por George Sidney Hurd
-- Una respuesta al libro: “Desenmascarando el Universalismo” por James B. De Young En la sesión anterior vimos que la restauración de todos, mencionada en Hechos 3:19-21, principalmente habla de la restauración de todas las personas a Dios. La aseveración de De Young que solo refiere a una restauración de las “condiciones” como eran antes de la caída, no comprende el corazón redentivo de Dios que está enfocado principalmente en restaurar la humanidad a una relación en comunión consigo mismo. El tema de esta sesión – reconciliación, está vinculado integralmente con lo que hemos visto acerca de la restauración de la humanidad a Si mismo. Para restaurar cualquier relación que ha sido fracturada, es necesario que haya primero una reconciliación por parte de ambas personas. Así como tanto el esposo como la esposa tienen que reconciliarse el uno con el otro antes de poder restaurar la relación, así es nuestra relación con Dios. Dios, sin embargo, tomó la iniciativa, enviando a Su Hijo como un sacrificio propiciatorio, así satisfaciendo la justicia de Dios por los pecados del mundo entero (1Jn 2:2). Como resultado de Su sacrificio propiciatorio ahora Dios puede ser justo y al mismo tiempo justificar a los impíos que tomen refugio en Cristo – nuestro Cordero propiciatorio que fue sacrificado por amor a nosotros (Rom 3:25,26; 4:5; 8:1; 1Cor 5:7). Al igual como en cualquier relación fragmentada, uno siempre inicia la reconciliación antes de que el otro corresponda. Mientras aun éramos Sus enemigos y muertos en nuestros delitos y pecados, Dios nos reconcilió consigo mismo por la sangre de la cruz de Cristo. Como Pablo dice en Romanos 5:10, cuando aún éramos Sus enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo. El sacrificio de expiación de Cristo de Sí mismo hace 2,000 años en la cruz hizo propiciación, satisfaciendo así la justicia de Dios, no solamente por los pecados de los elegidos de éste época, sino también por los pecados del mundo entero (kósmos) o universo, incluyendo a todos en el cielo, en la tierra y aún bajo la tierra (1Jn 2:2; Col 1:16,20; Fil 1:10-11). Algunos, ignorando la santidad de Dios, niegan la necesidad de la muerte de sustitución de Cristo en la cruz para el perdón de pecados. En las relaciones interpersonales humanas la reconciliación viene cuando simplemente perdonamos. De hecho, las Escrituras nos mandan hacerlo así. Pero, aun un juez humano no puede simplemente perdonar sin satisfacer la justicia. ¿Qué pensaríamos de un juez que perdonara a su hijo por un crimen basado nada más en su amor por él? ¿No lo tomaríamos como favoritismo y una trasgresión contra la justicia? Cuánto menos pudo Dios, el juez justo sobre toda la creación, simplemente pasar por alto la justicia sin castigos. Sin embargo, Dios no solamente es un Juez santo y justo, sino que Él también es un Padre amoroso que nos ama de tal manera que en Cristo Él satisfizo Su propia justicia, tomando sobre su propia persona nuestro debido castigo, así obteniendo el derecho legal de perdonar a los que Él tanto ama. Sin embargo, debe entenderse que, aunque Cristo murió por todos y en Su debido tiempo todos serán vivificados en Él, Dios solo puede justamente justificar a aquellos que vienen a Él a través de Jesús a quien Dios puso como propiciación (Rom 3:25). Es por eso que, aunque la justificación, reconciliación y salvación fueron obtenidas para todos sobre la cruz, nadie experimenta esa justificación, reconciliación o salvación hasta recibir a Cristo, siendo nacido de nuevo, así llegando a ser parte de la nueva creación en Él. Algunos señalan que, en la parábola del Padre y el Hijo Pródigo, la aceptación fue con abrazos incondicionales sin necesidad de satisfacer la justicia. Sin embargo, el hecho de que el padre de la parábola abrazaba incondicionalmente al hijo arrepentido no significa que nuestro Padre no tuvo que pagar un gran precio para poder ser justo y al mismo tiempo abrazar a los que ama tanto. Jesús mismo, quien dio la parábola, dijo que Él había venido para dar Su vida en rescate por todos y que nadie puede llegar al Padre sino por Él (Mt 20:28, cf. 1Tim 2:6; Juan 14:6). Aunque Dios hizo la reconciliación de una vez para siempre hace 2,000 años por la sangre de Su cruz, es evidente que la mayoría todavía no ha correspondido a esa reconciliación, siendo reconciliados a Dios en sus corazones. Es por eso que estamos comisionados a proclamar la muerte de sustitución reconciliatoria de Cristo ya consumada, al resto del mundo que aún está perdido y en enemistad contra Dios: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Cor 5:18-21) En Romanos 5:10 Pablo dice que fuimos reconciliados, tiempo pasado. ¿Cuándo hizo esa reconciliación? Él dice que fue por la muerte de Su Hijo que ubica el momento de la reconciliación hace 2,000 años en la cruz, mucho antes de que nos reconciliáramos con Él en nuestros corazones. Aquí Pablo revela que en ese momento Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo. Algunos equivocadamente piensan que la reconciliación de Dios no puede ser un hecho ya consumado, dado que muchos no han sido reconciliados y restaurados. De Young aparenta dudar que la reconciliación de Dios fue consumada de una vez para siempre en la cruz. Él dice: “Si la reconciliación de todos ya fue consumada en la muerte de Cristo en la cruz, ¿por qué tenemos que exhortar a las personas a reconciliarse?” p.168 En mi opinión, esto no solamente menosprecia lo que Cristo logró en la cruz, sino también demuestra una falta de entendimiento en cuanto a la naturaleza de reconciliación. En una relación dañada ambos lados tienen que corresponder para poder restaurar la relación. Dios reconcilió al mundo a Si mismo por Su sacrificio propiciatorio en la cruz. Ahora el ministerio de la reconciliación encomendado a nosotros como embajadores en nombre de Cristo es declarar las buenas nuevas: “Dios en Cristo reconcilió al mundo a Sí mismo. Ahora reconcíliense con Él.” Aquí De Young manifiesta una equivocación común entre muchos Tradicionalistas, que es no saber distinguir entre “ya” y “todavía no.” La obra redentora completa fue consumada en la cruz y la victoria fue sellada. Sin embargo, Cristo debe reinar hasta que todos se hayan sujetado a Él y solo entonces será Dios todo en todos (1Cor 15:25-28). Este “ya” y “todavía no” es ilustrado para nosotros por el escritor de Hebreos: “Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, [i] nada dejó que no sea sujeto a él; pero TODAVÍA NO vemos que todas las cosas le sean sujetas. 9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.” (Heb 2:8-9) ¿Gustó Jesús la muerte por todos en la cruz? ¿Fue victorioso? ¿Debemos dudar del alcance universal de Su victoria en la cruz simplemente porque todavía no lo vemos plenamente implementada en el tiempo? Aquí, como en 1Corintios 15, vemos que Cristo reinará hasta que lo que Él ya ha logrado en la cruz para todos sea plenamente realizado, con todos sujetados a Él, y entonces Él a Su vez se sujetará al Padre para que Dios sea todo en todos (1Cor 15:22-28). De Young dice: “Es obvio que todos no podrían ser ya reconciliados a Dios viendo que el exhortar a la gente a reconciliarse con Dios es central al ministerio de Pablo.” p.211 Como yo lo entiendo, parece que él está diciendo que, si Cristo realmente reconcilió a todos a Dios a través de Su muerte, entonces Pablo no hubiera estado persuadiendo a la gente a reconciliarse con Dios. Pero apliquemos esto al reinado de Cristo. ¿Fueron todas las cosas ya sujetadas a Él? Entonces, ¿Por qué Él continúa reinando hasta que todos se sujeten a Él? El motivo es el mismo en ambos casos. Aunque Dios ha hecho ya la reconciliación de todos y Él ha determinado que cada rodilla se doblará y cada lengua confesará a Jesucristo como Señor, la reconciliación, por naturaleza propia, tiene que ser recibida voluntariamente por ambos lados para ser disfrutada, y la sujeción de todos que Cristo logrará finalmente, resultará en que Dios sea todo en todos, algo que no es descriptivo de una subyugación forzada, a pesar de lo que los Tradicionalistas afirman. Al contrario, Él busca a los perdidos hasta encontrar la última oveja perdida, y Él continuará Su reinado hasta que la última rodilla se haya doblado libremente en humilde adoración. Solo entonces será Dios verdaderamente todo en todos. De Young insiste en que Sus enemigos no se someterán a Él voluntariamente porque servirán de estrado de Sus pies (Heb 1:13). Él entiende con esto que seguirán eternamente hostiles contra Él, pero, para desplegar Su gloria los retiene bajo Sus pies en tormentos como estrado de Sus pies. Él dice: “Si el universalismo es correcto, entonces, ¿quién servirá como el estrado de Sus pies?” p.233 Sin embargo, esto supone que uno tiene que ser enemigo de Dios para poder servir de estrado de Sus pies. Eso no es lo que vemos en las Escrituras. El simbolismo de un estrado en la Biblia a menudo se refiere a la habitación de Dios. El arca del pacto y el templo donde Dios manifestaba Su presencia al pueblo son llamados el estrado de Sus pies (1Cron 28:2; Sal 132:7). En Isaías 60 Él dice que Él honrará o glorificará el estrado de Sus pies (Isa 60:13). Pasando al Nuevo Testamento, vemos que nosotros mismos, que una vez fuimos Sus enemigos en nuestras mentes por las malas obras, ahora somos Su templo o el estrado de Sus pies (Col 1:21; 1Cor 3:16). Las referencias a Sus enemigos llegando a ser el estrado de Sus pies habla de sujeción voluntaria – no una subyugación obligada. Así que, en respuesta a la pregunta de De Young: “¿Quién servirá como estrado de Sus pies?” la gloriosa respuesta es, “nosotros.” Como los que antes éramos enemigos, caeremos postrados a Sus pies en humilde adoración, asombrados por Su gloria y Su gracia. Quizás una de las declaraciones más claras e inequívocas acerca de la restauración universal de toda la creación con Dios a través de la muerte de Cristo en la cruz, se encuentra en el primer capítulo de Colosenses: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él… 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Col 1:16,20) Aquí Pablo enfatiza muy detalladamente que “todo” significa absolutamente “todo,” incluyendo todo en el cielo y en la tierra, sea visible o invisible – hasta incluye tronos, principados y poderes invisibles. Todo – absolutamente todo, fue creado por Cristo y para Cristo. Pero él no termina aquí. En el versículo 20 vemos que el mismo todo, sea en la tierra o en el cielo, fue reconciliado a Sí mismo en la cruz. No hay manera de que los Tradicionalistas puedan limitar la reconciliación descrita en este texto a los elegidos solamente o de una manera que excluya a muchos de la reconciliación lograda por la sangre de Cristo en la cruz hace 2,000 años. Lo único que pueden hacer es negar que significa lo que obviamente significa – que absolutamente toda la creación fue reconciliada con Dios en la cruz. Parece que De Young no ha podido decidir qué hacer con este pasaje. En un lugar él sugiere de Romanos 8 que solo aplica a la creación “inanimada,” que excluiría incluso el reino animal. [ii] Sin embargo, no solamente dice en Romanos 8 que “toda la creación” será liberada y restaurada, sino que la creación anhela ardientemente y gime en espera del momento en el que será liberada de la esclavitud. Tales características no son aplicables a objetos inanimados. Además, esto muestra un entendimiento equivocado de lo que realmente significa la palabra reconciliación. Es un término exclusivamente relacional, refiriéndose a la restauración de relaciones fracturadas. Solamente seres racionales, morales y caídos están necesitados de la reconciliación con Dios. En otra instancia De Young sugiere que solamente se refiere a la reconciliación de la “creación no-humana,” que incluiría al reino animal. Él dice: “Cuando Pablo habla de toda la creación siendo reconciliada, ¿no define esto explícitamente como toda creación no-humana, dado que fue sujetada a la frustración o esclavitud debido al pecado humano? p.237 Mientras esto explicaría por qué la creación anhela y gime, dado que los animales son seres racionales y emocionales en contraste con objetos inanimados que ni piensan ni sienten, todavía no explica cómo los animales podrían estar en enemistad contra Dios como para necesitar la sangre de Cristo derramada por ellos para poder reconciliarlos y traer paz donde había enemistad. La “reconciliación” es necesaria para restaurar a seres racionales y morales que están en enemistad contra Dios y por lo tanto necesitan ser reconciliados para restaurar la comunión con su Creador. El reino animal solo se beneficia indirectamente de la reconciliación de los seres morales, dado que fueron sujetados a la vanidad por culpa nuestra, y serán restaurados juntamente con el resto de la creación en los tiempos de la restauración de todos. En otra contorción de la lógica, De Young dice que la reconciliación es universal, pero aquellos que se niegan a creer serán reconciliados contra su voluntad por el uso de la fuerza. Él dice acerca de Colosenses 1:20: “En 1:20 Pablo incluye en sus palabras de ‘reconciliación universal’ no solamente los que creen en el evangelio (como los Colosenses, explicado en vv. 21-23) sino también los que son reconciliados por conquista y llegan a ser el estrado de los pies de Jesucristo en Su reino futuro. Son oponentes conquistados que se negaron a creer.” p.210 (énfasis mío) Una vez más, esto demuestra una falta de entendimiento acerca de lo que significa la reconciliación. Puede que eso sea subyugación, pero de ninguna manera es reconciliación, haciendo la paz mediante la sangre de Su cruz. Mientras es cierto que solamente los que creen experimentan Su reconciliación, dado que la reconciliación requiere una respuesta positiva de ambas personas, Dios ha prometido que finalmente todos creerán y confesarán a Jesucristo como Señor – hasta incluir aún los que están “debajo de la tierra” (Fil 2:10,11). Por un momento De Young argumenta que solamente la creación inanimada será reconciliada; entonces lo amplía para incluir al reino animal, y finalmente él argumenta aquí que todos son reconciliados, si bien algunos contra su voluntad. Él aquí presenta a los enemigos de Dios como “reconciliados” al mismo tiempo que están maldiciendo a Dios en un lago de fuego eterno que él llama el estrado de Sus pies. A mi forma de pensar, esto deprecia en gran manera lo que Cristo logró en la cruz por Su sangre derramada para todos. Por último, casi al final de su libro, De Young llega al grano de su problema, revelando por qué no están dispuestos a aceptar el sentido obvio y claro de Colosenses 1:20. Él dice: “No puede haber una reconciliación universal si algunos perpetuamente… son los objetos de la justica retributiva de Dios.” p.224 Aquí él se está refiriendo a 2 Tesalonicenses 1:9 que en la Reina Valera dice: “los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.” ¿Por qué es que los Tradicionalistas típicamente niegan o ignoran las declaraciones claras en las Escrituras acerca de la salvación final de todos, y ¿por qué tienen que dividir la naturaleza de Dios en amor y misericordia vs. odio e ira como si fueran polos opuestos, en vez de ver a todos como manifestaciones de su naturaleza esencial que es amor? Porque basan toda su teología en unos pocos versículos mal traducidos que dan a entender que el infierno es eterno. Aunque la duración y el propósito del infierno será el tema de otra sesión, este versículo no dice lo que ellos piensan que dice. En primer lugar, dice: “destrucción eonian” y no “perdición eterna” o “siendo destruidos eternamente.” La palabra traducida aquí “perdición” es olethros que significa “destrucción.” La morfología de esta palabra indica que es un sustantivo que habla del resultado de una acción y no la acción misma, así como nuestro sufijo -ión en español. [iii] Aun si la acción fuera a continuar por épocas, tiene que terminar porque el sufijo -ión enfatiza el resultado final y no el proceso. Sin embargo, como voy a demostrar en otra sección, la palabra traducida “eterna” (aionios) no significa “eterna” sino que es una palabra de tiempo refiriéndose a un período de tiempo largo, pero no obstante tiempo y no eternidad. Nuestra equivalente es eonian. Un eón es un tiempo largo, pero no es para siempre y mucho menos eterno, dado que la eternidad es sin tiempo. Una traducción literal corrige esta equivocación, como vemos con la Traducción Literal de Young: “los cuales sufrirán justicia (gr. dike)--destrucción era-duradera (aionios)--de la faz del Señor, y de la gloria de su poder.” (2Tes 1:9 YLT) Aunque veremos más sobre esto más adelante, vemos aquí que dike significa “justicia o pena justa” y aionios significa “era duradera” en vez de “eterna.” Los Tradicionalistas han traducido incorrectamente los pasajes refiriéndose al juicio y al infierno, y han negado o ignorado todos los textos acerca de una reconciliación universal. Hay muchos otros pasajes que claramente hablan de una reconciliación universal que incluye a todos los seres racionales aún sin utilizar la palabra “reconciliación.” Efesios 1 habla de una dispensación futura, que según Efesios 2:7 durará por las épocas venideras, hasta la época final llamada la “Época de las épocas” (lit. “tou aionos ton aiónon” Ef 3:21). En esta dispensación venidera, también conocida como los tiempos de la restauración de todos, todos serán reunidos en Cristo: “dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” (Ef 1:9,10) La palabra “reunir” es una palabra compuesta de aná que normalmente significa “otra vez” y kephalaioo, y significa “re-unir o unir otra vez bajo una sola cabeza.” En el Léxico Griego de Thayer él comenta sobre el significado de esta palabra en el contexto de Efesios 1:9,10, diciendo: “Aquí dice de Dios que él reúne otra vez para sí mismo (voz media) todas las cosas y seres (anteriormente desunidos por el pecado) en un solo estado unido en comunión con Cristo.” [iv] Las palabras “reunir” o “unir otra vez bajo una sola cabeza” cuando está hablando de aquellos que antes estaban en enemistad, como con la humanidad hacia Dios, es relacional e inseparable de la reconciliación. Así que, este pasaje, al igual que Colosenses 1:16-20, claramente habla de una reconciliación universal. El misterio de Su voluntad que ha sido revelado aquí en Efesios 1:9,10 es la restauración final de todos cuando toda la creación sea eternamente reunida en Cristo y Dios sea todo en todos (1Cor 15:28). Esto también es lo que Pablo declaró en resumen en Romanos 11:36: “Porque de (ek) él, y por (día) él, y para (eis “hacia dentro de”) él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” Como dice Colosenses 1:16, todo y cada uno fue creado por Él. Entonces, en el versículo 20 dice que este mismo “todo” fue reconciliado a (eis “hacia dentro de”) Él por la sangre de Su cruz. “Porque de (ek) él, y por (día) él, y para (eis “hacia dentro de”) él, son todas las cosas. Pablo no lo hubiera podido decir más claro. La verdad escandalosa revelada en estos pasajes y en especial en Colosenses 1:16,20 es que hasta Satanás y los ángeles caídos están incluidos en la reconciliación lograda en la cruz. Cuando Pablo incluye tronos, dominios, principados y poderes invisibles en la reconciliación, él claramente los incluye a ellos también, dado que no hay tronos, dominios, principados o poderes invisibles en necesidad de reconciliación aparte de Satanás y los ángeles caídos. Además, si son excluidos, no se puede decir que Dios será verdaderamente todo en todos, o que todos los que comenzaron en Él serán reunidos en Él. El argumento presentado contra una reconciliación total y una restauración de todos, que incluiría hasta Satanás y los ángeles caídos, es expresado por De Young cuando Él dice: “La Biblia no ofrece ninguna expiación, ningún perdón, ninguna esperanza, ninguna reconciliación para los ángeles caídos ni para Satanás.” p.247 (énfasis mío) En respuesta, primero quiero decir que su negación de que la reconciliación ha sido ofrecida a Satanás y los ángeles caídos es una negación osada de lo que está claramente expresado en Colosenses 1:16-20. En cuanto a una expiación y perdón, la reconciliación no es posible sin perdón y no es posible que un Dios santo perdone sin expiación. Así que, la reconciliación con Dios presupone expiación y perdón. Aunque la reconciliación no es experimentada hasta que uno se arrepienta y vuelva a Dios, Dios, en amor, hizo la provisión legal para la reconciliación de toda la creación, y Él ha jurado por Si mismo que cada rodilla se doblará y cada lengua confesará que Jesucristo es Señor, incluyendo hasta los que todavía están en rebelión debajo de la tierra. Aquí los Tradicionalistas usualmente citan Hebreos 2:14-18. Sin embargo, este pasaje solo se enfoca en lo que hizo Cristo para rescatar a la humanidad del poder de Satanás. Dice que Él tomó un cuerpo humano y murió para liberar a los que vivían con el temor a la muerte y vino a dar socorro a los que son tentados por Satanás. Como el enfoque aquí está en el hombre y no en Satanás y los ángeles caídos, esto ni niega ni afirma si Su muerte proveyó para la restauración de toda la creación también, incluyéndoles a ellos, o no. Pero los otros pasajes de restauración, y en particular Colosenses 1:16-20, no son para nada ambiguos. El hombre, creado a la misma imagen y semejanza de Dios, es el enfoque y motivo principal tanto de la creación, como de la restauración. Pero toda la creación participa en la restauración del hombre. El infierno es tanto penal como correccional, pero no es eterno, dado que, como con cualquier sistema penal justo, su meta y resultado final es la restauración. Todo el resto de la creación espera la manifestación de los hijos de Dios cuando comienzan los tiempos de la restauración de todos o la dispensación del cumplimiento de los tiempos (Rom 8:19-22). Y esta dispensación final culmina con todos siendo reunidos en Cristo y Dios siendo todo en todos entrando a la eternidad. Los Padres de habla griega de la Iglesia Primitiva entendieron esto, y no vacilaban en declarar que la restauración de todos, incluyéndoles a Satanás y los ángeles caídos, era una doctrina bíblica. Clemente de Alejandría (150 d.C. a 215 d.C.) dijo: “Así que Él de hecho salva a todos universalmente; pero a algunos como convertidos por castigos, y otros por sumisión voluntaria, así obteniendo el honor y la dignidad, de que a Él toda rodilla se doblará, de las cosas en el cielo, y las cosas en la tierra, y las cosas debajo de la tierra, es decir ángeles y hombres y las almas que partieron de esta vida antes de Su venida a este mundo.” [v] Orígenes, el sucesor de Clemente y cuyos escritos han sido los más leídos de todos los padres de la Iglesia a través de los siglos a excepción de Agustín, dice: “Es nuestra convicción que la Palabra prevalecerá sobre la creación racional entera…” [vi] Comentando sobre Efesios uno, Ambrosio de Milán (340 d.C. a 397 d.C.) dice lo siguiente: “Esto le parecía bien a Dios…manifestar en Cristo el misterio de Su voluntad…específicamente, que sería misericordioso a todos los que se habían perdido, sea en el cielo o en la tierra… Cada ser, entonces, en los cielos y sobre la tierra, está siendo restaurado a ser como fue creado hasta llegar al conocimiento de Cristo.” En su comentario sobre 1Corintios 15:27 dice: “Cuando cada criatura aprende que Cristo es su cabeza, y que la cabeza de Cristo es el Padre, entonces Dios será todo en todos; es decir que cada criatura creerá de la misma manera, y de una sola voz cada lengua de las cosas en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra confesará que hay un Dios del cual son todas las cosas.” [vii] Gregorio de Niza (330 d.C. a 394 d.C.) escribió: “Cristo…Él que no sólo libera al hombre del mal, sino que también sana al mismo inventor del mal.” [viii] Jerónimo (347 d.C. a 420 d.C.) dice: “La cruz de Cristo ha beneficiado no solo la Tierra sino también el Cielo… y cada criatura ha sido purificada por la sangre de su Señor.” “Así que, en la restitución de todas las cosas, cuando el verdadero médico, Jesucristo, habrá venido a sanar el cuerpo de la Iglesia entera, cada ser…recibirá su lugar debido… Lo que quiero decir es que los ángeles caídos volverán a ser como fueron creados, y la humanidad que ha sido expulsada del paraíso, será una vez más, restaurada al lugar de cuidar el paraíso. Estas cosas, entonces, sucederán a nivel universal.” [ix] “La mayoría de las personas entienden la historia de Jonás como si estuviese enseñando el perdón eventual de todo ser racional, aun incluyendo al diablo.” [x] “Los ángeles apóstatas, y el príncipe de este mundo, y Lucifer, la estrella de la mañana, aunque ahora rebeldes, desenfrenadamente andando de aquí para allá y hundidos en las profundidades del pecado, finalmente, se someterán al alegre dominio de Cristo y sus santos… Ningún ser racional perecerá para siempre.” [xi] Incluso San Agustín mismo reconoció que sus oponentes basaban su creencia en la restauración final de todos en las mismas Escrituras. Son los que defienden la doctrina Tradicional de castigo eterno los que tienen que negar o hacer caso omiso al significado obvio de múltiples textos de las Escrituras para poder negar la prometida restauración de todos, profetizada desde el comienzo del tiempo. Este tema es tratado con mayor detalle en mi libro: “El Triunfo de la Misericordia” que es un examen a fondo de las evidencias bíblicas, lógicas e históricas a favor de la naturaleza temporal del infierno y la restauración final de todos. Aquí solo quiero decir que, al negar todos los pasajes enseñando una restauración final de todos, los Tradicionalistas han quedado con un dualismo eterno donde el mal y su resultante muerte, dolor y lágrimas jamás terminan, contrario a las declaraciones claras de las Escrituras (Apo 21:4,5; Isa 25:8; 1Cor 15:22,26,28, etc.). [i] Nuestra palabra “cosas” no tiene equivalente en el griego. Tampoco necesariamente indica el género neutro que el sujeto es un objeto como en español. Cuando los traductores agregan nuestra palabra “cosas” en contextos que claramente refieren principalmente a personas y no a objetos inanimados, tomo la libertad de tachar la palabra “cosas” para mantener el enfoque en las personas y no los objetos inanimados. [ii] De Young dice: “¿Entonces, como puede responder los de la perspectiva evangélica?” En Romanos 8 es obvio que solamente la creación inanimada espera la liberación de su sujeción involuntaria a esclavitud (Satanás y sus ángeles son excluidos, dado que ellos voluntariamente rebelaron contra Dios y lo hicieron anterior a la caída del hombre.) p.231 [iii] Robertson, A. T.. A Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research (Kindle Location 2847). Kindle Edition. [iv] Thayer's Greek Lexicon: NT. 346 [v] Clemente de Alejandría, Comentary of 1 John Adumbrat. in Ep. I Johan., printed at the end of his Treatise, Quis dives salvetur, p.1009, Potter´s Edit. [vi] Origin, Contra Selsum 8.72. [vii] Allin, Universalism Asserted, p. 133. [viii] Gregorio de Niza, Catechetical Oraciones, Cap. 26. [ix] Allin, Universalism Asserted, p. 134. [x] Jerónimo. En Sal. xcii. 9.22 [xi] Jerónimo. En Sal. xcii. 9.22
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