mismo cuerpo. Él dijo: “que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4 leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, 5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: 6 que los gentiles son coherederos y MIEMBROS DEL MISMO CUERPO, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio (τοῦ εὐαγγελίου, sing.).” (Ef 3:3-6). “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en UN CUERPO, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” (1 Cor 12:13) Así que, vemos que Pablo, el Apóstol a los gentiles, enseñaba exactamente lo contrario a lo que afirman los de la doctrina de los dos evangelios. El claramente dice que los creyentes judíos y gentiles juntos forman un solo cuerpo en Cristo. Adicionalmente, necesita ser empatizado que los misterios del evangelio no eran exclusivos a Pablo, como afirman ellos. Aquí Pablo dice que este misterio también fue revelado a los “santos apóstoles y profetas” de Cristo por el Espíritu. Los misterios revelados a Pablo no le fueron revelados a él a la exclusión de los demás Apóstoles, sino que fueron revelados a todo el cuerpo. El argumento de que los gentiles comprenden la Iglesia, el cuerpo de Cristo, mientras los judíos que creen son la esposa solamente, se basa en el hecho de que Pablo no usa la palabra “esposa” para referirse a los creyentes. Dado que ellos creen que nada en el Nuevo Testamento, aparte de las epístolas de Pablo tiene relevancia para la Iglesia gentil, ellos argumentan que el hecho que Pablo no usó la palabra “esposa” es evidencia concluyente de que la Iglesia nunca será la esposa de Cristo. En el próximo blog voy a considerar sus argumentos por la doctrina de las dos Escrituras. Sin embargo, mientras que Pablo no usa la palabra “esposa” en sus epístolas, dado que las bodas todavía son futuras, él, sin embargo, sí hace referencia a la Iglesia como habiendo sido desposada para ser la esposa de Cristo. Pablo les dijo a los Corintos: “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.” (2 Cor 11:2) Aquí Pablo describe a sí mismo como uno que se hizo eunuco para el reino, preparando la desposada para el día de las bodas. De la misma manera, en Efesios, Pablo compara la relación entre el marido y su esposa de una sola carne con la relación de Cristo a Su Iglesia: “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.” (Ef 5:28-32) Pablo aquí dice que la unión de una sola carne entre un marido y su esposa representa un gran misterio – el misterio de la unión de Cristo con Su Iglesia. De manera muy clara la Iglesia es presentada como la desposada de Cristo, no solamente en el libro de Apocalipsis, sino también en las epístolas de Pablo. Ellos argumentan que el libro de Apocalipsis no aplica a la Iglesia, sino solamente a los judíos o la esposa de Cristo. Sin embargo, en la misma introducción, Juan dice de manera muy específica: “Juan, a las siete iglesias que están en Asia.” (Apo 1:4). Entonces Jesús dice: “Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia…” (Apo 1:11). A la luz de esto, ¿cómo es posible argumentar que el libro de Apocalipsis no está dirigido a las Iglesias de los gentiles, cuando Pablo mismo fue el primero en llevar el evangelio a la mayoría de las ciudades mencionadas aquí en Apocalipsis? También debe ser notado que, mientras que Pablo fue comisionado a predicar el evangelio a los gentiles, él no predicaba el evangelio exclusivamente a ellos. De hecho, así como dijo en Romanos 1:16, fue su costumbre predicar el evangelio primeramente a los judíos. En Hechos 17, después del concilio en Jerusalén en el capítulo 15, todavía era su costumbre predicar el evangelio primero a los judíos. Dice: “Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2 Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos.” (Hch 17:1-2) ¿Cómo pueden los de la doctrina de los dos evangelios explicar el hecho de que Pablo estaba acostumbrado a predicar el evangelio primero a los judíos si de hecho su evangelio era diferente del evangelio de la circuncisión? Pablo dijo que él se hacía judío para ganar a los judíos, pero les predicaba a ellos el mismo evangelio y no otro (1Cor 9:19-23). También argumentan que la Gran Comisión que Jesús les mandó a los 12 Apóstoles a predicar por todo el mundo fue suspendida en el concilio de Jerusalén en Hechos 15. Si fuera eso cierto, entonces, ¿cuál fue el evangelio que los 12 Apóstoles llevaron a las naciones? ¿Solo evangelizaban a la circuncisión? Los defensores de los dos evangelios implican que los doce permanecieron en Jerusalén predicando el evangelio a los judíos solamente. Sin embargo, eso no fue el caso. En Hechos 1 Jesús les dijo que serían Sus testigos, comenzando en Jerusalén, entonces en Judea y Samaria, y finalmente hasta lo último de la tierra (Hch 1:8). Siguiendo a través de los Hechos, podemos ver que la Gran Comisión fue llevado a cabo en ese orden, así como dijo Jesús – primero en Jerusalén (1:1 – 7:60), entonces en Judea y Samaria (8:1 – 9:43), y finalmente hasta lo último de la tierra (10:1 – 28:31). En el último versículo de los Hechos vemos a Pablo todavía predicando el mismo evangelio del reino de Dios y no otro, como dicen los de la doctrina de los dos evangelios (Acts 28:31). Jesús dijo que el fin vendría tan pronto terminaran de predicar el evangelio del reino a todo el mundo para testimonio a todas las naciones (Matt 24:14). Los otros 12 Apóstoles comenzaron en Jerusalén, pero no quedaron allí. Incluso Pedro pasó sus días finales en Roma. La mayoría de ellos murieron como mártires a manos de los gentiles por su testimonio a excepción de Juan, quien murió en su vejez en Éfeso. En el siguiente mapa uno puede ver que no pensaron que la Gran Comisión había sido suspendida en Hechos 15, como dicen los de la doctrina de los dos evangelios.
Hay mucho más que se podría decir, pero debe ser evidente a cualquier estudiante de la Palabra sin prejuicios que lo que hemos visto en estos dos blogs, demuestra que la Iglesia del primer siglo no sabía nada de dos evangelios con dos grupos separados de creyentes. En el próximo blog estaremos examinando sus argumentos que presentan por dos Escrituras distintas – las epístolas de Pablo que, según ellos, es para los gentiles solamente, y el resto del Nuevo Testamento que, según ellos, es solamente para los judíos.
[1] Robertson, A. T. A Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research, Objective Genitive.
[2] R. Dawson Barlow, The Two Gospels – A big difference.
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